En el mar, en las nubes, en el río, en los alimentos, en el organismo humano,… y también; bajo el volcán. El agua se mimetiza con nuestro entorno más inmediato y así se desprende de los informes elaborados por los ingenieros D. Carlos Soler, D. Alejandro del Castillo y la ingeniera Dña. Yanira Mesa en los que se asegura la existencia de un enorme “aljibe natural” bajo el Parque Nacional de Timanfaya, espacio natural protegido, situado en los municipios de Yaiza y Tinajo, en la isla de Lanzarote, Comunidad Autónoma de Canarias, España. Timanfaya suma más de 25 volcanes, siendo alguno emblemático, como el de las Montañas del Fuego. Un territorio joven y hostil que a día de hoy presenta actividad volcánica, existiendo puntos con temperaturas elevadas (+120ºC) a unas pocas decenas de metros de la superficie. En realidad toda Canarias es una ventana volcánica atlántica esta semana de candente actualidad por la actividad de carácter sísmico-volcánica desatada en la isla de La Palma.
Existe agua bajo el Parque Nacional de Timanfaya
El acuífero bajo Timanfaya ocuparía una superficie que supera los 200 kilómetros cuadrados y tendría una capacidad para albergar entorno a unos 12 a 17 hm3 de recursos hídricos. De los cuales se ha establecido como aportación de recurso renovable unos 13 mm3/anuales, siempre según los datos que se manejan (150 mm/año con evaporación prácticamente nula). Esta cantidad supone una sensiblemente superior al volumen consumido anualmente en la isla. Pues según los últimos datos disponibles, son necesarios del entorno de los 12 hm3/año para asegurar la demanda hídrica de Lanzarote.
Con los datos expuestos estaríamos ante una auténtica revolución en la gestión del recurso isleño y probablemente ante el descubrimiento más importante de la historia de la isla. Como ya escribí en “El principito y el agua” los sitios más inhóspitos y desolares también esconden belleza y la búsqueda del agua en Canarias es como buscar un tesoro. Volviendo visible aquello que es esencial.
El hallazgo del acuífero bajo el Timanfaya es el descubrimiento más importante de la historia de la isla de Lanzarote.
Ahora bien, como ya se ha dejado entrever, la posibilidad de disponer de esta agua está condicionada a la pluviometría de la zona, la capacidad de infiltración (su mantenimiento) y la cota de los suelos antiguos que configuran el nivel inferior del acuífero, su zócalo, aún por determinar. Mientras que la posibilidad de efectivamente poder aprovechar el agua dependerá en primera instancia de la calidad de la misma, la necesidad de tratamiento, la afección al propio Parque y el despliegue de las infraestructuras para su distribución.
No se puede obviar que Lanzarote posee un clima subdesértico, caracterizado por la inexistencia de una estación húmeda, con una pluviometría que no rebasa los 200 mm, pero con frecuentes series de 3 o 4 años en que las precipitaciones apenas alcanzan los 60 mm, una temperatura media anual alta (20,2ºC) y una amplitud térmica día-noche considerable (9,1ºC). Las lluvias suelen ser torrenciales y concentradas en pocas horas situación que no favorece la infiltración. Esta escasez de lluvias queda amortiguada por la presencia de los vientos marinos, que inciden sobre suelos capaces de retener gran parte de la humedad marina que tampoco es buena para el acuífero, y por unas fuertes rociadas nocturnas que aportan abundantes cantidades de agua al mismo.
Mientras que la capacidad de absorción de agua por el malpaís esté asegurada así según recoge el estudio aludiendo a las bondades del terreno “una inmensa esponja que capta la lluvia y la preserva hacia sus entrañas” será más interesante conocer el comportamiento químico debido a la naturaleza volcánica de la zona. Al fin y al cabo el Parque Nacional de Timanfaya no es un Bernegal.
Visto lo expuesto, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico podría actualizar la información sobre Timanfaya contenida en su página web.