La revisión de la Directiva europea sobre aguas residuales plantea importantes retos, tanto mayores cuanto menor es el grado de avance alcanzado en los diferentes países y regiones en materia de sostenibilidad y gestión ambiental. La actual Directiva, que data de 1991, establece normas claras y concisas que se concretan en un articulado que ocupa nueve páginas, más tres anexos. Sus objetivos son: asegurar la calidad del agua, prevenir la contaminación de los ecosistemas acuáticos y preservar la biodiversidad. El paso del tiempo, las crecientes demandas sociales y los avances tecnológicos, han evidenciado la necesidad de actualizar y fortalecer esta norma para hacer frente a los nuevos desafíos ambientales y garantizar un suministro de agua seguro. La propuesta de actualización de la Directiva presentada por la Comisión Europea en el marco del Pacto Verde Europeo es un paso necesario para abordar estas cuestiones. Se trata de una propuesta muy ambiciosa que se extiende a lo largo de 59 páginas de articulado más ocho anexos. Su adecuado cumplimiento plantea el primero de los retos: hacer posible su implantación en los plazos previstos.
Entre los aspectos más destacados de la propuesta de la Comisión se encuentra la ampliación del ámbito de aplicación, que alcanzaría a las aglomeraciones de 1.000 habitantes equivalentes. Se exige para estas el disponer de sistemas colectores y tratar las aguas residuales para eliminar la materia orgánica biodegradable antes de su vertido. Asimismo, establece la obligación de activar planes de gestión integrada de aguas residuales urbanas.
La puesta en práctica de la revisión de la Directiva 91/271 sobre aguas residuales plantea desafíos muy importantes en materia de gestión y financiación
Otro punto clave se refiere contaminantes, especialmente nitrógeno y fósforo, y microcontaminantes, tales como productos farmacéuticos o cosméticos. En el caso de los primeros, se establecen límites más exigentes que los actuales. En cuanto a los microcontaminantes, que hasta ahora no se tenían en cuenta, pasan a ser objeto de un tratamiento denominado cuaternario.
Además, la propuesta plantea el objetivo de lograr la neutralidad energética en el tratamiento de aguas residuales urbanas. Ello implica, por una parte, reducir el consumo de energía, y, por otra, el uso de fuentes renovables en las plantas de tratamiento.
También se propone la introducción de medidas de vigilancia y control de las aguas residuales, a fin de obtener información determinante para la toma de decisiones en materia de salud pública.
Se trata, como vemos, de medidas ambiciosas cuyas ventajas son indiscutibles. Sin embargo, su puesta en práctica plantea desafíos muy importantes en materia de gestión y financiación.
Los Estados Miembros deberán realizar cuantiosas inversiones en infraestructuras, de nueva creación o de adaptación, para cumplir con los nuevos requisitos. Y algo no menos importante, especialmente en un país como el nuestro, con competencias compartidas en la materia. Me refiero a la gestión, explotación y conservación de las infraestructuras. Un gran reto para las administraciones públicas y para las empresas del sector.
La vigente directiva ha puesto de manifiesto las diferencias entre países y regiones en cuanto a su grado de aplicación. Financiación y gobernanza deben ir de la mano para asegurar la mejora del tratamiento de las aguas residuales de forma eficaz, eficiente y sostenible, adaptada a las circunstancias de cada territorio. El objetivo es único y compartido, pero la forma de llegar a él ha de ser necesariamente diversa, tal como es la Unión Europea.
En resumen, la revisión de la Directiva 91/271 es un gran avance hacia el objetivo de garantizar la salud de nuestros ríos, lagos y acuíferos, y asegurar un futuro sostenible para nuestro planeta. Es responsabilidad de todos trabajar juntos para cumplir con los nuevos estándares y proteger nuestro medio ambiente para las generaciones venideras. En lograr ese objetivo se esfuerzan diariamente la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha y las personas que la integran, entre ellas las que me han ayudado en elaboración de este artículo.