Tensión, inquietud, músculos agarrotados y la incertidumbre de saber si tus fuerzas responderán ante el reto que estás a punto de iniciar.
Muchos corredores y corredoras de una maratón comparten estas sensaciones antes de empezar la carrera. En el transcurso de los más de 42 kilómetros que dura esta competición pasan por la cabeza multitud de pensamientos, la mayoría de los cuales están relacionados con el estado de tu cuerpo, evaluar tus sensaciones y mentalizarte para aguantar semejante gesta.
Para muchas personas, correr 42 kilómetros es un reto y una diversión; para otras, es un trayecto indispensable para la vida y acceder a recursos básicos
En lo que respecta a las motivaciones por correr una maratón, éstas son de lo más variadas. Algunos/as quieren ganar a toda costa y cruzar la línea de meta antes que los demás, otros/as desean demostrar que son capaces de superar un gran reto después de meses de entrenamiento y también hay un grupo de osados/as que les gusta acumular en su haber el máximo de carreras de larga distancia finalizadas. Sea cual sea el objetivo real, correr una carrera tiene, en la mayoría de las ocasiones, una finalidad de ocio, entretenimiento y salud.
Un viaje de 1.000 millas siempre empieza con un primer paso
El trio canadiense Rush escribió en 1985 la canción Marathon, cuya letra está basada en un proverbio chino del filósofo Lao-Tse que dice que un viaje de 1.000 millas siempre empieza con un primer paso. El tema aborda el potencial de las personas para lograr determinados objetivos en nuestra vida y dar así cumplimiento a nuestros sueños y deseos, sin importar en muchos casos el sacrificio al que hay que hacer frente. Si tenéis interés en escuchar la canción, lo podréis hacer aquí.
Este sería un claro ejemplo de los miles de ilusiones, objetivos y sensaciones –sin olvidar las preocupaciones- que nos pueden embargar antes de iniciar un gran reto, como una maratón, pero sin olvidar otros costosos objetivos que debemos afrontar en nuestra vida.
Seguro que las personas que están participando en una carrera de larga distancia, más allá de concentrarse en su estado físico, no piensan ni se preocupan por comprobar si cuando lleguen a casa tendrán agua potable para beber, ducharse o cocinar. De buen seguro que ésta es una menor preocupación para la mayoría de nosotros porqué estamos acostumbrados a abrir el grifo y tener el agua necesaria para cubrir nuestras necesidades.
Cuando compites en una carrera, una de tus últimas preocupaciones es pensar si tendrás agua al llegar. Un pensamiento tan poco habitual en nuestras mentes es una idea constante y recurrente para personas de otros países con escasez de agua
Este no es el caso de Siabatou Sanneh, una mujer de Gambia que participó en la maratón de París celebrada en 2015. Entre las vestimentas habituales y de colorido variado que llevaron los participantes de estas carreras, contrastaba la presencia de esta mujer, con el dorsal 64.173 y ataviada con ropa típica de su país, llevando encima de su cabeza un bidón para transportar agua y un cartel para destacar su reivindicación.
Tres viajes al día para tener agua
Siabatou Sanneh vive en Gambia, un país condicionado por un clima seco que se caracteriza por un largo tiempo con falta de lluvias y con únicamente un periodo de cuatro meses (de junio a octubre) donde se pueden registrar precipitaciones para almacenar reservas. Según un estudio elaborado por el Gobierno de Gambia, la sequía es el principal problema ambiental del país, analizando el periodo comprendido entre 1968 y 2012. Esto provoca que muchas familias, sobre todo en ámbitos rurales, no tengan acceso al agua potable por la falta de infraestructuras y de captaciones que no garantizan la correcta salubridad del agua.
Siabatou es una de ellas y tiene que salir en tres ocasiones al día de su casa para ir a buscar agua. Acompañada de sus hijas pequeñas, el desplazamiento es la única manera para asegurar que pueda conseguir agua para satisfacer sus necesidades básicas (higiene personal, cocina, entre otros usos). Según datos de las Naciones Unidas, muchas mujeres dedican cada día unas 6 horas para recoger agua.
Siabatou Sanneh tiene que salir 3 veces al día de su casa, acompañada de sus hijas, para llegar a una fuente de agua y recolectarla para diferentes necesidades
Para poner de relevancia este hecho y dar a conocer al mundo su realidad y de muchas otras mujeres, Siabatou participó en la maratón de París para dar a conocer al mundo que muchas personas de nuestro planeta no tienen acceso al agua y que deben desplazarse varios kilómetros para disponer de este recurso. A pesar de que no finalizó la carrera (tengamos en cuenta que además de cargar con un gran bidón en la cabeza, lleno de agua, iba ataviada con unas sandalias no muy apropiadas para caminar, y menos para correr), su imagen dio la vuelta al mundo y sirvió para dar a conocer un problema que se repite más de lo que deseamos.
Más del 3% de la población mundial se desplaza por el agua
Unos 263 millones de personas deben andar un mínimo de 30 minutos cada día para recoger agua, lo que supone más del 3,4% de la población mundial, según datos de la Organización Mundial de la Salud, recogidos por TeleSur. Además de los casos expuestos de Gambia y Kenia, el problema se produce en otros países como Uganda o México, evidenciando que todavía hay mucho trabajo por hacer y que el problema es más recurrente de lo que pensamos y deseamos.
Unos 263 millones de personas deben andar un mínimo de 30 minutos cada día para recoger agua, lo que supone más del 3,4% de la población mundial
El caso de Siabatou Sanneh es el paradigma de un problema que, desgraciadamente, es más general de lo que pensamos. Hay otros testigos, como el de Paulina Epung'u, una mujer de Kenia de 58 años que tiene que desplazarse a diario (y también en tres momentos distintos del día) para ir a buscar agua. No sólo para sus necesidades y las de su familia, sino también para recoger agua para las cabras y las ovejas. Sorprende y desanima que, para muchas de estas comunidades rurales, esta tarea tan dura y sacrificada siempre recaiga en las mujeres.
Según los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) elaborados por las Naciones Unidas contemplados en la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible, y concretamente en el objetivo 6, las mujeres y las niñas son las encargadas de recolectar agua en el 80% de los hogares sin acceso directo al agua potable. Las cifras llegan todavía a valores aún más mareantes cuando se analiza el tiempo que las mujeres del África subsahariana dedican a la recogida de agua que, según Naciones Unidas, sería de 4.000 millones de horas al año.
El tiempo que las mujeres del África subsahariana dedican a la recogida de agua es de 4.000 millones de horas al año
Recordar, y también actuar
Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, un acontecimiento que sirve para poner en valor el acceso adecuado al agua, en cantidad y calidad, para toda la población mundial. Este año, el lema de la jornada es 'Agua para todos, no te dejes a nadie detrás', para enfatizar que todas las personas tengan acceso al líquido elemento con las mejores garantías.
A veces da la sensación, sin embargo, que esta jornada está cargada de muy buenos propósitos que, sin embargo, a la larga se traducen en acciones reales insuficientes. A pesar de los trabajos llevados a cabo por muchas entidades, el campo que deben abarcar es demasiado amplio y da la sensación que lo que se resuelve consiste en soluciones puntuales y no estructurales.
La dura tarea de caminar varios kilómetros con garrafas para recolectar agua lo hacen las mujeres, evidenciando una profunda desigualdad social que se debe revertir
En este campo creo que la adecuada gobernanza del agua es lo que se debe abordar de un modo decidido, mediante acciones que impliquen a varias entidades y que sean soluciones globales, estructurales y perdurables en el tiempo. Que no tengamos la sensación que se resuelve un problema sólo a una escala local cuando la necesidad es que la resolución sea estructural y continuada en el tiempo, beneficiando a una amplia comunidad.
El agua debe ser igualdad. No se puede concebir que este recurso necesario para todas las personas sirva para acrecentar las diferencias entre géneros. Por lo tanto, el Dia Mundial del Agua, además de concienciar y fomentar las ayudas a los países más necesitados, también debe fomentar la igualdad entre hombres y mujeres.
Las mujeres y las niñas son las encargadas de recolectar agua en el 80% de los hogares sin acceso directo al agua potable, según Naciones Unidas
De este modo, el Día Mundial del Agua debe servir para concienciar más a la ciudadanía de la importancia del agua, pero también proporciona las herramientas adecuadas y efectivas para solucionar la escasez del agua en determinadas zonas, aglutinando a todos los actores que deben y pueden actuar. Que el nombre de Siabatou Sanneh y de los miles de mujeres que tienen que andar varios kilómetros para tener agua sean un ejemplo de una realidad que por suerte esté un día, no muy lejano, ya superada.