A pesar de ser una palabra que ya existía en la Antigua Grecia, la empatía es un concepto que ha ganado mucha importancia en los últimos años y que está en boca de muchas personas a la hora de explicar determinadas problemáticas.
Muy utilizado en psicología y en técnicas de coaching, la empatía es una práctica que nos permite situarnos en el lugar de otra persona, con el objetivo de entender su situación, sus posibles problemas y así poder ayudarla en la resolución de determinados conflictos.
Cada vez se habla más de empatía en una sociedad individualizada y con mucha gente encerrada en sus mundos, sin parar atención a lo que sucede a su alrededor
Está práctica favorece, además, la escucha activa y contribuye a que se establezca una comunicación fluida con el otro emisor. La pregunta es clara: ¿es empática la sociedad actual?
Un calor insoportable
En las últimas semanas estamos viviendo en España unas temperaturas muy altas. Si bien es cierto que estamos en pleno verano, es una realidad que en las últimas semanas de junio se registraron temperaturas muy por encima de lo normal.
Cuando hablamos de acciones para mitigar el cambio climático, la contaminación y otros efectos sobre el medio ambiente, ¿somos empáticos con la gente con menos recursos para paliar sus efectos más inmediatos?
Por suerte, la mayoría de las personas que vivimos en este país tenemos varios medios para paliar, en la medida de lo posible, el calor y la elevada temperatura. Los más afortunados/as disponen de aparatos de aire acondicionado o ventiladores para refrescarse. Para saciar nuestra sed y rebajar la sensación de calor, disponemos de agua en cualquier lugar. En una sociedad avanzada, disponemos de recursos para adaptarnos al calor o más bien, hacerlo más soportable.
Sin embargo, cuando hablamos de acciones para mitigar el cambio climático, la contaminación y otros efectos sobre el medio ambiente, ¿somos empáticos? La pregunta es pensar si somos capaces de ponernos en el lugar, por ejemplo, ¿de países de África que no disponen de los recursos ni las infraestructuras necesarias?
Hace casi un año, El País publicaba una noticia sobre el episodio de sequía que estaba viviendo Senegal, y que era el tercer vivido en los últimos 6 años. Se daba la cifra, alarmante, que 245.000 personas se habían quedado sin alimento al no poder obtener recursos procedentes de la agricultura y la ganadería.
¿Somos empáticos cuando leemos titulares así o leemos la cifra y nos quedamos igual al ser un tema que nos queda muy lejos? Seguramente nuestra atención cambiaría si fuéramos conscientes que ciudades como La Coruña, Granada o Elche, entre otras, se quedaran sin ningún alimento para abastecerse. Estas ciudades tienen cerca de 245.000 habitantes, los mismos que los afectados/as por la sequía de hace un año en Senegal.
Ponerse a cubierto
En el caso de registrarse lluvias torrenciales, habitualmente tenemos la posibilidad de estar a salvo de posibles incidencias, a pesar que cada vez es más frecuente que se produzcan daños personales y materiales en nuestro país. Por desgracia, esta semana vimos cómo una persona perdió la vida por las intensas lluvias en Navarra.
Hay países como la India, por ejemplo, que están notando los efectos del cambio climático a través de las lluvias del monzón, y del elevado número de población amenazado ante esta situación. A principios de este mes se informaba de la inundación de gran parte de la ciudad de Bombay, provocando la muerte de 12 personas. La pregunta es obligada, ¿somos empáticos y nos ponemos en el lugar de la población de la India que ve los estragos de las intensas lluvias y comprueba cómo poca gente hace algo al respecto?
La empatía en todos los niveles
Estoy seguro que hay mucha gente en esta sociedad que es empática y piensa como yo mientras lee este post. Lo esencial y necesario, sin embargo, es saber si los dirigentes de los grandes países y los jefes de las principales potencias mundiales hacen este ejercicio de empatía.
Sólo necesitan cerrar los ojos y pensar qué harían si su familia o las personas que más quieren vivieran en una zona sin alimentos por la sequía o residieran en una zona inundable y que un día puede ser arrasada por las fuertes lluvias, sin posibilidad de cambiar su lugar de residencia. Si hacen este ejercicio, seguro que pronto tomarán medidas efectivas para hacer frente a la emergencia climática. Creo que avisos ya hemos tenido bastantes y es la hora de actuar, sin miedo a tomar decisiones que pueden ser poco populares pero que a la larga serán beneficiosas para toda la humanidad.