El sector de la minería existe en nuestro país desde el siglo XIX. A pesar de ser uno de los trabajos más duros y con mayor riesgo que existen en la actualidad, esta actividad ha contribuido al desarrollo económico del país. Actualmente hay más de 3.600 explotaciones mineras en España, que generan 29.500 empleos directos.
La periodista Mirentxu Mariño publicó hace unos años en 20 Minutos un interesante análisis de la minería en España, un sector que en los últimos tiempos ha pasado por varios altibajos provocados por las crisis financieras, el desempleo, el cambio hacia un modelo sostenible, entre otras causas.
Hasta hace unos años, la minería sólo se centraba en optimizar la producción sin tener en cuenta las afectaciones al medio ambiente
Contaminación atmosférica y del agua
El doctor en Geología, Javier Lillo Ramos, analizó los impactos de la minería en el medio natural, tanto a nivel atmosférico (gases emitidos por la maquinaria, la emisión de voladuras, la formación de aerosoles tóxicos, entre otros) como a nivel del agua (ocupación de lagos, pérdida de masas de agua, variaciones del nivel freático, variaciones del ph, el drenaje ácido, entre otros). Se evidencia que esta actividad, si no se lleva ningún tipo de control, puede generar graves efectos de contaminación.
Los efectos en el río Tsolum (Canadá)
Canadá és una de las grandes potencias mineras. No en vano, Potash Corp es uno de los máximos exponentes en la extracción y comercialización de potasa en el mundo. Me centraré en analizar los efectos de la minería en este curso fluvial, a raíz de la actividad minera en el Monte Washington. Debido a la extracción de cobre en una mina a cielo abierto en esta zona durante 30 años (1964-1994) y a su posterior abandono por causas económicas, se contaminó el río Tsolum, perjudicando a la población de salmones, debido al abandono de 940.000 toneladas de rocas residuales, que desprendían productos tóxicos que llegaban a las masas de agua.
Afortunadamente, a raíz de varias iniciativas que contaron con ayudas del gobierno de Canadá, se pudieron llevar a cabo actuaciones que están recuperando la calidad del río. A pesar de esta mejora, el proceso de recuperación será lento.
En Canadá, el abandono de una mina de cobre ha generado importantes daños en ríos que todavía hoy están en fase de recuperación, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo
¿Es posible una minería sostenible?
Es una pérdida de tiempo y de recursos fiarlo todo a tareas de recuperación y mejora de los ecosistemas contaminados, sólo reaccionado cuando la alteración ya es un hecho. Por lo tanto, es necesario que el sector de la minería evolucione hacia un modelo sostenible. En Chile, por citar un ejemplo, la Compañía Minera Sierra Gorda SCM utiliza agua de mar recuperada para optimizar el uso de recursos así como el monitoreo en línea del material extraído.
En Cataluña, la actividad minera se concentra en la comarca del Bages. Desde el siglo XIX hasta hoy esta actividad está siendo vital para el desarrollo económico de la zona. ICL Iberia gestiona estas minas en la actualidad y en los últimos años ha tenido que hacer frente a dos problemáticas: la necesidad de cambiar el modelo productivo hacia un modelo más sostenible y evitar la contaminación de la zona.
El uso de procesos más eficientes y la voluntad de no generar residuos se erigen como dos soluciones que abren el camino a una minería adaptada a las necesidades del siglo XXI
En verano, la empresa de capital israelí obtuvo por parte de la justicia una moratoria de un año (y que se podría ampliar a un año más) para dejar de verter residuo salino en la motaña salina del Cogulló. La compañía ha manifestado la intención de, no sólo dejar de verter en menos cantidades sino también de reducir todo el residuo generado de la extracción de sal en los próximos años. En este sentido, se ha fijado el objetivo de que la compañía no genere ningún residuo en el futuro y garantice al mismo tiempo el empleo a las personas que trabajan en la compañía.
Pequeños pasos que no deben ser los definitivos. Las empresas deben adoptar modelos productivos que equilibren el beneficio económico con la preservación del entorno y las administraciones deben velar por el cumplimiento de las normativas. Asimismo, la ciudadanía debe tener acceso a la información para verificar por su propia cuenta los efectos de una actividad económica, sin estar condicionados de antemano por las opiniones que están a favor y las que están en contra.