La evolución y la mejora del tratamiento y depuración de las aguas residuales han sido meteóricas en los últimos 30 años. Las depuradoras han pasado de tratar un residuo (las aguas residuales) y convertirlo en agua apta para aportarla al medio hídrico a ser infraestructuras del ciclo del agua que han incorporado nuevos usos como la reutilización para usos no consumativos (ambientales, industriales, agrícolas e industriales) y el control de enfermedades como la Covid19, que desde el primer trimestre de 2020 está entre nosotros.
En el mes de marzo de 2021, la Unión Europea recomendó a los estados miembros la necesidad de implementar sistemas de control para analizar la presencia del coronavirus en las aguas residuales, siendo así una medida indispensable para el control de la pandemia. Con varios meses de antelación a esta recomendación ya se han desplegado varias redes de control con esta finalidad, tal y como veremos en este post. Empezaré por la que tengo más cerca y conozco mejor.
Desde el verano de 2020, está en marcha en Cataluña el proyecto Sarsaigua, una iniciativa liderada por la Generalitat de Catalunya y que cuenta con la participación de grandes centros de investigación como el Institut Català de Recerca de l'Aigua (ICRA), Eurecat y la Universitat de Barcelona.
Detectar la presencia de la Covid19 en las aguas residuales es una variable indispensable para el control de la pandemia y la toma anticipada de decisiones para proteger a la ciudadanía
Esta red analiza las concentraciones y la evolución de la presencia de la Covid19 en las aguas residuales antes de su entrada en las depuradoras (el virus se elimina posteriormente, mediante el proceso de depuración). A través de una muestra y de una PCR cuantitativa, se puede determinar si hay presencia del virus y cuál es su concentración. De este modo, el Departamento de Salud de la Generalitat dispone de una variable más para el control de la pandemia y la toma de decisiones.
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El 80% de las aguas residuales generadas en Cataluña
El proyecto Sarsaigua se encarga de analizar, semanalmente, el agua residual que llega a 56 depuradoras catalanas, las cuáles se encargan de tratar el 80% de las aguas residuales que se generan en Cataluña, disponiendo así de una excelente radiografía de la evolución de la Covid19 en Cataluña.
Cada semana se analiza el agua residual que llega a 56 depuradoras catalanas, que tratan el 80% del total de las aguas residuales generadas
Los datos, que desde el otoño del año pasado se pueden consultar en abierto, se actualizan todos los viernes, pudiendo observar cuáles son las concentraciones del virus y determinar si la tendencia es estable o bien si se registran aumentos o descensos. La información se muestra de un modo sencillo y sin tecnicismos, fácil de entender para las personas que consultan la aplicación. La red de seguimiento Sarsaigua tendrá continuidad durante 2021 y 2022.
Otras aplicaciones similares
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico dispone de la aplicación VATar Covid19, que se encarga de analizar semanalmente la presencia del Covid19 en alrededor de 40 depuradoras repartidas por todo el territorio español y también algunas zonas de baño. La aplicación también aporta los datos en abierto.
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En Holanda, por citar otro ejemplo, también se dispone de una aplicación que sería pionera, ya que se puso en marcha en abril de 2020, cuando toda Europa estaba confinada. A través del control de las aguas residuales que llegan a 300 depuradoras, se analiza semanalmente la presencia de la Covid19, aportando datos en abierto como la media de partículas del virus por cada 100.000 habitantes o el número de muestras realizadas durante una semana.
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Otros países como Suiza también han desplegado sistemas de control de la Covid19 a través de las aguas residuales en las principales depuradoras del país. La iniciativa, que se puso en marcha en junio de 2020, empezó con el análisis de las aguas residuales en 19 depuradoras que cubren las necesidades de 2,5 millones de habitantes.
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El camino para detectar otras amenazas
Lo que se encuentra en las aguas residuales no deja de ser un reflejo de las actividades y del estado de salud de la ciudadanía. Aquello que entra en nuestro cuerpo se acaba excretando y llegando a las estaciones depuradoras de aguas residuales. Por lo tanto, las depuradoras deben consolidarse como instalaciones que sean garantes para el control de nuevas amenazas, con el fin de garantizar la salud de la ciudadanía.
Lo que se encuentra en las aguas residuales no deja de ser un reflejo de las actividades y del estado de salud de la ciudadanía
La red de control del coronavirus que despliega Holanda, previamente a la llegada de la Covid19, ya analizaba a través de las aguas residuales la presencia de los poliovirus y de las bacterias resistentes. De hecho, en Cataluña, centros de investigación como el ICRA, que he mencionado en el inicio de este post, han llevado a cabo en los últimos años interesantes investigaciones sobre las concentraciones de antibióticos que llegan a las depuradoras o la presencia de drogas de abuso en las aguas subterráneas (este estudio se llevó a cabo de un modo conjunto con el CSIC y la UPC).
Este, por lo tanto, debe ser el camino para consolidar una nueva función de las depuradoras, instalaciones que han estado asociadas en muchos casos al efecto Nimby (Not In My Back Yard) pero que se están convirtiendo en instalaciones que multiplican sus usos con el paso del tiempo.