Hay 3 situaciones relacionadas con el principio de la maternidad en las que el agua es clave:
- Durante el embarazo, es muy importante que la madre se mantenga bien hidratada.
- Cuando el bebé ya ha nacido, si optamos por lactancia materna, es sencillamente imprescindible beber mucha agua. Y, como sabemos que mucho de lo que ingerimos pasa al bebé a través de la leche, por supuesto queremos que esa agua sea de la mejor calidad posible.
- Si le damos el biberón, directamente esa personita a la que adoramos y acabamos de traer al mundo se alimenta con esa agua y la leche de fórmula que añadamos, sin pasar por ningún filtro materno. Por tanto, nos importa todavía más elegir el agua correcta.
Ahora, imagínate que tienes que tomar la decisión sobre qué agua beber o poner en el biberón envuelto en la mayor revolución hormonal posible y con todas las dudas que implica ser padre primerizo. Tenemos el caldo de cultivo perfecto para que mi querido marketing entre en acción.
La industria del agua embotellada se ha dado cuenta de este maravilloso nicho de mercado. Hacedme caso, es el mejor nicho posible. Los padres primerizos no queremos asumir riesgos y somos muy poco sensibles al precio. A ver qué padre en su sano juicio no paga el precio de una botella de agua mineral para los biberones de su bebé si cree que es lo mejor para él.
Marcas como Font Vella, por ejemplo, tiene una sección importante en su web donde explican con todo detalle cómo cambian las necesidades de agua de la madre en el embarazo y lactancia, y por qué son la mejor opción de agua en este periodo. De hecho, yo tengo en casa una botella personalizada para embarazadas que me hicieron llegar a través del centro médico. Te convencen diciéndote que es equilibrada, segura, de mineralización débil y baja en sodio. Pero esto no es todo, recalcan que cumple con los criterios de la Asociación Española de Pediatría. Esto es lo más parecido a una bendición para un padre primerizo.
Bezoya ha ido un paso más allá, y tiene un programa de televisión, Bebé a Bordo, que se emite en Divinity una vez a la semana. Además, tienen un blog dedicado a la maternidad y una sección de preguntas y respuestas. En el programa fomentan la lactancia materna, y por tanto recalcan constantemente la necesidad de que la mamá esté hidratada, y cómo Bezoya es la mejor opción porque no solo es de mineralización débil, sino muy débil.
Entonces, ¿Tengo que dejar de beber agua el grifo y empezar a comprar éstas u otras marcas de agua embotellada? ¿Y para el biberón de mi bebé? Pues si el agua del grifo de tu casa es potable, la respuesta, es que no. Pero no lo digo yo, lo dicen los mejores pediatras y matronas en los cursos preparto.
Estar embarazada o tener un bebé al que alimentar no cambia el tipo de agua que tienes que tener en casa. Es decir, si por lo que sea (yo no soy experta en calidad del agua), había motivos para que no bebieses agua del grifo, pues tendrás en casa agua embotellada y seguirás usándola. Si, como la que escribe, vives en Madrid donde la calidad del agua es excelente y hace años que no entra agua embotellada en tu casa, no tiene que empezar a hacerlo ahora.
Por supuesto, todos somos humanos, y hay cosas que son inevitables. Nos transmite más confianza una botella de plástico bonita, bien etiquetada, que se compra en un supermercado limpito y de confianza, que aquello que sale por el grifo después de pasar vete tú a saber por qué tuberías que no ves ni padeces (y si las padeces suele ser porque huelen mal o algo raro pasa). Pues adelante si es tu caso, no sufras con ello, y vete al súper a por agua embotellada. Pero es una necesidad creada, como tantas otras gracias a las cuales los que nos dedicamos al marketing tenemos trabajo.
¿Qué agua has bebido hoy?