Presas, depósitos de hormigón de agua potable y contra incendios, aljibes para riegos, depuradoras, digestores, EDAR, ETAP, tanques de tormentas, tan necesarios para evitar inundaciones y reutilizar el agua de lluvia, viaductos, canalizaciones que transportan agua potable, tuberías que surten a municipios y ciudades y un largo etc. son los elementos que el ser humano, a lo largo de la historia ha ido diseñando y construyendo para hacernos la vida mas fácil y poder utilizar el agua.
Muchas de estas infraestructuras comparten un elemento común que es el hormigón, al tener unas propiedades de durabilidad y facilidad en su ejecución, unido al coste, es el material mayoritario de casi todas estas construcciones.
La mayoría se construyeron con una vida útil de 50 a 100 años y muchas ya están obsoletas, habiendo sido reparadas, con mayor o menor éxito.
Si bien es cierto que la reparación es mucho mas barata que su demolición ( sin tener en cuenta la biosostenibilidad, por supuesto) y nueva construcción, en numerosas ocasiones, las reparaciones no han sido bien diseñadas o bien ejecutadas y es que se siguen usando soluciones tradicionales, tal vez por desconocimiento o por miedo a usar nuevas técnicas y tecnologías.
Y es que unir materiales diferentes, como son morteros, epoxis, poliureas, etc. con el hormigón, así como hormigones de diferentes edades, no es tarea fácil y no suele dar un resultado muy duradero en el tiempo.
En Australia, hablando de nuevos proyectos y de estudios o avances científicos, parece que van a usar los propios lodos de las depuradoras para reparar el hormigón agrietado de las tuberías del alcantarillado, no se sabe con certeza si funcionara, pero es una idea innovadora, donde además, un material desechable se va a reutilizar, generando la famosa economía circular.
En España, existen sistemas de tratamiento de patologías del hormigón, que deberían usarse como medios preventivos, es decir, antes de, aunque todos sabemos que eso no funciona así, ni por parte de las administraciones publicas ni por parte de nosotros mismos, somos un país donde se arregla lo que se rompe, no tenemos una política de mantenimiento muy extendida, aunque poco a poco algo se va consiguiendo hacer.
De esta manera, sería posible conseguir que nuestras queridas infraestructuras que nos surten de agua, gozaran de una vida útil mayor, sin tener que desembolsar un gasto enorme por parte de todos y al mismo tiempo no generar contaminantes ni agentes dañinos al medio ambiente, ni por supuesto al agua que bebemos, o con la que lavamos a nuestros bebes ( no solo hay plástico en el biberón).