(CHD) Reunida a las 12 horas la Comisión de Desembalse con la presencia de 18 representantes (2 de la Administración General del Estado, 4 de la Junta de Castilla y León, 4 de regantes y 4 de industriales e hidroeléctricos además de los 4 representantes de la Confederación Hidrográfica del Duero) a efectos de plantear los caudales a desembalsar hasta el 30 de septiembre –partiendo de una situación actual del 90% de llenado, lo que permitirá una campaña normal de riego– se han adoptado las siguientes determinaciones:
- Finalización de la Campaña de Riego con un nivel medio de llenado de los embalses de la Confederación cercano al 30% de la Capacidad (800 hm3 en total), lo que supone contar con un 40% más de volumen que el año anterior al finalizar la campaña.
- Determinación de los caudales de desembalse de cada una de las infraestructuras y de los caudales circulantes correspondientes a los puntos críticos de los distintos cauces. Por primera vez se utilizan con este fin los caudales ecológicos previstos en el Plan Hidrológico del Duero, estableciendo opciones para situaciones normales y de sequía.
Los representantes de FERDUERO y otros regantes han planteado la posibilidad de poder regar en octubre, aunque manteniendo los volúmenes de embalse previstos por la Confederación para final de la campaña. Se ha tenido en cuenta la propuesta dada la circunstancia de retraso en las siembras de maíz y remolacha que impedirá la finalización de los ciclos de cultivo antes del mes de octubre.
Por otra parte el Presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero ha informado a la Comisión sobre el episodio de avenidas de la última semana de marzo y primera de abril. En concreto de la reunión del Comité Permanente de la Comisión para autorizar caudales extraordinarios de desembalse en el río Riaza (embalse de Linares del Arroyo) que no llegaron a utilizarse y del Alto Duero (embalse de Cuerda del Pozo) que se utilizaron durante un día.
En cualquier caso el caudal punta desembalsado – obligado para mantener el resguardo de seguridad de las presas – en ambas infraestructuras, fue mucho menor que el caudal punta de la crecida que llegó a las mismas. En el Riaza, la cuarta parte de dicho caudal punta y en el Alto Duero, la séptima parte. Es decir, las presas permitieron evitar en gran medida las inundaciones, ya que de no haber existido, el caudal circulante aguas abajo de las mismas hubiera sido 4 veces más en el Riaza y 7 veces más en el Alto Duero.
En el resto de las presas no fue necesario sobrepasar el caudal previsto de desembalse, siendo muy positiva la regulación de las avenidas en los cauces principales. Los problemas se produjeron por los ríos sin regular: Arlanza, Ucero y Cega-Pirón entre otros, que no disponen de embalse.