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Gestión comunitaria del abastecimiento de agua rural: ¿esperanza o realidad?

Sobre el blog

Pilar Cabrera Diez
Ingeniera Hidráulica en IDOM. Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos. MSc. de Agua y Saneamiento para la Cooperación.
  • Gestión comunitaria abastecimiento agua rural: ¿esperanza o realidad?

Tras un período en el que la gestión del abastecimiento de agua por parte de las propias comunidades en el entorno rural de los países en desarrollo se ha perfilado como el método de referencia, la falta de sostenibilidad de este sistema está generando grandes críticas. Sin embargo, la propia definición del concepto de gestión comunitaria puede resultar algo tramposa: ¿es una forma de dar voz a las comunidades o una simple delegación de funciones?

El problema de la sostenibilidad del abastecimiento de agua rural

En las últimas tres décadas, en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), se han desarrollado una gran cantidad de infraestructuras para buscar el acceso universal al agua potable. Este desarrollo se ha llevado a cabo bajo el paraguas de la teoría del "big push", que se basa en las economías de escala producidas por una inversión intensiva. Es precisamente la misma economía de escala que permitió la implantación en los lugares más aislados, la que provoca que cada uno de ellos, conceptualizados como un servicio, sea insostenible. Es decir, como es bien sabido, abastecer a poblaciones aisladas no es económicamente rentable. Sin embargo, la (necesaria) búsqueda de máxima cobertura requiere soluciones para que la falta de sostenibilidad no provoque la ausencia de estos servicios.

Gestión comunitaria del abastecimiento de agua rural

La importancia de la comunidad comenzó a reconocerse en la década de 1990. El enfoque de la gestión comunitaria (CBM) surgió como una solución en la que la comunidad receptora era la responsable de la operación, mantenimiento y gestión del sistema de abastecimiento de agua. Existen casos ampliamente documentados en los que este enfoque ha resultado exitoso, con ejemplos en América Latina (el modelo SISAR del estado de Ceará en Brasil; Banco Mundial, 2017) ) o en la India.

Sin embargo, los altos grados de no funcionalidad y la falta de sostenibilidad del sistema han hecho necesario un nuevo enfoque en el que el derecho al agua de las comunidades se conceptualiza como un servicio.

Paradigmas de la gestión comunitaria

Durante la década de los 90, la gestión comunitaria se extendió rápidamente adoptándose como perspectiva principal en la mayoría de las políticas de agua de los países en desarrollo. Esto se debió en gran parte, a que está basada en una serie de marcos teóricos, descritos por Harvey y Reed, que se encuentran fuertemente alineados con las ideas del pensamiento occidental actual, expresadas a continuación entre paréntesis. 

1. Adecuado con el enfoque de implantación de proyecto. (Proyecto concebido de forma lineal).  La gestión comunitaria encajaba perfectamente con la idea de implantación que llevaban a cabo la mayoría de las ONGs. Lógicamente, encontrar la financiación necesaria para un nuevo pozo en un lugar remoto de África resulta más sencillo y atractivo que para la monitorización y el mantenimiento del mismo. En los últimos años, la búsqueda de sostenibilidad está enfatizando cada vez más el abastecimiento de agua como un servicio continuado en el tiempo, más allá de la implantación inicial.

2. Capacidad y recursos limitados para soportar modelos alternativos para necesidades de bajos ingresos y altos costos. (Cuanto más barato, mejor (en los países en desarrollo)). La concepción del agua como un Derecho Universal (ONU, 2010), implica el cumplimiento obligatorio de ciertos estándares de calidad. Simultáneamente, los cambios socioeconómicos inherentes a un mundo globalizado, han llevado a la población de los países con bajos ingresos a exigir más calidad y estar dispuestos a pagar por ello. En este contexto, una solución de subsistencia económica no es la más apropiada.

3. Creencia ideológica en el potencial democrático de los enfoques participativos. (Empoderamiento por participación.) Está basado en la idea occidental de que la libertad individual está directamente relacionada con la posibilidad de tomar decisiones. Esta concepción no es universal, por ejemplo, en la cultura asiática se entiende que se es más libre si alguien con mayor formación toma la decisión por ti. Si bien la participación de la comunidad y la consideración de sus necesidades en el diseño, es vital, no lo es el hecho de que la administración sea llevada a cabo por ella.

4. Mal desempeño de las Instituciones gubernamentales. (Autosuficiencia.) Surge como una respuesta efectiva a la falta de cobertura de las instituciones oficiales en los países con bajos ingresos, pero peca de una simplificación excesiva del sistema. La profesionalización de la gestión y el mantenimiento es necesaria para brindar un servicio eficiente, especialmente en los sistemas más complejos basados ​​en el suministro de agua por tuberías.

5. Alineado con ideas neoliberales sobre el papel del estado (además el estado puede reducir los gastos). (Descentralización y privatización.) Paradójicamente, en contraste con la idea de colectividad, la descentralización (y / o privatización) puede entenderse como una forma de delegar funciones. Esto puede aumentar la eficiencia del servicio adaptándose a las necesidades específicas del contexto, pero el sentido colectivo y la búsqueda del bien común no deben perderse.

6. Idealización occidental de las comunidades de los países en desarrollo. (Heterogeneidad de la comunidad.) La idea errónea de propiedad: se basa en la idea de que la comunidad es homogénea y está dispuesta a participar, estableciendo a los individuos como inputs de un proyecto. Asimismo, equipara la idea de propiedad colectiva con la de propiedad privada. El deseo de mantener un sistema público está más relacionado con un sentido compartido de bien público que con la idea de propiedad.

El papel de las instituciones y las agencias de ayuda

Los conceptos de Community Manager plus y Coproduction surgen en el contexto de la conceptualización del suministro de agua como un servicio. Sobre la base de que en muchos de los casos en que la gestión comunitaria ha tenido éxito, las comunidades recibieron el apoyo de las autoridades, se concluye que la participación de las instituciones y la profesionalización del servicio son esenciales para una operación sostenible en el tiempo.

Además de las connotaciones humanitarias que implican expandir la cobertura de las sociedades rurales, es importante recordar que éstas están a cargo de satisfacer las necesidades alimentarias de un estado y que, a largo plazo, pueden expandir el mercado. Sin embargo, la creciente urbanización hace que caigan en un olvido sistemático. Las agencias de ayuda deben facilitar y apoyar tanto a las Instituciones como a las comunidades, pero este concepto puede resultar engañoso. Lo que debe ser sostenible en el tiempo es el servicio proporcionado, no el desempeño de estas agencias. El acceso al agua debe ser una necesidad cubierta por los Estados que, a través de subsidios cruzados y tarifas a los usuarios, pueda financiar un servicio de calidad que tienda a minimizar la necesidad de asistencia externa.

Conclusión

La gestión comunitaria del suministro de agua rural no se basa ni en esperanzas ni en realidades. Es simplemente una justificación teórica que busca responder a una necesidad. Es cierto que se basa en una serie de paradigmas que son el fruto de la sociedad en la que fueron creados y que, por lo tanto, pueden ser erróneos. Pero la crítica basada en este argumento no es constructiva. El problema de raíz es simplemente que no es una tarea sencilla que algo que no es económicamente rentable por definición pueda ser sostenible en el tiempo.

En este contexto, el apoyo de las Instituciones a las comunidades y la profesionalización para lograr la calidad requerida son de vital importancia para la sostenibilidad económica. Después de todo, las comunidades son (o deberían ser) parte de esas Instituciones y las Instituciones, responsables de la gobernanza de estas comunidades. Por lo tanto, siguiendo la necesidad de teorización y desde un punto de vista un tanto ingenuo, la inclusión de las instituciones no deja de ser una extensión del concepto de comunidad un paso más allá.