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Agua y cooperación: A debate

Sobre el blog

Rubén Olalla Salmón
Grado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Alcalá. Máster en Hidrología y Gestión de Recursos Hídricos. Máster en Sistemas Integrados de Gestión. Apasionado de todo lo que gira en torno al mundo AGUA.
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El pasado viernes 1 de diciembre, el Instituto Superior de Medioambiente (ISM) acogió una nueva edición de los Foros Ítaca, organizados como siempre por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) y que tuvo, esta vez, a un servidor como invitado y al agua y a la cooperación como actores principales en un momento complicado donde el tema del agua cada vez tiene una mayor relevancia en el plano social actual.

Durante la jornada, a la que asistieron unas 15 personas, expertos algunos ellos en hidrología, hidrogeología, ingeniería del agua y participantes en proyectos de cooperación internacional, ofrecieron una visión amplia y un debate muy enriquecedor sobre estos temas y otros de enorme actualidad que fueron saliendo a escena, especialmente en un contexto con el cambio climático de fondo.

Se comenzó la jornada poniendo de relieve la importancia del agua a nivel individual (como elemento base de la mayoría de reacciones químicas y procesos de nuestro organismo), para la sociedad (en los diferentes usos: doméstico, industrial, agrícola…) y para nuestro planeta (donde prácticamente de toda el agua existente, solo el 1% del agua es dulce y disponible en estado líquido).

“¿Hay suficiente agua en el mundo para todos?”  “¿El agua está en crisis?”

Ante estos datos, se expusieron a debate las siguientes cuestiones: “¿Hay suficiente agua en el mundo para todos?” y “¿el agua está en crisis?”. Como en todos los temas relativos al agua, cada perspectiva es diferente, pero queda claro que en términos absolutos hay agua disponible y no debería estar en crisis, en términos relativos desgraciadamente si que lo está. Pese a que únicamente el 1% del agua es dulce y está disponible para el consumo (esto supone unos 48.000.000 millones de metros cúbicos) pueden parecer escasos para toda la población mundial, las Naciones Unidas establecen que son recursos suficientes para cubrir todas las necesidades. 

Las Naciones Unidas establece que hay suficiente agua dulce en el Planeta para cubrir todas las necesidades  

Por lo tanto, el problema no está en la cantidad disponible del recurso. Además, tal y como se puede observar en el siguiente mapa de disponibilidad de agua dulce, excepto el norte de África y países del Golfo Pérsico y Asia meridional, el resto de los países gozan de una notable disponibilidad de agua dulce. Si bien es cierto, en este mapa se debe contar con la proporción de recursos hídricos y la población de cada país.

De esta manera, teniendo en cuenta que la cantidad de agua no es el problema, nos enfocamos en la otra cara de la moneda: la calidad. En este sentido, y por la variabilidad de parámetros y criterios de calidad en los diferentes países no hay uniformidad a la hora de establecer qué es un agua de buena calidad. En el mapa se observa como la mayor parte de todos los países presentan buen acceso a agua de buena calidad, excepto las áreas intertropicales de África, circunstancia que puede estar condicionada por la presencia de vectores y microorganismos que afecten de manera negativa al acceso y a la calidad del agua en estas zonas.

Pero el tema de hoy, no era debatir sobre el estado de la calidad del agua (que también), sino poner de relieve el papel del agua y la cooperación. Y en este sentido, tenemos que retrotraernos al año 2000 cuando fueron establecidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), estos objetivos tenían como fecha límite de cumplimiento el año 2015 y en algunos casos siguen sin cumplirse. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río + 20, 2012) se puso encima de la mesa la necesidad de incluir al agua como elemento de desarrollo, hecho que se culminó en el año 2015 con la elaboración y compromiso de cumplimiento de la Agenda 2030 y establecimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En esta lista de 17 objetivos mundiales ya se incluye uno de gran relevancia para nuestro debate, el ODS6: Acceso al agua potable y saneamiento.

Este objetivo mundial establece, entre otras cosas, que el reparto del agua no es el adecuado y siguiendo con esta tendencia actual, para el año 2050 se espera que al menos el 25% de la población mundial (1 de cada 4 personas) vivan en un país afectado por la escasez del agua. La sequía ya no solamente afecta al consumo humano, sino que también al hambre y desnutrición. Y esta circunstancia, junto con la mala calidad del agua, puede repercutir en problemas de enorme gravedad en seguridad alimentaria, higiene y un deterioro de la educación en países pobres de todo el mundo.

Cuando entendamos que agua y saneamiento van de la mano, habremos ganado una batalla contra todo tipo de enfermedades (Dr. Lee Jong-Wook)

El que fuera Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante los años 2003-2006, Doctor Lee Jong-Wook, estableció que no se puede entender el agua y saneamiento de manera diferente e instó a los Estados a esfuerzos por garantizar el acceso al agua salubre e instalaciones adecuadas para todos. Si se consigue este objetivo, dice: “se habrá ganado una importante batalla contra todo tipo de enfermedades”.

Hoy en día, la situación actual no es la más halagüeña, existiendo todavía unos 800 millones de personas sin acceso a agua potable y más de 2.000 millones sin acceso a instalaciones de saneamiento. Y no será por dinero, puesto que desde el año 2005 se ha aumentado en un 67% las inversiones en ayudas para el Desarrollo.

También se pusieron sobre la mesa de debate otras estadísticas acerca de la disponibilidad de agua potable y saneamiento (% de la población con acceso a una fuente de agua potable, % de la población con acceso a instalaciones de saneamiento, % de población que practica la defecación…), estadísticas todas ellas donde hay una clara desigualdad entre las diferentes regiones del mundo, y donde en algunos casos el problema radica en la gobernanza, en la gestión de estos temas y en las brechas culturales que existen frente al progreso en el saneamiento y gestión del agua.

El debate finalizó con una breve reflexión por parte de cada uno de los asistentes, acerca de los retos que la cooperación en materia del agua tiene a nivel mundial, y el denominador común es claro: Una mejor gobernabilidad y gestión del agua, el problema no parte de la cantidad sino de la calidad y del manejo de los recursos hídricos. También es preciso hacerse esta pregunta: Si el precio del agua fuera más caro, ¿tendríamos este problema? El problema de todo radica en la educación y en la conciencia, en el hecho de apreciar mucho más al agua en un hecho tan cotidiano como abrir el grifo. Otro de los asistentes ahondó sobre el origen del problema, y señaló que el problema del agua acabará cuando los países y personas encargadas de tomar las decisiones se comprometan a cumplir con sus metas del ODS6 y cuando el interés económico no vaya más allá del desarrollo de infraestructuras en todo el mundo par paliar la escasez de saneamiento, higiene y acceso al agua. Así mismo, algunos asistentes quisieron dejar por escrita su reflexión y opinión personal en una cartulina azul que se repartió al principio de la sesión (el cambio empieza dentro de nosotros).  

Y, por último, despedí la jornada con una frase del poeta estadounidense Wystan Hugh Auden, que nos puede servir y mucho para concienciarnos sobre la importancia del agua a todos los niveles: “Miles han vivido sin amor y ni uno solo sin agua”.