De flores color azul púrpura, lavanda a rosáceo, los lirios acuáticos son un planta atractiva pero sumamente peligrosa para el medio ambiente al impedir la navegación, modificar los hábitats acuáticos y proporcionar un hábitat ideal para especies consideradas de alto riesgo para la salud como el mosco Anopheles sp., transmisor de la malaria.
Los lirios acuáticos son una especie exótica invasora (EEI), la cual al ubicarse fuera de su hábitat natural, encuentra condiciones propicias que les permiten colonizar nuevos ambientes y expandirse con rapidez, según se define en “Agua y medio ambiente. Un prontuario para la correcta toma de decisiones”, editado por agua.org.mx.
Por lo general, la introducción y dispersión de estas especies causa graves daños ambientales, económicos y a la salud, así como pérdida de biodiversidad y degradación de los servicios ecosistémicos. Para los ambientes acuáticos, la introducción intencional o accidental de estas especies tiene consecuencias impredecibles y a menudo irreversibles. El reemplazo de especies nativas por EEI altera la composición de las comunidades y los procesos de los ecosistemas, con graves efectos negativos, tanto ecológicos como económicos.
Otro ejemplo de EEI, es la invasión de plecos en la presa Infiernillo (ubicada entre los estados de Guerrero y Michoacán) que han costado a las pesquerías mexicanas más de 13 millones de dólares en pérdidas de producción.
El agua de las embarcaciones es una vía de introducción no intencional que puede transportar cualquier especie marina que en alguna fase del ciclo de vida flote libremente en el agua (plancton); se estima que en México hay cerca de 200 especies acuáticas exóticas introducidas por esta vía. Otras vías no intencionales son las bioincrustaciones, los canales artificiales, así como las presas, las plataformas de perforación, los remolques de embarcaciones y la dispersión natural (eventos meteorológicos extremos, migración de aves acuáticas, etc.).
Especies exóticas como la tilapia, las carpas y la trucha arcoíris se cultivan de manera extensiva. Otras, como el mejillón cebra, quitan nutrientes de los cuerpos de agua dulce y obstruyen tuberías de plantas hidroeléctricas. Las especies invasoras pueden causar también impactos sanitarios al ser portadoras de patógenos o parásitos ajenos al ecosistema. Por ejemplo, el caracol trompetero es portador de varias especies de parásitos del ser humano. Por lo que es necesario tener mayor medidas de control ante esta situación.
Si quieres conocer más información sobre las especies invasoras que habitan en nuestro país consulta el libro: “Especies acuáticas invasoras en México” , ubicado en la sección “Agua y biodiversidad” del Portal del agua.