El personaje de Gerard Butler es un ingeniero que, tras el fallo de la mayor parte de los satélites de control climático de la Tierra, deberá viajar al espacio con su hermano (con el que no se habla) para evitar así una tormenta artificial de proporciones épicas. A pesar de su absurdo argumento, la película de Dean Devlin es tremendamente entretenida, y los efectos especiales, espectaculares.