Después de un par de años muy secos, se han registrado en los últimos meses importantes lluvias y nevadas en todo el territorio español, que han servido por romper una larga tendencia decreciente y favorecer la recuperación de las reservas hídricas. A pesar de estar en pleno mes de mayo, aún se puede vislumbrar nieve en las zonas más altas de las montañas de gran parte de la península. Esto ha provocado, por un lado, garantizar una buena temporada de esquí en los últimos meses y, por el otro, disponer de una importante reserva de agua a partir de la primavera, con el aumento de las temperaturas.
La incidencia del cambio climático, cada vez más evidente, nos genera una incertidumbre sobre las precipitaciones que se registrarán en los próximos meses, sin poder pronosticar si éstas serán o no abundantes. La práctica totalidad de los estudios llevados a cabo hasta la fecha pronostican un descenso general de la pluviometría (en Cataluña, incluso se vaticina un descenso del 30% del caudal de los ríos alrededor del 2050), un aumento de las temperaturas y un carácter cada vez más extremo de fenómenos como las sequías y las lluvias torrenciales.
El cambio climático reducirá las lluvias, incrementará las temperaturas y favorecerá el crecimiento de vegetación en las partes más altas de las montañas
Uno de los sectores que más puede sufrir los efectos del cambio climático es el del esquí, a raíz del aumento de las temperaturas, el crecimiento de especies vegetales propias de cotas más bajas y a la variabilidad de las lluvias. Ante esta situación, la estación aragonesa de Candanchú está desarrollando una iniciativa pionera, consistente en guardar parte de la nieve ya acumulada.
El sistema se basa en cubrir la nieve con un material aislante y con paja que evita que se derrita. De este modo, la nieve se podría aprovechar para después del verano. De este modo, se almacenaría el excedente para aprovecharlo en el futuro, cuando la escasez puede estar a la orden del día.
Candanchú, con una medida pionera en España pero ya aplicada en República Checa y Rusia, pretende guardar parte de la nieve actualmente acumulada para utilizarla la próxima campaña
Pionera en España, pero no en Europa
A pesar de que esta solución es pionera en España, sí se ha llevado a cabo en los Alpes suizos y austríacos (estación de Davos, en la República Checa para garantizar la apertura de una estación de esquí nórdico en el mes de octubre) y en algunas zonas montañosas de Rusia (en 2014 y en previsión de disponer de nieve para los juegos olímpicos de Sochi).
12.000 m3 cúbicos almacenados
En las últimas semanas, técnicos de la estación de esquí aragonesa han estado apilando la nieve en la zona de la Pista Grande, a una altura de 1.500 metros, acumulando un total de 12.000 m3 con una altura de 8 metros. De este modo, se podría garantizar el inicio de la campaña de esquí a partir del próximo otoño.
De los 12.000 m3 almacenados se espera que se conserve el 70% de la nieve acumulada
Se prevé que un 70% de la nieve acumulada se pueda conservar y se quiere comprobar si esta medida es más efectiva, desde el punto de vista técnico y medioambiental, que la producción de nieve artificial con cañones.
Aumento de 0,11ºC por década
El Centre for Climate Change de la Universitat Rovira i Virgili ha fijado un incremento de la temperatura en los Pirineos de 0,11ºC por década, que se ha extremado en los últimos 40 años con un aumento de la temperatura a un ritmo de medio grado por década.
Las previsiones del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC) también constatan un incremento de la temperatura media anual en los Pirineos, analizando las series comprendidas entre 1959 y 2010 y con temperaturas que llegan a registrar incrementos del orden del 1,5ºC. Este mismo observatorio también analiza la precipitación acumulada estacional en los Pirineos, con una tendencia a la reducción de lluvias y nevadas que han llegado, puntualmente, al 25%.