Mediante el riego por aspersión aplicamos el agua de riego al cultivo de una forma parecida a la lluvia. Pero, al igual que a veces llueve con gotas más finas, gotas más gruesas o en una determinada dirección con mayor o menor ángulo de caída, así nos puede suceder durante el riego si no tenemos en cuenta algunos aspectos. Vamos a revisar qué aspectos del manejo de riego por aspersión son importantes controlar y qué cosas se deberían de hacer y no hacer con el objetivo de regar de la manera lo más eficientemente posible.
1. Revisa la presión de funcionamiento
Este es el factor más importante que debemos de controlar en la instalación de riego. Una presión excesiva causa una mayor pulverización del chorro de agua y un mayor porcentaje de gotas finas que son más fácilmente arrastradas por el viento. Asimismo los efectos de las pérdidas por evaporación son mayores cuando el porcentaje de gota fina aumenta. Por el otro lado una baja presión de funcionamiento produce todo lo contrario: un aumento del tamaño de la gota y una distribución irregular del agua en el terreno. Además la gota gruesa puede alterar la superficie del suelo.
El efecto de la presión de funcionamiento en la distribución pluviométrica de un aspersor lo podemos comprobar en las gráficas siguientes donde vemos que a presión normal la proporción de gota fina y gota gruesa es adecuada dando lugar a una distribución de agua uniforme en todo su diámetro regado. Cuando la presión es alta se produce una gran pulverización del chorro en la boquilla con la consiguiente formación de un alto porcentaje de gotas finas que quedan más cerca de la zona del aspersor, concentrándose en esta zona casi toda el agua y produciendo una distribución en forma de campana, siendo más sensible a la distorsión que provoca el viento. Cuando la presión es baja se forma un mayor porcentaje de gotas gruesas que, debido a su energía cinética, caen a una determinada distancia del aspersor originando una distribución en forma de diente de sierra. Las gotas gruesas cuando impactan en el suelo desnudo pueden causar costra y erosión.
Se deberá comprobar periódicamente la presión de funcionamiento de los equipos y revisar asimismo el estado de los manómetros de la instalación.
2. Ojo con las boquillas
Mediante las boquillas se canaliza el chorro de agua y se pulveriza sobre el cultivo. Los aspersores pueden tener una o dos boquillas, denominadas principal y secundaria, y estas pueden estar fabricadas en latón o en material plástico. Con el tiempo las boquillas se desgastan y por tanto necesitan ser reemplazadas. Si el agua procede de sondeos en los que la proporción de limos y arcillas es alta puede ocasionar abrasión a su paso por el orificio de la boquilla y acelerar su desgaste.
Las boquillas no deben de ser manipuladas, ya que esto influirá en la forma del chorro y en la cantidad de agua emitida por el aspersor. En alguna ocasión me he encontrado boquillas a las que se ha agrandado el orificio de salida utilizando un taladro. Esta manipulación ha dado lugar a la formación de un alto porcentaje de gota gruesa debido a la caída de presión del sistema.
Para zonas donde el viento es fuerte se recomienda montar en la boquilla principal una vaina prolongadora de chorro (VP) o bien incrementar la duración del riego para compensar la uniformidad de distribución del agua.
En la imagen anterior, a la derecha, vemos en primer término una fila de boquillas secundarias con la orientación correcta de la ranura, y luego dos hileras de boquillas principales de varios tamaños de orificio. La última fila incorpora vainas prolongadoras de chorro (señalada como VP).
Los aspersores sectoriales deben de regar con una única boquilla para evitar la acumulación excesiva de agua cerca del aspersor.
En caso de llevar los aspersores una boquilla secundaria, la ranura de esta se orientará, como si de las agujas de un reloj se tratase, en posición correspondiente a las nueve menos cuarto.
3. Vigila la pluviosidad
La pluviosidad es la cantidad de agua que cae en un tiempo determinado y en una zona concreta. La pluviosidad la medimos en milímetros/hora. Un milímetro es la altura que alcanzaría el agua si vertiésemos un litro en un metro cuadrado. Por tanto milímetros/hora equivale a decir litros de agua que se acumulan en un metro cuadrado durante una hora.
Cuando las pluviosidades son altas y se combinan con tiempos de riego elevados puede ocurrir que el terreno no sea capaz de absorber toda el agua que le llega y se formen charcos.
En la imagen anterior se observa lo comentado. Tomé la fotografía durante una visita a una instalación de riego por aspersión con tubería metálica trasladable. Se aprecian los charcos formados y cómo en esa zona la alfalfa no prospera debido al exceso de agua.
La pluviosidad depende fundamentalmente del tamaño de las boquillas del aspersor y del tiempo de riego.
A mayor tamaño de boquilla mayor volumen de agua aplicado sobre el terreno. Cuanto más prolongamos el tiempo de riego, más agua recibe el suelo.
4. Tubos porta-aspersores
En mis visitas de campo me he encontrado, sobre todo en instalaciones regadas por cobertura superficial, aspersores que forman ángulos excesivos con respecto al ramal que suministra el agua. Cuando se riegan cultivos de bajo porte, como por ejemplo alfalfa, esto no supone demasiado problema, pero cuando el porte del cultivo es alto, como ocurre con el maíz, el ángulo que forma la caña del aspersor sí puede afectar a la eficiencia de distribución del agua de riego.
Se debe vigilar que la placa estabilizadora se encuentre bien instalada para evitar desviaciones excesivas del tubo porta-aspersor.
Conclusiones
- Vigila la presión de funcionamiento de la instalación. Debes de regar a la presión que indica el fabricante de los equipos de aspersión.
- Vigila el estado de los manómetros. La graduación máxima de la escala de un manómetro debe ser tal que la presión normal a medir se ubique en la mitad de la misma.
- Las boquillas no deben de ser manipuladas. Deberán de ser reemplazadas en caso de desgaste excesivo. El control del caudal consumido por la instalación nos puede orientar sobre este aspecto.
- La ranura de la boquilla secundaria debe de fijarse en el aspersor en la posición similar a las nueve menos cuarto.
- Todos los aspersores que riegan simultáneamente en un bloque de riego deben de portar el mismo tamaño de boquilla.
- Los aspersores sectoriales deben de regar con una única boquilla.
- Vigila la pluviosidad del sistema para evitar escorrentías y encharcamientos.
- Comprueba la verticalidad de los tubos porta-aspersores.