Los usos lúdicos o recreativos en aguas interiores llevan años creciendo y una de las cuencas en España donde más manifiestan su pujanza es en la del Ebro. Además de las actividades de gran importancia que tienen lugar en los propios ríos (navegación en actividades de aventura aguas bravas, barranquismo), una parte significativa de estos usos de ocio se realizan en los embalses, al efecto verdaderos lagos artificiales.
Una reciente evaluación realizada por la Confederación Hidrográfica del Ebro, a través principalmente de encuestas y con el apoyo de otras fuentes de información, estima el número de usuarios anuales en los embalses de la cuenca del Ebro en 1,8 millones. Esta evaluación se ha realizado sobre 75 embalses que representan el 87% de la capacidad total de embalse de la cuenca.
Las actividades recreativas que se desarrollan los mismos son muy numerosas. En la siguiente tabla se muestran las más habituales:
La actividad que se desarrolla en un mayor número de embalses es la pesca (84,5% de los evaluados) y la que menos el kitesurf (7,0%), aparte de otras más inhabituales (buceo, competiciones, conciertos…). A estas cifras hay que añadir la actividad más común y ciertamente más numerosa del paseo, ya sea por la coronación de la presa, por ejemplo en La Sotonera, o por el perímetro del embalse y su entorno, que puede considerarse que se realiza en todos ellos. En algunos embalses como Ullívarri o Canelles se han llevado a cabo caminos vinculados a los mismos. En el caso de Canelles el camino de las pasarelas de Montfalcó-Montrebeig registra afluencias de 200.000 visitantes al año. Algunos embalses localizados en el entorno de núcleos urbanos juegan un papel fundamental en este tipo de esparcimiento, es el caso del pequeño embalse de La Grajera en las cercanías de Logroño, al que se puede incluso llegar caminando desde la ciudad.
Los principales embalses para la navegación según el número de embarcaciones declaradas de todas las tipologías (remo, motor, vela) son:
El remo está ampliamente distribuido en muchos embalses, aunque se concentra especialmente en los situados en los grandes afluentes pirenaicos; mientras que en el caso del motor y la vela, los embalses adecuados para esta práctica son menores, destacando para el motor los embalses de gran superficie del bajo Ebro, en particular Mequinenza, en conexión con la pesca, y los casos de Alloz y Ullivarri como embalses de la cuenca donde más se practica la vela.La pesca, como decimos, se desarrolla en numerosos embalses, pero con intensidad muy variable. La más numerosa y comercial tiene lugar en los embalses de Mequinenza y Ribarroja, relacionada con la captura del siluro y que atrae a pescadores internacionales. En Mequinenza se estiman un volumen de 100.000 pescadores anuales.
Además de las enumeradas, existen otras actividades significativas como son las competiciones deportivas (triathlon, regatas), cada vez más numerosas, los festivales musicales, en particular Pirineos Sur en Lanuza, el buceo, caza desde embarcación, “tubo float”, etc. Entre lo recreativo y puramente ambiental se encuentra el avistamiento ornitológico, existiendo varios embalses destacables en esta faceta. Atendiendo a la clasificación de los embalses por el número de aves invernantes en las mismas destacan principalmente Ullívarri, Ebro, Sotonera, Utchesa, San Lorenzo de Mongay, Urrúnaga y Monteagudo de las Vicarías, según el estudio “Caracterización de la importancia y potencialidades ornitológicas de los embalses de la cuenca del Ebro, CHE, 2016, (consultor: SEO-Birdlife)”.
Destacar también que varios embalses disponen de cámpines en sus inmediaciones y su ubicación en tal lugar es fundamentalmente debida a la presencia del embalse, desarrollando los campistas múltiples actividades recreativas relacionadas con el embalse, organizadas o no. Como mínimo están entre las absolutamente comunes el paseo y el “picnic, en un sentido amplio. Sin ser exhaustivos encontramos cámpines en el entorno de los embalses de Barasona, Alloz, El Grado, Estanca de Alcañiz, La Tranquera, Mediano, Santa-Ana, Talarn-Tremp, Mequinenza.
Por último señalar que aparte del uso del vaso del embalse, también estas infraestructuras facilitan en muchas ocasiones la práctica de actividades recreativas con la suelta de caudales. La mayor demanda social y turística de las actividades de navegación en los ríos se produce en verano, cuando de forma natural se trata de la época del año en que los caudales son menores y en muchos casos insuficientes para garantizar una práctica en condiciones; por tanto, la regulación que aportan los embalses es también clave para su desarrollo en ríos como el Gállego, Noguera-Pallaresa o el propio Ebro.
En definitiva, cuando hace algo más de cien años se elaboraba el Plan General de Obras de Canales o Riegos (1902) o el Plan Nacional de Obras Hidráulicas (1933), que ya contenían la mayor parte de los embalses hoy en día construidos, difícilmente podían imaginar que además del regadío, la hidroelectricidad, el abastecimiento o el control de avenidas, servirían también para el disfrute recreativo.