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Agua que traspasa fronteras

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Este mes de agosto se cumplen 90 años de la constitución de la Confederación Hidrográfica del Segura, sólo unos meses después de la del Ebro. Este hecho supuso el inicio de un nuevo modelo de gestión hídrica basado en la unidad de cuenca y la superación de las fronteras provinciales. Este principio, unido al de la participación de los usuarios -de acuerdo a su denominación inicial de Confederación Sindical Hidrográfica, como recoge el decreto de constitución del 23 de agosto de 1926- es el sistema de gobernanza del agua que se está imponiendo actualmente en muchos países del mundo.

Ha discurrido desde entonces casi un siglo en un escenario de escasez hídrica muy difícil en la demarcación hidrográfica del Segura a causa de la desproporción entre los recursos disponibles y los usos. El excepcional clima para la producción vegetal, base de su sistema socioeconómico, ha supuesto siempre una presión continua para la disponibilidad de agua en esta cuenca que, recordemos, cuenta la menor pluviometría de la Unión Europea continental. Sus habitantes tan sólo disponen en régimen natural de una media de 400 metros cúbicos al año, bastante inferior a lo deseable para el normal desarrollo. Aumentar esta disponibilidad ha sido el gran reto, siempre presente en nuestros 90 años de historia.

Esta situación de déficit hídrico ha incentivado los distintos planes y proyectos que se han desarrollado a lo largo de estos años, como fue inicialmente la puesta en marcha de las grandes presas de regulación y la ordenación del regadío tradicional, o también la implantación y desarrollo de la Mancomunidad de Canales del Taibilla, que permite el abastecimiento de tres millones de personas con una gran garantía.

No fue ajeno a la cuenca el gran boom de las aguas subterráneas acometida por los propios usuarios especialmente durante los años setenta y que constituye una fuente muy importante de desarrollo y suministro de gran parte de los regadíos actuales, así como un fenómeno a vigilar a causa de los problemas de sobreexplotación. A estos proyectos siguieron a partir de los años ochenta la optimización de los recursos hídricos mediante los planes de ahorro y la modernización de regadíos, que han hecho posible una gran eficiencia en el uso del agua.

En esta misma década se produjo la entrada en funcionamiento del trasvase Tajo-Segura. La obra hidráulica más importante de la historia de España atraviesa las cuencas del Tajo, Guadiana y el Júcar, y junto al posterior trasvase del Negratín, que conectó con la cuenca del Guadalquivir, es un ejemplo de la interconexión de los sistemas hidráulicos nacionales de la que participa la cuenca del Segura.

La puesta en marcha del acueducto, que coincide con la entrada de España en la Unión Europea, supuso un impulso definitivo a la vocación exportadora de la cuenca del Segura. Cinco millones de toneladas al año de ‘agua virtual’ que traspasa fronteras en forma de frutas y hortalizas (el 30% del total de las exportaciones del sector en el país) constituyen un alimento demandado por 500 millones de consumidores del Mercado Común europeo.

La larga historia de catástrofes provocadas por las inundaciones y el régimen irregular de lluvias que ha sufrido nuestra demarcación dio lugar al desarrollo en los ochenta del Plan de Defensa contra Avenidas del río Segura, un proyecto ejemplar y que supuso la culminación de muchos años de estudios e ingeniería y que ha proporcionado un cambio cualitativo en cuanto a la seguridad de las poblaciones ribereñas.

El final de la década de los 90 y el comienzo del nuevo siglo ha estado marcado por el desarrollo de los recursos no convencionales, fundamentalmente regeneración y reutilización de aguas y desalación, que por su volumen y características suponen hitos a nivel mundial en el sector de la ingeniería y representan un exitoso ejemplo de la Marca España. Nuevamente, la incorporación del agua del mar al Dominio Público Hidráulico de la cuenca significa la superación de otra frontera.

A todos estos planes y proyectos específicos de la cuenca del Segura cabe añadir la implantación de una planificación hidrológica de cuenca, común al resto de demarcaciones hidrográficas. La importancia de este plan en el caso del Segura toma mayor relevancia por cuanto supone la constatación oficial de un déficit hídrico estructural y una hoja de ruta para superar los impactos sobre el medio hídrico generados.

Estas referencias son una buena muestra a pequeña escala de la gestión y gobernanza del agua desarrollada en España. Actualmente son objeto de interés por parte de muchos países, especialmente de Iberoamérica y de todos aquellos que padecen escenarios de escasez hídrica.

También, en este año de aniversario cabe una mención especial al reconocimiento obtenido a nivel internacional del Proyecto de Recuperación del Río Segura, galardonado con el ‘2016 European Riverprize’, posiblemente el premio de medio ambiente de mayor relevancia en Europa. El galardón reconoce la superación de un grave problema de contaminación en un río de muy escaso caudal y que ha vuelto a la vida gracias a la regeneración de sus recursos.

En estos momentos, como al inicio de nuestra historia, la Confederación Hidrográfica del Segura se enfrenta al gran reto de mantener el sistema socioeconómico de la cuenca, basado en el regadío. Pero ahora y a diferencia de lo que ocurría hace 90 años, el desafío es mucho mayor porque es preciso contar con un nuevo requisito ineludible en la gestión integrada de los recursos hídricos: la protección y recuperación del medio ambiente.

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