Desde el año 2010, la ONU (resolución A/RES/64/292) reconoce oficialmente el derecho humano al agua y al saneamiento. Más recientemente, en la Cumbre de Desarrollo Sostenible celebrada en 2015, se elaboró la Agenda 2030 que contiene los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El ODS 6 contempla metas orientadas a lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos y a mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación. Este objetivo está lejos de conseguirse a nivel mundial, y no hay que irse muy lejos para comprobar que el saneamiento y depuración de aguas residuales de los pequeños núcleos de población es todavía una tarea pendiente.
En Europa, la Directiva 91/271/CEE, sobre tratamiento de aguas residuales urbanas, establece que los estados miembros deben adoptar las medidas necesarias para garantizar el correcto tratamiento de dichas aguas antes de su vertido. España trata de forma adecuada el 97 % de la carga contaminante de las aguas residuales generadas, pero aún no ha logrado el 100 % de cumplimiento de la normativa. Ese incumplimiento es debido, principalmente, a la falta de sistemas de depuración en pequeñas aglomeraciones urbanas. En la Unión Europea, se consideran pequeñas aglomeraciones a aquellas con una población inferior a los 2.000 habitantes equivalentes, coincidiendo con el límite establecido por la Directiva 91/271/CEE.
El tratamiento de las aguas residuales en pequeñas poblaciones es clave para la sostenibilidad del ciclo integral del agua
Para situar la magnitud del problema hay que tener en cuenta qué de los más de 8.000 municipios existentes en España, el 72% cuenta con una población inferior a los 2.000 habitantes, elevándose al 47% los municipios que cuentan con menos de 500 habitantes. El tratamiento de las aguas residuales en pequeñas poblaciones constituye un reto medioambiental, ya que la devolución del agua al medio acuático en un estado óptimo tras utilizarla es clave para la sostenibilidad del ciclo integral del agua a largo plazo; un hecho que debería ser independiente al tamaño de la población. No hay que olvidar, que con el tratamiento adecuado se debe cumplir con los objetivos de calidad de los cuerpos receptores de agua, tal y cómo define la Directiva Marco del Agua 2000/60/CE.
El tratamiento de las aguas residuales generadas en las pequeñas poblaciones es una asignatura pendiente, cuya solución se ha ido aplazando, al priorizarse la depuración de los vertidos generados en las ciudades grandes y medianas. La esperanza estaba puesta en el nuevo Plan de Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (Plan DSEAR) aprobado mediante la Orden TED/801/2021, de 14 de julio, para el periodo 2022-2027. Para 2027, casi cuatro décadas después de aprobarse la directiva europea sobre depuración, se espera que España cumpla lo establecido por Bruselas para las aglomeraciones urbanas entre 2.000 y 5.000 habitantes que no cuentan con suficientes recursos para afrontar la construcción de las depuradoras y su mantenimiento. Sin embargo, en dicho plan, no hay ninguna actuación prevista para la depuración de aguas en poblaciones menores de 2.000 habitantes. Falta voluntad y solidaridad para abordar este problema, ya que existen tecnologías perfectamente desarrolladas que pueden utilizarse para el tratamiento de las aguas residuales generadas por estas poblaciones.
Las pequeñas poblaciones se caracterizan, en general, por generar un pequeño volumen de aguas residuales, pero fuertemente contaminadas. A ello hay que añadir el factor económico, ya que a menor tamaño de la población mayor es el coste de la depuración, siendo estos costes difícilmente asumibles por los municipios. Los sistemas de tratamiento centralizado presentan elevados costes de implantación y mantenimiento sobre todo en zonas de baja población y dispersa por lo que el tratamiento descentralizado de las aguas residuales está adquiriendo cada vez más relevancia.
Actualmente existen en el mercado tecnologías de depuración que presentan bajos requerimientos de energía, fácil mantenimiento y operación, funcionamiento muy estable frente a las oscilaciones de caudal y carga del agua a tratar y que se integran fácilmente en el entorno. Los sistemas extensivos de depuración, entre los que se puede citar el lagunaje, los humedales artificiales, los sistemas de aplicación al terreno, los lechos de turba, etc.; así como los sistemas de cultivo fijo, como los lechos bacterianos y biodiscos, son alternativas, ya contrastadas, para el tratamiento de las aguas residuales de pequeñas poblaciones y que presentan buenos rendimientos de depuración. Por tanto, si la tecnología existe, solo falta el interés y la voluntad de llevar a cabo las actuaciones necesarias.