La actual fiebre transformadora digital que inunda el sector del agua se está convirtiendo en un tsunami que, si no tenemos claro cómo enfocar, nos puede conducir a territorios bastante complejos de gobernar. La gestión del ciclo integral del agua no solo conlleva procesos de gestión, atención al cliente y actividades comerciales, finanzas y RRHH, sino que también tiene un alto componente en gestión de procesos industriales. Captamos agua, la trasladamos, filtramos, tratamos, distribuimos y depuramos mediante procesos que tienen que ser convenientemente gobernados.
En el entorno de los procesos de operación y mantenimiento, la digitalización es un hecho; desde hace años, tenemos el 90% de las señales que necesitamos en nuestros sistemas SCADA e información de nuestros activos en un GMAO. Siempre podremos avanzar aún más sensorizando inteligentemente nuestros procesos, facilitando de esta forma la aplicación de técnicas de inteligencia artificial a nuestros sistemas operacionales, pero la virtualización en sí de nuestros sistemas más críticos es un hecho. En este sentido, la aplicación de la llamada transformación digital podemos entenderla como el direccionamiento de nuestra gestión hacia la Industria avanzada, evolución del concepto de Industria 4.0 que impera en el mercado.
En este marco, para gestionar adecuadamente el ciclo de vida de nuestros activos, veo necesario el planteamiento de un cambio de paradigma, la evolución del concepto de activo físico hacia el concepto de activo digital operacional (ADO). Cuando hablamos del ADO no nos referimos a un activo digital de entorno IT (documentos, audios, imágenes…), sino a la representación virtual de un activo operacional, gemelo del activo físico, que debe de ser creado, mantenido y gestionado al mismo tiempo y con más intensidad si cabe que el activo físico habitual.
Si en la gestión de un activo tradicional atendemos a variables mecánicas, eléctricas o físicas que condicionan su MTBF, mantenibilidad, criticidad u obsolescencia, la gestión de los activos ADO debe de estar centrada en su utilidad para la organización como fuente generadora de datos, la gestión de la calidad de los mismos y su gobernanza en un entorno de gestión avanzada mediante técnicas de Inteligencia operacional (iO).
La gestión del ADO debe de estar gobernada desde la sistemática de una inteligencia operacional centrada en la operación de datos
La gestión del ADO debe de estar gobernada desde la sistemática de una inteligencia operacional centrada en la operación y el análisis de datos que nos permita tomar decisiones en las operaciones a medida que se generan éstos o se recopilan en los sistemas de monitorización. Centrada en la monitorización continuada en tiempo real de los procesos y las operaciones de la empresa y en la asistencia a la optimización de dichas actividades y procesos en marcha, nos permitirá identificar y detectar situaciones no deseadas en los activos que se podrían corresponder con interrupciones, fallos o cuellos de botella en la operativa diaria. El modelo de iO debe de estar sostenido por una infraestructura coherente y robusta para el análisis de datos procedentes de la explotación de nuestros activos incluyendo un sistema SCADA orientado a la obtención de métricas definidas y KPIs de operación y procesos en tiempo real, un entorno especializado para el análisis machine learning de datos operativos y un modelo de automatización y ciberseguridad coherente.
La correcta gestión del activo ADO nos proporcionará una fuente de información de un inmenso valor, no solo para maximizar el ciclo de vida útil de los activos actuales de la organización sino también para los futuros. Utilizados como base para la necesaria evolución de la inteligencia operacional hacia sistemas avanzados de gestión de proyectos, explotación y mantenimiento con metodología BIM, gestión de la información de assets y AIM, gemelo digital operacional y técnicas avanzadas de análisis predictivo y prescriptivo, nos presentan un futuro ilusionante que nos permitirá alcanzar la gestión óptima de nuestros activos y la ansiada excelencia operacional.