El suelo está lleno de grietas. Solo unos pocos arbustos espinosos con hojas duras crecen aquí.
El sol late en la arena fina que se acumula en los surcos. El curso superior del arroyo de la Rocina ha estado seco desde principios de verano. Bienvenidos a Andalucía, conocida como La Huerta de Europa y que se ha convertido con el paso de los años en una de las principales zonas de explotación agrícola de Europa, siendo el invernadero su modelo de cultivo.
En el sector de frutas y hortalizas español hay unas 500 cooperativas y sociedades agrarias que producen el 40% del total nacional (unos 27 millones de toneladas anuales) por un valor en origen de unos 17.000 millones de euros.
Aquí es donde se cultivan casi todas las fresas producidas en España. Aquí, en la primavera, un mar de plástico brillante se extiende hasta donde alcanza la vista. Cada superficie cultivada está cubierta con láminas de plástico para proteger las fresas, que en su mayoría se venden en Alemania. Con esta fruta se "ganas mucho y fácilmente". Pero las plantaciones alrededor de la ciudad andaluza de Huelva absorben cada año más de veinte millones de metros cúbicos de agua, el equivalente a ocho mil piscinas olímpicas.
Hasta ahora, se han sacrificado alrededor de dos mil hectáreas de bosque para estos cultivos y, según la investigación de WWF, en el 63 por ciento de los casos son abusivos.
Dos tercios de las fincas, las granjas, se riegan gracias a manantiales explotados ilegalmente.
Entonces, en los últimos treinta años, el arroyo de la Rocina ha perdido la mitad de sus aguas.
Sin embargo este, es uno de los ríos más importantes del parque natural de Doñana, una reserva que alberga muchas especies raras, especialmente aves.
En una superficie de 1,5 kilómetros cuadrados, el WWF identificó 52 pozos y siete cuencas de recolección ocultas en el bosque. Según el Ministerio de Agricultura, en España hay cientos de miles de hectáreas de tierras de regadío ilegal gracias a medio millón de pozos ilegales. La cantidad de agua extraída de los acuíferos cada año sería suficiente para cubrir las necesidades de sesenta millones de personas.
Todo se vuelve problemático cuando "esta agua virtual" fluye en la dirección incorrecta
Aunque en la laguna cerca de la capilla de los peregrinos de Rocío, justo en el corazón de la reserva natural, los flamencos todavía deambulan, el humedal más importante de España se está secando.
El WWF informa continuamente a las autoridades andaluzas sobre el robo de agua.
En resumen, es precisamente el país europeo más afectado por el cambio climático el que permite una mala gestión del agua. España está luchando con el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones y el aumento de la evaporación. Si se confirmaran las tendencias observadas hasta ahora, el sur de España se convertirá en una zona desértica a mediados de siglo.
Sin embargo, la catástrofe podría evitarse si consideramos que el comercio mundial de productos alimenticios que no es más que un comercio de agua". Todo se vuelve problemático cuando "esta agua virtual" fluye en la dirección incorrecta, es decir, desde regiones áridas hasta ricas en agua. Por ejemplo de España a Alemania.
El término "agua virtual" fue acuñado en la década de 1990 por el geógrafo británico John Anthony Allan para ilustrar cómo el comercio de productos agrícolas desplaza el agua de una parte del mundo a otra. De aquí se ha derivado el concepto de "huella hídrica". En otras palabras, calcular cuánta agua se consume, directa o indirectamente, para obtener un producto específico.
La agricultura absorbe el 70 por ciento del agua que se consume en el mundo
Por ejemplo, para producir una naranja necesita 80 litros, por una copa de vino 109, por un kilo de carne de res 15.500. Países como España han agravado su situación al exportar productos con fuertes huellas de agua, porque el agua virtual que sale del país en forma de fresas o cítricos se elimina de la circulación local de forma permanente. En cambio, los países que importan productos con un alto contenido de agua protegen sus reservas de agua.
La agricultura absorbe el 70 por ciento del agua que se consume en el mundo. Dado que la industria agrícola también actúa de acuerdo con las leyes del sistema y alienta el comercio mundial y los grandes grupos industriales, grandes cantidades de agua virtual se mueven alrededor del mundo. Si se dirigieran en la dirección correcta, digamos desde Alemania a España - podría aliviar la situación en las regiones pobres en agua. Y sin embargo, la propia Alemania es uno de los mayores importadores virtuales de agua.
España debería convertir su producción agrícola. Pero los políticos prefieren apoyar el saqueo de las reservas de agua el mayor tiempo posible. Y los consumidores alemanes que compran fresas cultivadas en España contribuyen a crear en ese país la misma situación en la que ya se encuentra California.
