Muchos estudios, miles de advertencias e infinidad de reflexiones se han hecho sobre el cambio climático (y las que todavía quedan por exponer). Aunque hay evidencias claras de que se trata de una amenaza real y que nos afectará a todos/as, parece complicado definir el momento en que empezará a condicionar nuestras vidas de un modo evidente y sin ninguna duda.
En ocasiones da la sensación entre la ciudadanía que el incremento del nivel del mar, la subida de las temperaturas y la distribución irregular de las lluvias son cuestiones aún muy lejanas y que aún tenemos tiempo para reaccionar. Los dirigentes de los principales países mundiales, reunidos en varias ocasiones en los últimos años con el objetivo de tomar medidas frente a la amenaza del cambio climático, no consiguen ponerse de acuerdo. Además de no lograr amplios y ambiciosos consensos, se establecen medidas con límites temporales que, a mi entender, parecen muy lejanos, dando la sensación de que el cambio climático aún le queda tiempo para llegar.
El cambio climático es como una enfermedad crónica, silenciosa y que no avisa, desgastando lentamente, pero de un modo profundo y sin vuelta atrás
Sin embargo, nada más lejos de la realidad: los efectos son ya una realidad en muchos puntos de nuestro planeta. No muy lejos de aquí, las consecuencias son empíricamente constatables en zonas elevadas como los Alpes, la cordillera europea que aglutina un mayor número de glaciares. Y Suiza es el país que alberga la mayor parte de ellos.

Sin hielo en 2090
Los 1.500 glaciares que hay en el país alpino están retrocediendo cada año y se prevé que en 2090 se hayan fundido casi en su totalidad, si no se llevan a cabo acciones para mitigar el cambio climático, algo que parece difícil si tenemos en cuenta que para preservar el volumen actual se tendría que retroceder al nivel de temperatura de hace varios siglos, según destaca una noticia de El Independiente.
Se prevé que antes de que termine el siglo se habrán fundido todos los glaciares de los Alpes
Hay evidencias claras que la temperatura en la zona ha subido gradualmente y de manera constante en los últimos 60 años. Según un estudio llevado a cabo por MeteoSwiss, se ha establecido un ranking con los 20 años más calurosos desde 1864, constatando que en 2011 se logró el máximo registrado, con un incremento en la temperatura del país de 2ºC, tal y como se puede ver en la gráfica siguiente:

Desgraciadamente, el aumento de temperaturas no es un fenómeno aislado y también se está registrando con carácter global, provocando que otros glaciares del mundo (sobre todo en zonas áridas de Asia central y Sudamérica) también estén retrocediendo. Se evidencia así que el cambio climático es como una enfermedad crónica, silenciosa y que no avisa, desgastando lentamente, pero de un modo profundo y sin vuelta atrás.
En los últimos años, las temperaturas han subido en Suiza una media de 2ºC y se ha reducido el territorio ocupado por la nieve
Otros estudios también ponen al descubierto el retroceso de la superficie sin nieve en Suiza, que ha aumentado, pasando del 36% al 44% en las últimas dos décadas, según un estudio de la Universidad de Ginebra y que recogió La Vanguardia. En lo que respecta a la nieve permanente, según la misma investigación, también se ha producido una reducción entre 1995 y la actualidad, pasando de estar presente en el 27% del territorio al 23% actual.
El retroceso del principal glaciar
El Gran Aletsch es el glaciar de mayor tamaño de los Alpes. Mide 23 kilómetros y ocupa una superficie de 120 km2, disponiendo de hasta 11.000 millones de toneladas de hielo. Esta cifra se podría ver reducida casi en un 90% a finales del presente siglo, debido al aumento de las temperaturas. Esto provocará un descenso del caudal de agua de los ríos, algo que reducirá la disponibilidad de agua y también de la producción de energía hidroeléctrica. Ante este escenario, Suiza ha optado por no esperar a que se agrave la situación y ha empezado a llevar a cabo medidas efectivas para avanzarse antes de que sea tarde.
La construcción de nuevos embalses
En el glaciar de Trift, el deshielo se ha hecho cada vez más notorio y evidente. Uno de los principales reclamos turísticos en esta singular zona, desde 2004, es el puente colgante en suspensión a más de 100 metros de altura, con una longitud de 170 metros. Hay que tener en cuenta que hace varias décadas no existía este puente, debido a que el nivel de hielo llegaba hasta donde hoy se levanta el puente. Una evidencia muy clara sobre las evidencias del cambio climático.

Para algunos, las crisis son oportunidades para llevar a cabo medidas innovadoras. En este sentido, aprovechando que el deshielo ha incrementado la producción de energía hidroeléctrica del país alpino en las últimas décadas y que ha dejado al descubierto emplazamientos naturales adecuados para construir un embalse, se está proyectando la construcción de una presa donde finaliza el glaciar de Trift para almacenar el agua procedente del deshielo y así poder aprovechar el recurso. La presa sería más alta que el puente que actualmente se levanta en este glaciar en retroceso.
Suiza contempla construir nuevos embalses para aprovechar el deshielo y habilitar nuevas plantas de generación de energía hidráulica
El 50% de la energía producida en Suiza es hidroeléctrica, teniendo en cuenta que a nivel mundial este porcentaje se reduce al 16%. La presa de Gebidem está situada al final del glaciar de Oberalestsch y recoge las aguas del río Massa. Ante el constante deshielo de este glaciar, se ha proyectado la construcción de una nueva planta de generación hidroeléctrica en este embalse, que estaría construida en el interior de la montaña para reducir el impacto visual, según un estudio llevado a cabo. El agua iría por un túnel, que ya está construido para hacer llegar el agua hasta la central que está actualmente en funcionamiento, para llegar a la nueva planta de generación de electricidad.

Cubrir los glaciares
Estas no son las únicas soluciones para evitar el derretimiento de los glaciares. Desde hace 8 años que Suiza ya está llevando a cabo acciones como el cubrimiento del glaciar del Ródano con telas de protección durante el verano para reducir hasta el 70% la fusión habitual en los meses de verano. Precisamente, hace varios meses, escribí un post sobre la adopción de una medida similar en la estación aragonesa de esquí de Candanchú, con el objetivo de preservar al máximo la nieve acumulada durante los meses de verano.

Primeros del mundo en compromiso
Suiza precisamente ha sido el primer país del mundo que se ha comprometido con medidas para paliar y mitigar los efectos del cambio climático, según recoge una noticia de La Vanguardia. Ya en 2015, el país helvético presentó un documento a las Naciones Unidas (ONU) en el que se compromete a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% hasta 2030. Un ejemplo que el país está claramente concienciado en la amenaza que se está materializando y que es necesario actuar de un modo inmediato.
Este debe ser el camino. La negociación y las conversaciones son esenciales para ir todos en la misma dirección. Sin embargo y desde cada país, de un modo paralelo, se deben llevar a cabo acciones para mitigar los impactos del cambio climático, dejando de mirar lo que hace el vecino.