Artículo participante en el I Concurso del Blogs del Día Mundial del Agua
Enterarse que en la Sierra Tarahumara hay indígenas muriendo por falta de agua, o especular que en otra comunidad rural, una niña murió por las balas en medio de un conflicto que involucraba una fuente de agua en un contexto de sequía, nos da una perspectiva distinta para celebrar el Día Mundial del Agua.
Una de las mejores formas de proteger el agua es pensar y trabajar en cómo usarla cuando no la tenemos. Cuando hay sequía, entonces si nos preocupamos en serio por el agua.
Una de las mejores formas de proteger el agua es pensar y trabajar en cómo usarla cuando no la tenemos. Cuando hay sequía, entonces si nos preocupamos en serio por el agua.
Para atender o prevenir la sequía se requiere una cooperación de distintos actores del sector agua, e incluso de muchos fuera del sector, ya que la sequía tiene efectos indistintamente de los sectores, y puede exacerbar conflictos entre ellos, agravando más los efectos perniciosos de la misma. Y por otra parte, los esquemas de cooperación entre los diversos usuarios, pueden ayudar a prevenir y mitigar los efectos de la sequía.
Por eso, en este día mundial del agua es pertinente comentar la “Reunión de Alto Nivel sobre Políticas Nacionales contra la Sequía” (HMNDP), que recién se realizó en Ginebra la semana del 11 al 15 de marzo, convocada y organizada entre otras asociaciones, por la Organización Meteorológica Mundial (WMO), la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y el Secretariado de la Convención de Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNCCD).
El objetivo de dicha reunión fue discutir los elementos y las mejores prácticas que deben contener las políticas nacionales para la gestión de la sequía, y sus conclusiones y documentos de trabajo se pueden consultar en http://www.hmndp.org/ .
Tradicionalmente la sequía se considera un fenómeno natural frente al que solo queda reaccionar atendiendo sus efectos, sin embargo en los últimos años, se ha venido desarrollando un enfoque que busca privilegiar la prevención, el manejo de riesgo de la sequía, y por supuesto mitigar los efectos que de ella se deriven.
A pesar de que a través de toda la historia de la humanidad se han registrado sequías en todo el mundo, son muy pocos los países que han desarrollado políticas nacionales para atenderlas, y en algunos lugares, regiones, y comunidades, las políticas que se ha desarrollado tienen un carácter esencialmente reactivo, para mitigar los efectos de la sequía.
En México, a principios de este año, se ha propuesto por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), desarrollar el Programa Nacional contra la Sequía (PRONACOSE), utilizando el nuevo enfoque preventivo. Como el desarrollo de esta nueva política nacional requiere todo un proceso de planeación técnica y concertación política, primero a nivel cuenca, y posteriormente a nivel de usuarios en cada una de las cuencas, al mismo tiempo que se desarrollan programas de gestión para los 26 Consejos de Cuenca en el país, se estarán atendiendo los efectos de la sequía en donde se presenten, utilizando una coordinación intergubernamental.
La elaboración de programas para prevenir la sequía por cuenca, constituyen un excelente ejemplo de cooperación en el sector, ya que se requiere coordinar esfuerzos de organismos operadores, o prestadores de los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento, con autoridades y usuarios de los distritos de riego, unidades de riego, y también con agricultores de temporal, pasando por las entidades responsables de monitorear la sequía, en el caso de México, esta responsabilidad recae en el Sistema Meteorológico Nacional (SMN).
Además es necesario coordinarse con entidades gubernamentales que apoyan la agricultura, e infraestructura agrícola y ganadera. Autoridades y empresas generadoras de energía hidroeléctrica, y empresas que son grandes consumidores de agua. Por supuesto las autoridades de protección civil y asistenciales también son parte de esta amplia coordinación, que insisto, rebasa al sector del agua.
Las medidas preventivas que cada uno de estos actores tiene que tomar, necesariamente están vinculadas a los demás actores en cada cuenca, por eso, la elaboración de los programas tiene este enfoque participativo y de coordinación explícita.
Otro actor que a veces pasa desapercibido dentro del sector, son las universidades y centros de investigación. Para la elaboración de los programas de sequía en los Consejos de Cuenca, la Conagua ha invitado a participar a varias Universidades que tienen experiencia en temas de investigación asociados a la sequía, su gestión, y las prácticas y tecnologías que pueden hacer más eficiente el uso de agua en diferentes sectores, esta vinculación y acompañamiento de investigadores, permite que constantemente se pueda estar mejorando la gestión, medición de vulnerabilidad, y herramientas de medición y alertamiento temprano para las sequías.
El trabajo que se desarrolló en Ginebra, es la conclusión de una serie de esfuerzos previos a nivel internacional que iniciaron a principios de 2011, y representa una ingente coordinación entre agencias que tienen que ver con la meteorología, la agricultura y la alimentación, la desertificación, y por supuesto las agencias gubernamentales encargadas de administrar el agua en los distintos países, nuevamente, se hace evidente la necesaria coordinación en el sector aún en el ámbito internacional, para que la gestión de las condiciones de no disponibilidad de agua sea más eficiente.
El cambio climático, nuestro “sospechoso habitual”, representa además un motor de la cooperación internacional y regional por los datos de exacerbación de sequías, particularmente en regiones que ya de por sí son consideradas áridas y semiáridas. Esta situación necesariamente llevará a una mayor cooperación entre instituciones de investigación, instituciones de medición climática, e instituciones de gestión del agua que ya se está dando de manera incipiente, y los resultados de dicha cooperación necesariamente requerirán también de una vinculación cada vez mayor con los distintos sectores económicos asociados directamente a la disponibilidad de agua.
Concluyendo, la sequía, y los efectos del cambio climático en su duración y exacerbación, presentan una oportunidad y al mismo tiempo necesidad de cooperación entre los distintos sectores del agua, rebasando incluso ese ámbito, e involucrando una coordinación con otros sectores que se ven impactados por la escasez del recurso hídrico.
La cooperación sectorial se puede y debe dar en los distintos ámbitos que componen el nuevo enfoque preventivo de atención a la sequía: 1) monitoreo y sistemas de alerta temprana para detonar medidas de prevención; 2) definir la vulnerabilidad de cada comunidad o sector para que sus medidas preventivas sean las correctas y; 3) tener planes de mitigación de los efectos de la sequía, ya que seguirá afectando y probablemente más severamente en algunos lugares por efecto del cambio climático.
La cooperación en el ámbito nacional e internacional puede darse de distintas maneras, según las características de gestión regionales, en México se está iniciando a través de los Consejos de Cuenca, sin embargo en otros países la coordinación ha sido estatal, regional o nacional.
El asunto de la sequía afecta la economía de las regiones por temporadas más largas que una inundación y sus efectos son mucho más extendidos, afectando particularmente a quienes viven en economías de subsistencia, por eso, yo considero que hablar de escasez del agua es una muy buena manera de festejar el Día Mundial del Agua.
Para festejar en serio, hay que tomarnos el agua y la falta de ella, en serio.