El agua representa el recurso natural más importante en la Tierra. Aproximadamente, el 70 % de la superficie terrestre es agua, encontrándose el 97 % como agua salada en los océanos y tan sólo el 3 % restante como agua dulce en forma de ríos, glaciares y aguas subterráneas, entre otros.
Actualmente, la escasez de agua afecta a más del 40 por ciento de la población mundial, y se estima que esta cifra aumente en los próximos años como consecuencia del calentamiento global. Además, aunque en los países desarrollados el acceso a agua potable está garantizado, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dos mil millones de personas todavía no tienen acceso a agua potable a día de hoy, y 700 millones ni siquiera la pueden utilizar como un recurso básico.
Desde las Naciones Unidas se ha impulsado la iniciativa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un proyecto conformado por 17 objetivos cuyo cumplimiento está fijado para el año 2030. De entre estos objetivos, el ODS 6 busca garantizar la disponibilidad de agua limpia y saneamiento a nivel mundial.
A pesar de que las metas se fijaron un año después de la Conferencia de Desarrollo Sostenible de Río en el 2012, cinco años después la ONU ya advirtió de que su cumplimiento en los países con bajo desarrollo económico será imposible. Es por esto que pequeñas iniciativas cuyo objetivo sea facilitar el acceso a agua potable en zonas remotas del planeta son todavía la única vía de escape para mejorar la forma de vida de estas poblaciones. Este es el caso de la rueda de agua, un proyecto impulsado en el 2014 desde Wello, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es facilitar a las personas el transporte del agua. Su sistema consiste en una rueda-carretilla en la que se almacena el agua, lo que permite empujarla rodando sobre el terreno.
La propuesta se implementó en India, segundo país más poblado de la Tierra, en el que 163 millones de personas no tienen acceso a agua limpia. Dotar de la rueda del agua a todas estas personas que tienen que recogerla en pozos alejados de sus viviendas, evita no sólo los problemas físicos derivados de transportar el agua en cántaros sobre la cabeza, sino que también reduce enormemente el tiempo que dedican las mujeres en muchos países en recoger agua, ya que los 50 litros de capacidad de la rueda triplican la cantidad de agua que se transporta a cada tiempo por los métodos tradicionales.
Según un estudio realizado en 2015 por las Naciones Unidas, en las zonas rurales de Asia, algo más del 50 por ciento de la población tiene acceso a agua potable, por lo que el resto de los habitantes tiene que ir a recogerla a pozos de abastecimiento, tarea realizada en su mayoría por mujeres.
En India, las mujeres de aquellas poblaciones en las que no llega el agua potable, destinan 35 horas semanales a la recogida de agua, tiempo que podría invertirse en educación para todas esas niñas que dejan sus estudios para dedicarse a las tareas del hogar, o tiempo que podrían destinar las mujeres en incorporarse a un puesto de trabajo.
Además, cabe mencionar un impacto inesperado: en las poblaciones de la India en las que se ha distribuido, la rueda ha conseguido una alta popularidad entre los hombres, que la ven como una herramienta ideal para el transporte del agua. Este efecto, aunque de primeras pueda parecer positivo, no representa un beneficio claro para las mujeres, que en algunos casos sustituirán esas horas destinadas a la recogida de agua a realizar otro tipo de trabajos.
Por lo tanto, aunque la rueda de agua no es ni mucho menos la solución definitiva, trae enormes beneficios a los países subdesarrollados, y su sencillez y fácil implementación hace que pueda llegar cada vez a más personas. No obstante, muchos de los avances que se implementen en los países como la India no traerán los impactos esperados hasta que no se invierta más en educación y se alcance la igualdad entre hombre y mujeres.