La irrupción de las redes sociales, la apuesta por el networking y la consideración de nuevas herramientas susceptibles de ofrecer visibilidad a nuestro perfil nos obligan a reflexionar con calma y diseñar de forma ordenada nuestra hoja de ruta en términos de búsqueda de empleo, mucho más si hablamos de perfiles cualificados. Los portales de empleo están saturados de candidatos y hay ya numerosas empresas intentando seleccionar talento mucho antes de que surja la necesidad en su equipo.
En el Instituto Superior del Medio Ambiente estamos en permanente conexión con empresas y profesionales, favoreciendo la creación de espacios y actividades que sirvan de contacto entre unos y otros. Fruto de esta experiencia y del análisis de los resultados obtenidos, me permito compartir hoy una breve reflexión sobre cuatro aspectos que considero determinantes en este sentido:
Uno debe conocerse. Y ello implica saber quién soy y qué puedo aportar. Está bien saber qué quiero pero es mucho mejor saber además en qué soy bueno, cuáles son mis puntos fuertes y cuáles son mis principales aptitudes. Sólo conociendo qué puedo ofrecer y en qué medida aporto valor seré capaz de dar respuesta a la demanda existente. Quizás la pregunta clave que debamos hacernos aquí es qué problemas sabemos resolver.
Hay numerosas empresas intentando seleccionar talento antes de que surja la necesidad en su equipo
Uno debe especializarse. Especializarse es definirse. Y uno debe definirse no desde el objetivo de marcar límites y barreras sino desde el enfoque de quien trasmite con claridad a su entorno profesional qué puede esperar de él. Ser un experto en aplicación de Sistemas de Información Geográfica o presentarme como especialista en Contaminación de Suelos y Aguas Subterráneas permite a mi interlocutor y potencial contratador identificar a la perfección qué puedo aportar. Adicionalmente podré hacer muchas cosas más y seguro tendré conocimientos, aptitudes y experiencias que complementan ese perfil pero hoy por hoy, el motivo por el que alguien va a ponerse en contacto conmigo es porque soy bueno en aquello en lo que soy bueno. Mi análisis en este sentido debería dirigirse a determinar si estoy ofreciendo aquello por lo el mercado está dispuesto a pagar.
Uno debe definir su estrategia. Si no tenemos un horizonte claro y un rumbo preestablecido, difícilmente podremos saber si los pasos que estamos dando nos llevan al destino deseado.
Acotar el tipo de proyecto que me interesa, identificar el sector al que me dirijo o elegir la forma en que voy a ponerme en contacto con la empresa son aspectos clave que debería definir con anterioridad. Puedo seguir apostando por las candidaturas espontáneas y puedo abrir 32 alertas distintas de otro número equivalente de portales de empleo pero, si lo hago, debería considerar si esa fórmula me está aportando algún resultado.
Si por el contrario soy capaz de definir una serie de acciones, prever unos plazos en los que llevarlas a cabo y hacer un seguimiento pormenorizado de las distintas etapas, la posibilidad de acceder a una pequeña parte del mercado oculto será seguro mayor. Seguimiento además imprescindible si consideramos que aquí, como en otros muchos campos, sin medición no hay control, no hay evaluación y no hay mejora.
La búsqueda de empleo en este contexto se basa en nuestra determinación para romper las reglas
Uno debe centrarse. Focus, que dicen los anglosajones. Porque si no somos capaces de concentrar toda nuestra energía en diseñar, ejecutar y hacer un seguimiento de nuestra estrategia, será complicado que podamos tomar medidas al respecto.
La mejor forma de identificar si voy en la dirección correcta es cuestionarme si lo que estoy haciendo hoy me acerca o me aleja el punto en el que me gustaría estar mañana.
La búsqueda de empleo en este contexto se basa al fin y al cabo en nuestra determinación para romper las reglas, para diferenciarnos y para optar por un camino distinto al de la inmensa mayoría.
Prueba. No tardarás en detectar que optar a oportunidades profesionales y tener éxito en la búsqueda no es cuestión de suerte. Es cuestión de estrategia.