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Agua, recurso para el desarrollo y la vida

Sobre el blog

Nadia Llorens Díaz
Directora de Programas de la Fundación Vicente Ferrer.

Publicado en:

Portada iAgua Magazine
  • Agua, recurso desarrollo y vida

El agua, aquel bien cada vez más escaso y preciado, es esencial para el desarrollo de la vida, y tiene un papel clave en la reducción de pobreza. Sin embargo, aún en pleno siglo XXI, la penuria del agua, su mediocre calidad y la falta de acceso a un saneamiento adecuado siguen teniendo un impacto negativo en la seguridad alimentaria, pero también en los medios y las posibilidades de vida y de educación para las familias más pobres.

El Decenio Internacional para la Acción “Agua fuente de vida” (2005- 2015) aunó esfuerzos para asegurar el respeto de los compromisos internacionales relacionados con el agua y las cuestiones relativas con este recurso, pero la realidad, a día de hoy, es bien distinta. La ONU estima que aún 2.000 millones de personas no tienen aún acceso a este recurso, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ya ha señalado que “si no se cuadruplican los esfuerzos e inversiones, no se podrá cumplir con la meta de lograr el acceso universal al agua para 2030, como marca la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible”. En este sentido, es importante recalcar que el simple acceso a este recurso no es suficiente si el agua no está limpia o no es segura para beber o se encuentra lejos y si el acceso a los retretes no es seguro o está limitado.

Ni el aumento de la demanda de agua ni el aumento del estrés hídrico han impedido que el agua deje de utilizarse de manera ineficiente

La India, país donde trabaja la Fundación Vicente Ferrer desde el 1969, es un país relativamente rico en cuanto a recursos de agua, y aunque alberga el 4% de todos los recursos hídricos del mundo, se encuentra en una situación de estrés hídrico gravemente intensificada por el cambio climático y la densidad de población. El país asiático acoge el 16% de la población mundial, y las previsiones apuntan a que superará a China en número de habitantes en 2027.

El aumento de población es una gran preocupación para el país, ya que, a más población, mayor será la demanda de agua, algo que a su vez acelerará el agotamiento de los recursos hídricos. Y no solo por esta demanda directa de agua para abastecer a la población, sino también por un uso creciente de esta agua para cultivar. Se estima que actualmente el 80-85% de los recursos hídricos son consumidos por el sector agrícola, y en el futuro se necesitarán más alimentos para poder satisfacer la demanda.

Todas las proyecciones futuras indican la India se convertirá en un país con escasez hídrica. El aumento poblacional no es el único de los problemas a los que se enfrenta. La distribución desigual de los recursos hídricos, que afecta también adversamente a la agricultura —principal fuente económica en las zonas rurales—, o el vertido de residuos humanos e industriales en las aguas, que contaminan los recursos hídricos de la superficie, son solo algunos de los factores que hacen que dichas aguas sean cada vez menos adecuadas para el consumo humano.

Ni el aumento de la demanda de agua ni la clara evidencia del aumento del estrés hídrico han impedido que el agua deje de utilizarse de manera ineficiente e indiscriminada, particularmente en la agricultura.

En este sentido, la Fundación Vicente Ferrer ha estado desde sus inicios y sigue estando comprometida con el agua. Conscientes de que la zona de intervención (la segunda más árida y desértica después del desierto del Rajastán) iba a marcar un punto de inflexión a la hora de diseñar su estrategia de desarrollo, la organización ha trabajado en dos grandes líneas. La primera, centrada en captar y retener el agua de lluvia a través de embalses o tanques de infiltración. Estos embalses almacenan y concentran el agua de escorrentía de las lluvias y pueden recargar el acuífero de grandes extensiones de terreno, aumentando la disponibilidad de agua de riego para la población. La segunda tiene como objetivo proveer a la población de sistemas de riego más eficientes (como el goteo, que optimiza el uso de un recurso tan escaso como el agua subterránea), al tiempo que se imparten formaciones sobre el uso eficiente del agua, contribuyendo así a nuestro compromiso con la Agenda 2030 y seguir sumando nuestro apoyo y esfuerzos a favor del agua.