El próximo 1 de junio la Cátedra del Agua del Agua y la Sostenibilidad celebra en Murcia su IV jornada, centrada en esta ocasión en la gobernanza tradicional del agua en cuencas deficitarias, prestando especial atención a la Huerta de Murcia y su particular sistema hidrológico, formado originariamente a partir de La Contraparada, enclave histórico, hidrológico, ambiental, paisajístico y cultural.
La Huerta de Murcia nació de manos del pueblo árabe, en la confluencia de los ríos Segura y Guadalentín. Los musulmanes supieron extraer las aguas del Segura y distribuirlas por la huerta. Para ello crearon un complejo sistema hidrológico a partir de la presa de la Contraparada y de las tres acequias que de ella parten: las dos mayores que riegan toda la huerta, una por el Norte —denominada Aljufía—, y la otra por el mediodía —llamada de Barreras o Alquibla y la de Churra la Nueva, que parte aguas arriba de la Aljufía, y del mismo río.
Este peculiar sistema se basaba en la combinación de las “aguas vivas”, las derivadas directamente del río Segura, con una prolija red de conducciones (escorredores, azarbetas, azarbes) que además de permitir la extensión horizontal del regadío hacia tierras más alejadas del río, recogían el agua sobrante, las “aguas muertas”, que era conducida de vuelta al mismo. El funcionamiento de este particular sistema de riego de la huerta de Murcia fue comparado con el organismo humano en el que “un sistema de arterias lleva la sangre a todas las partes del cuerpo, de donde la recogen y devuelven al torrente circulatorio los mil pequeños cauces de nuestro sistema venoso” (Díaz Cassou, 1887).
Tan peculiar y tradicional sistema de explotación de un río de recursos escasos merece un estudio desde una perspectiva histórica y actual. Este es el objeto de las IV jornadas de la Cátedra del Agua y la Sostenibilidad, en las que, una vez más, de la mano de grandes especialistas en la materia analizaremos, de un lado, la pieza fundamental de todo el sistema, La Contraparada, como enclave ambiental, su red de acequias y azarbes que conforman un destacado patrimonio hidrológico y crean un paisaje singular; y del otro, la tradición y modernidad en la gobernanza del agua en esta zona del levante español, sus Ordenanzas y costumbres y su agricultura.