Los programas de vigilancia sanitaria de los abastecimientos de agua de consumo humano de Canarias han tenido un impacto positivo, y como consecuencia ha disminuido notablemente la incidencia de enfermedades de origen hídrico y etiología bacteriana. Sin embargo, durante los meses de lluvia aún se detectan brotes de gastroenteritis aguda (GEA) que afectan principalmente a población susceptible, como son los niños. Una tesis doctoral de la Universidad de La Laguna indaga en la posible relación que existe entre estos brotes y el consumo de agua potable en la zona metropolitana de Tenerife.
Estos brotes son presumiblemente de etiología viral o parasitaria y su presentación epidémica, el patrón epidemiológico y su temporalidad avalan el posible origen hídrico, hipótesis que no puede ser refutada con los análisis rutinarios de control de calidad del agua.
Con la metodología desarrollada se ha analizado la presencia de diferentes patógenos
Por ello, desde el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, adscrito a la Universidad de La Laguna, y promovido por la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de Salud, en estrecha colaboración con las empresas de agua potable del área metropolitana, Teideagua y Emmasa, surge este proyecto de mejora continua y avance en el conocimiento de la calidad de este elemento, planteándose como objetivo principal establecer el posible papel del agua potable del área metropolitana Santa Cruz-La Laguna en los brotes de gastroenteritis aguda producidos en población infantil durante las épocas de lluvia invernales.
Los primeros resultados de este proyecto fueron presentados en una tesis doctoral leída recientemente en la ULL, a manos de la investigadora Nieves Coronado Álvarez. Para ello, se instauró el método de concentración de partículas víricas a partir de muestras de agua potable cedido por el Laboratorio Nacional de Referencia de Enterovirus en el Instituto de Salud Carlos III. A su vez, se aplicó metodología ya existente en el Instituto de Enfermedades Tropicales de la ULL para la detección de protozoos intestinales y se puso a punto protocolos de detección molecular de virus entéricos a partir tanto de muestras de agua potable como de heces.
Con la metodología desarrollada se ha analizado la presencia de diferentes patógenos (Adenovirus humano, Enterovirus, Rotavirus, Norovirus, Giardia lamblia, Cryptosporidium spp. y el grupo de Microsporidios). Se trata del primer estudio, en las Islas Canarias, sobre contaminación vírica en muestras de agua potable.
Cabe destacar la significación estadística encontrada para la presencia de Adenovirus humano y Enterovirus en el agua potable durante los períodos de lluvia invernales. Sin embargo, para todos los virus entéricos analizados de forma individual las frecuencias observadas se encontraron dentro de los rangos descritos en otros estudios europeos, nacionales o mundiales. Por otro lado, el 76% de las muestras fecales de pacientes menores de 14 años con gastroenteritis aguda y síndrome diarreico que acudieron al Servicio de Urgencias Pediátricas del Hospital de Día Infanto-Juvenil de Tenerife contenían alguno de los virus entéricos o protozoos intestinales estudiados.
Las especies y genotipos detectados en todos los casos coincidieron con los descritos como habituales en la bibliografía científica actual. No obstante, el hecho de detectar una mayor variedad de patógenos no bacterianos en las heces respecto a las encontradas en las muestras de agua potable, confirma que a pesar de que ésta puede actuar como posible vía de transmisión, existen otras rutas que deben ser estudiadas.
“De todos estos datos se puede deducir que es una necesidad imperiosa la dotación de recursos económicos, materiales y/o humanos en la continuación de programas de vigilancia orientados a períodos de mayor riesgo de contaminación del agua, como es el caso de las épocas de lluvia invernales”, colige Basilio Valladares, director del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de la Universidad de La Laguna. “Es la forma de garantizar la calidad del agua potable en esas situaciones de mayor fragilidad de los sistemas de agua de abasto”, sostiene. “Con ello, además podríamos disminuir la morbilidad y los enormes costes sociales y económicos asociados a las gastroenteritis agudas de etiología no bacteriana en niños”.