Este es mi post de presentación y lo empiezo con un dilema, el balance entre los distintos enfoques para mejorar la gestión de los riesgos de las avenidas, y nótese que no digo reducir las inundaciones. Se trata de la histórica lucha entre desarrollo tecnológico y la preservación del estado natural de los ecosistemas que poblamos. Es ese famoso desarrollo sostenible que puede aplicarse a todos los campos científicos e ingenieriles, con todo no tan fácil de aplicar.
La combinación de resistencia y resiliencia es un compromiso posible y necesario
La relación del hombre con los fenómenos de inundación es histórica y compleja. Desde el antiguo Egipto, el ser humano se ha aprovechado de los efectos positivos de las riadas, y sus fértiles lodos, al mismo tiempo que ha sufrido los avatares de la naturaleza. Siguiendo el hilo cronológico de la historia y de la ocupación de las ciudades y las actividades humanas en el territorio, cuando el hombre consiguió dominar la construcción de presas, diques y desecación de humedales, se olvidó del concepto de "riesgo". Ese riesgo que se percibe en ese primer momento de afrontar algo nuevo y ese riesgo residual que permanece a pesar de todas las medidas de protección, porque vivimos en un sistema aleatorio y cargado de fuentes de incertidumbre. Es debido a la negación de estos riesgos que el marco de trabajo se ha basado en la protección frente a inundaciones, es decir, en la reducción del nivel de amenaza, sin haber considerado ese componente de vulnerabilidad que nos dice que existe riesgo siempre que existe algo valioso, dícese bien material, vidas humanas, patrimonio cultural o ambiental.
Plaza San Marcos encharcada a nivel de marea 85 cm (nivel de alerta amarillo), el 14-04-2014. Máximo histórico registrado 194 cm en 1966. (Fotografía tomada por Quintilia López)
Sin embargo, y debido al punto de desarrollo en el que nos encontramos en muchos casos, y siempre dependiendo de las características específicas del objeto de estudio, la provisión de medidas estructurales es justificable y necesaria. ¿Quién retornaría Venecia a su estado primigenio, antes de que las islas se habitaran y por tanto no existiera ningún riesgo? ¿Pueden evacuarse países completos como Bangladesh con tantas pérdidas humanas anuales debidas al fenómeno que nos ocupa? ¿Cuál es nivel de tolerancia admisible para las afecciones en Londres?
La combinación de resistencia y resiliencia es por tanto un compromiso posible y necesario. Esta afirmación está probada en los sistemas más sensibles, por citar ejemplos famosos y que he tenido la oportunidad de conocer, tales como, el complejo lagunar Veneciano, los Everglades de Florida, los Países Bajos en concreto en la zona comprendida entre el delta de los ríos Mosa y Rin. En el caso de los Países Bajos, este compromiso se está implementado mediante el proyecto "Room for the River", en el que a pesar de sus estrictos niveles de protección, han decidido dotar de más resiliencia al sistema hidráulico.
Apostemos por un enfoque que incluyendo las últimas tecnologías, integre a su vez consideraciones económicas, ambientales y sociales.