Con 9 años observas el mundo como un lugar nuevo, inmenso -casi infinito-, lleno de sorpresas, misterios e ilusiones. A tan temprana edad tuve la suerte de visitar el parque de atracciones Walt Disney World, en Orlando, una experiencia que jamás olvidaré. 35 años después aún tengo la sensación de haber estado en un lugar mágico e irreproducible, un mundo diferente donde lo malo no puede penetrar.
Agua por todas partes
El agua está presente en todos los rincones de este inmenso parque de atracciones. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que Walt Disney World es una suma de parques de atracciones, cómodamente comunicados.

Lagos extensos y profundos (la mayoría de ellos artificiales), fuentes, surtidores y atracciones con el agua como principal vía de transporte. Ya la puerta de entrada al parque es mediante un lago (Seven Seas Lagoon) que fue creado en 1965, tiene una profundidad máxima de 4 metros y que ha provocado que varias especies animales (entre ellos el alligator, que en 2016 provocó la muerte de un niño pequeño, según informó Los Angeles Times) se hayan adaptado a este entorno artificial.
Walt Disney World Resort en Orlando ocupa la misma extensión que San Francisco y los servicios que debe cubrir equivalen a las necesidades de una población de 300.000 habitantes
Recuerdo el comentario de mi padre, al preguntarle si en España se podría hacer un parque similar, que me explicaba que no parecía muy viable un parque así en la península, ya que una instalación de este tipo requiere mucha agua y Florida, con un clima caluroso con lluvias frecuentes, era el lugar ideal para crear y desarrollar un parque de estas características. Razón no le faltaba, viendo como el experimento Disney ha funcionado cerca de París, con un clima que no invita mucho a pasar varias horas en el exterior y que, después de 25 años de su inauguración, ha tenido importantes pérdidas económicas.
Más de 17 millones de visitantes
Seguramente, antes de la llegada al mundo del coronavirus, Walt Disney World Resort en Orlando era uno de los principales destinos turísticos del mundo. Con una media de 17 millones de visitantes al año, este complejo no ha parado de crecer, con otros parques en la zona (Epcot Center, Animal Kingdom, Disney's Hollywood Studios, entre otros). Varias fuentes apuntan que el parque de atracciones tiene una extensión de 12.000 hectáreas, el equivalente a la ciudad de San Francisco. A pesar de no ser una ciudad, un parque de este tipo necesita una potente infraestructura para garantizar la gestión de los residuos, que sería el equivalente a una ciudad de 300.000 personas.
La otra cara del parque
Detrás de un mundo de fantasía siempre hay la otra cara de la moneda, la más oculta pero igualmente necesaria, que es la relativa a las infraestructuras y actuaciones que se desarrollan para garantizar su funcionamiento. En lo que respecta al tratamiento y depuración de las aguas residuales, existe una depuradora en el parque de atracciones con una capacidad de tratamiento de 56.781 m3/día. La instalación, gestionada por The Reedy Creek Improvement District, dispone de tratamiento primario, secundario (tratamiento biológico) y terciario.

El terciario, según el portal Waterworld, activo desde 1998, reaprovecha el agua residual ya depurada en la planta para el riego de 44 hectáreas de cultivos para abastecer necesidades del propio parque de atracciones. Además del uso del agua regenerada para el riego agrícola, la depuradora nutre una red de 85 balsas de infiltración utilizadas para la recarga de acuíferos.

La buena gestión del agua y la apuesta por las nuevas tecnologías deben ser los ejes para el desarrollo de cualquier actividad. Que la fantasía y la imaginación también tengan su eco en el desarrollo de soluciones sostenibles y que garanticen las actividades económicas y lúdicas con el bienestar de nuestro medio hídrico.