El pasado 8 de abril fuimos invitados a la finca de Pomona Fruits, en Ivars d’Urgell (Pla D’Urgell, Catalunya). Se trata de una de las fincas que están siendo estudiadas en el Proyecto “Regenera”, en el que se comparan fincas explotadas mediante técnicas de agricultura regenerativa y fincas con sistemas de producción convencionales que se basan en el uso de productos de síntesis química.
El objetivo es cuantificar qué impactos generan cada una en el medio y qué volumen de productos alimentarios producen, para contestar a la pregunta: “¿podría la agricultura regenerativa alimentar el mundo? ¿Es una alternativa viable a la llamada agricultura convencional?”. Y para tener un estudio científico actualizado, Javier Retana (catedrático de Ecología de la UAB y exdirector del CREAF) capitanea este proyecto.
Actualmente, se considera que la agricultura convencional (y la ganadería intensiva) son los responsables de una parte importante de los gases de efecto invernadero (Ref. 1). Así mismo, las técnicas agrícolas clásicas labran el suelo para eliminar cualquier planta competidora y dejar el suelo despejado de vegetación, lo que genera pérdida de suelo fértil y su descarbonización.
En comparación, la agricultura regenerativa no considera el suelo como un sustrato en el que crecen los cultivos, sino como un ecosistema al que hay que alimentar, cuidar y mantener sano. La regenerativa alimenta y cuida el suelo para que éste alimente los cultivos; ellos no cuidan directamente el cultivo, sino el suelo que lo sostiene. Para ello, no labran, mantienen el suelo cubierto con vegetación y no usan productos de síntesis. Y el resultado es que el suelo fija carbono en lugar de perderlo, convirtiéndose en un sumidero natural, sostenible (¡y gratuito!) de CO₂ (Ref. 2).
Entre finales de 2025 e inicios del 26 prevén que tendrán los primeros datos que han estado recogiendo y, entre otras variables, están analizando:
- La huella hídrica.
- El volumen de CO₂ capturado por el suelo.
- La biodiversidad.
- La producción alimentaria.
Todavía no hay datos de “Regenera”, pero desde Pomona Fruits que llevan años implementando la agricultura regenerativa en sus fincas han constatado que la producción de sus frutales prácticamente no se ha resentido a pesar de la sequía de los últimos años. También han notado que sus suelos, que son abonados con compost, han aumentado su contenido de carbono y se han mostrado más resilientes en las duras condiciones impuestas sin posibilidad de regar por el cierre del canal de riego (Ref. 3).
Cuando se publiquen los datos de “Regenera” se podrán contrastar con los de Pomona Fruits. Y si se confirman, se nos abriría una puerta de almacenaje gratuito de CO₂ que genera alimentos. Resultará que, este sistema de almacenaje que estábamos buscando siempre ha estado ahí: se llama “suelo”.
Podéis encontrar más información del proyecto en el siguiente enlace:
Referencias
La foto del encabezado es del autor, tomada en la
Referencia 1
Según el Ministerio de Agricultura de España, solo en el año 2023, generaron 228,1 millones de toneladas de CO₂-eq. Según el ministerio, las cifras están disminuyendo por el menor volumen de cabaña ganadera y por el menor uso de productos de síntesi.(https://redpac.es/noticia/las-emisiones-gases-efecto-invernadero-del-sec...)
Según la FAO, la agricultura es la responsable del 30% de las emisiones de gases invernadero (https://www.iaea.org/es/temas/reduccion-de-los-gases-de-efecto-invernadero)
Referencia 2
Se considera que el suelo es el segundo captador de CO₂, después de los océanos, y que puede captar y retener tanto suelo como la atmosfera y la vegetación juntos. Publicado por la FAO, “International Geosphere and Biosphere Programm-1998”.
Referencia 3
El Canal d’Urgell que transporta agua desde el río Segre a los campos de cultivo situados en diferentes municipios de las comarcas de Urgell, Plana de Urgell, Noguera, Segrià y Garrigues, con una superficie regada total de unas 70 000 ha y da servicio a unos 77 000 habitantes.( https://es.wikipedia.org/wiki/Canal_de_Urgel)