El Brazo del Este es uno de los antiguos brazos en que se dividía el río Guadalquivir en su recorrido por las marismas. Situado a unos 17 kilómetros al sur de Sevilla, en los términos municipales de Coria del Río, Dos Hermanas, La Puebla del Río, Las Cabezas de San Juan, Lebrija y Utrera, en 1989 fue declarado Paraje Natural por la fauna existente en la zona.
Según el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de este espacio, “la gestión de los recursos hídricos se orientará hacia objetivos de protección de las especies y ecosistemas, a través de una gestión activa de los niveles hídricos del antiguo cauce del Brazo del Este”. También establece entre sus objetivos la mejora de la cantidad y calidad del agua. Sin embargo, un año más, el escenario que presentaba esta primavera resultaba lamentable. Prácticamente seco y con grupos de cigüeñas y gaviotas comiendo las carpas muertas que se amontonaban entre el barro. Se habían perdido ya las puestas de aves típicas del carrizal inundado, como buscarlas o carriceros.
Cúmulo de agravantes
El Brazo del Este es uno de los antiguos brazos en que se dividía el río Guadalquivir en su recorrido por las marismas
Pero esta no es una situación nueva. SEO/BirdLife es consciente de que el deterioro de este espacio no es producto de actuaciones recientes, sino que es consecuencia de múltiples acciones que se vienen acumulando a lo largo de los años, que se cometen con total impunidad, y que han llevado a este paraje natural a una situación de alarmante abandono.
Entre las agresiones a este espacio que SEO/BirdLife ha detectado, se encuentran la inadecuada gestión de la carga ganadera (equina y ovina) que provoca daños en la vegetación natural (por ejemplo, praderas de almajos, en franca regresión en toda Andalucía) y en las puestas de aves que anidan en el suelo; quemas de vegetación natural para generar pastos; laboreo de parcelas con vegetación natural que debe conservarse según establece el PORN; destrucción de colonias de canastera y otras aves por el uso de los terrenos en los que crían como pista de aterrizaje y despegue para las avionetas que realizan labores agrícolas del arrozal, y uso incontrolado de cañones de aire comprimido para ahuyentar aves en las inmediaciones de lugares de nidificación de especies protegidas.
No solo eso, sino que en los arrozales aledaños se tiene constancia de que se realizan sistemáticamente matanzas de calamones, a los que últimamente se ha añadido otra especie de ave a la que se “acusa” de provocar daños en los cultivos: el morito común.
Se llevan a cabo matanzas de calamones y moritos bajo el pretexto de que dañan los cultivos.
SEO/BirdLife ha dirigido una carta a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio exponiendo todas estas cuestiones y ofreciendo su colaboración para buscar soluciones consensuadas que mejoren la conservación de este espacio. “La consejería debe tomar medidas urgentes para paliar todos estos problemas”, afirma José Eugenio Gutiérrez, delegado Territorial de SEO/BirdLife en Andalucía.
Entre otras, la consejería debería realizar actuaciones para garantizar la adecuada gestión hidrológica del paraje, poniendo a punto las infraestructuras diseñadas para tal fin y que, a día de hoy, se encuentran dañadas o fuera de servicio (compuertas y estaciones de bombeo). Al quedar seco el paraje natural durante gran parte del año, se está produciendo una salinización de los suelos, y el eneal (uno de los hábitats fundamentales para la avifauna) está siendo sustituido por tarajal.
También debería realizarse un control eficaz de las actividades agrícolas y ganaderas que se desarrollan dentro de los límites del paraje natural para garantizar la consecución de los objetivos de conservación de vegetación y fauna. Además, como integrante de la Red Natura 2000, este espacio debería contar con un plan de gestión que establezca objetivos de conservación cuantitativos para los hábitats y las especies por los que fue declarado bajo esa figura de protección.
El ganado afecta a la vegetación natural y a las puestas de aves que anidan en el suelo.