La primera vez que leí sobre la estrategia KISS me sentí un tanto molesto e incluso ofendido con este concepto impertinente y limitado. A día de hoy tengo claro que el keep it simple, stupid debería ser el punto de partida de cualquier proyecto y que la búsqueda de la simplicidad siempre aporta resultados positivos.
Y es precisamente esa búsqueda de la simplicidad la que me lleva a pensar que estamos dándole vueltas y vueltas al término de moda y la que me ha servido para dar con un título provocador y un motivo más para invitar a la reflexión en términos de economía circular.
Nos estamos olvidando de la base. Nos olvidamos que el principio es la consideración del residuo como recurso y la obligación de pensar en términos de sostenibilidad cuando planteamos nuevos productos. La necesidad de reutilizar y reducir el consumo en la búsqueda de la eficiencia y la obligada consideración de los ciclos independientemente del sector en que operemos.
Una economía circular persigue mantener el valor de los productos, materiales y recursos por el mayor tiempo posible (qué buen ejemplo nos brinda el agua en eso de reutilizar y dar nueva vida a un recurso que, afortunadamente, hace tiempo ya consideramos un bien muy preciado).
Considerando esta definición, llega el momento de hablar de herramientas y de valorar en qué medida vamos a ser capaces de interiorizar este concepto y preparar a los profesionales que han de aplicar estas herramientas y hacer posible el cambio.
Ahora que ya sabemos qué es, necesitamos avanzar en su puesta en marcha y conocer cómo una empresa puede aplicar sus principios a los productos que fabrica o a los servicios que presta.
Ecodiseño, compra verde y huella ambiental de la Unión Europea, probablemente sean las tres herramientas clave en este sentido y aquellas en las que debería incidir cualquier empresa comprometida con este compromiso. ¿Cómo se diferencian y qué hace especial a cada una de ellas? A saber:
- El ecodiseño consiste en incorporar criterios ambientales en la fase de concepción y desarrollo de cada producto (bien o servicio), tratando de tomar medidas preventivas con el objetivo de disminuir los impactos ambientales en las diferentes fases de su ciclo de vida, desde la producción hasta la eliminación del mismo.
La economía circular trata de desvincular el crecimiento económico de un obligado consumo de recursos naturales. En el tránsito hacia una economía circular, las empresas hacen todo lo posible por conservar los recursos y aprovecharlos, evitando en la medida de lo posible el consumo de nuevos recursos, especialmente de aquellos que pueden resultar críticos. En definitiva, la economía circular es el ecodiseño llevado al máximo, pensando, desde el diseño inicial, cómo conseguirlo.
- Por su parte, la huella ambiental de productos (HAP) y organizaciones es una medida multicriterio del comportamiento ambiental de un producto (bien o servicio) y de una organización, a lo largo de su ciclo de vida.
La huella ambiental de la UE es un buen indicador multi-criterio que evalúa el ciclo de vida completo y que resulta de gran utilidad para: valorar adecuadamente el perfil ambiental de un producto; identificar los puntos críticos en los que es de mayor interés concentrar los esfuerzos; identificar las oportunidades de mejora y evaluar las consecuencias ambientales de un cambio de diseño o de una mejora de un producto. En definitiva, la huella ambiental de la UE es un indicador multi-criterio que las empresas pueden emplear para incorporar los conceptos de la economía circular en sus productos.
- Por último, la compra verde basa su estrategia de aplicación en el plan de acción sobre consumo y producción sostenible y una política industrial sostenible, una nueva comunicación de compra y contratación pública verde.
Conocer y saber aplicar estas tres herramientas probablemente sea la más inteligente forma de comenzar el deseado camino hacia la economía circular.
Ya sólo falta identificar si estamos dispuestos a recorrerlo.