Una grave amenaza se cierne sobre el bien común más importante del mundo: el agua. Las compañías mineras, junto con las compañías de petróleo y gas, están afectando gravemente los recursos hídricos que apoyan a muchas comunidades locales en todo el planeta. Un nuevo informe del Observatorio sobre multinacionales destaca estas repercusiones negativas, denunciando la voracidad de las grandes empresas, su incapacidad para proporcionar respuestas adecuadas a la necesidad de conservación de los ecosistemas y el recuento de episodios de resistencia de la población.
En los países andinos, campesinos y nativos luchan contra proyectos mineros colosales en las montañas. En Australia, nació una alianza inusual entre agricultores y ambientalistas contra la explotación del coal bed methane (CBM), un gas típico de las regiones de la minería del carbón encerradas en depósitos de carbón sin explotar. En Brasil y Canadá, los residentes y las autoridades acusan a las compañías mineras de cuencas rotas que contienen aguas residuales tóxicas. En Argelia, la población del Sahara del sur se rebela contra el proyecto para explotar la cuenca de shale gas cerca de In Salah a través de operaciones de fracking.
Estas (y muchas otras) luchas sociales tienen una cosa en común, según el Observatorio: el agua. En su informe "Eau et extractives: responsabilité des multinationales", se ha examinado numerosos casos, cuya información proviene de investigaciones de campo.
"Este trabajo no solo destaca las muchas formas en que el sector minero impacta en los recursos hídricos (contaminación, sobreexplotación, destrucción de humedales y glaciares), explica el Observatorio, sino también la insuficiencia de las regulaciones y su aplicación. en este sector, la falta de conocimiento científico y la insuficiencia de las respuestas caritativas o tecnológicas de las empresas involucradas ".
La explotación del agua por parte de la industria minera, según el expediente, no tiende a disminuir con la modernización de la técnica. Por el contrario, los desarrollos recientes en el sector de hidrocarburos no convencionales (shale gas , arenas petrolíferas) han aumentado significativamente los riesgos para los recursos hídricos. De manera similar, los nuevos proyectos mineros en áreas cada vez más remotas implican la excavación de una cantidad creciente de roca para explotar vetas cada vez más modestas.
Finalmente, la crisis actual en todo el sector minero podría reducir aún más la calidad de las regulaciones sociales y ambientales, que ya faltan en muchos países.
En conclusión, el Observatorio de multinacionales exige que el derecho humano al agua, sancionado por las Naciones Unidas en 2010 y el año pasado por una resolución del Parlamento Europeo, sea reconocido como un derecho político, de modo que la autonomía de las poblaciones involucradas y su facultad para decidir su propio futuro y el del territorio.