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Reutilización de agua en Europa: hacia una regulación común

  • Reutilización agua Europa: regulación común

Sobre la Entidad

AEDyR
AEDyR es una Asociación que se crea en 1998 tras el éxito del congreso de IDA celebrado en Madrid, y que pretende agrupar a todas las personas, empresas y colectivos relacionadas con la desalación y la reutilización en España.

La reutilización de agua está a las puertas de una nueva regulación comunitaria. Desde el año 2014 la Comisión Europea viene trabajando para dotar de una regulación común a todos los países miembros, con el objetivo de fomentar su uso de manera segura para la salud y el medio ambiente, a la vez que se contribuye a poner en práctica el impulso de la economía circular.

La reutilización de agua es una realidad en muchos países de Europa, aunque su presencia es  desigual y mucho más intensa en los países del sur de Europa, en los que el estrés hídrico es más evidente. De hecho, sólo seis estados miembro (España, Francia, Italia, Portugal, Grecia y Chipre) cuentan con legislaciones de distinta naturaleza para regular a nivel estatal el reúso del agua.

Esta nueva regulación comunitaria sobre reutilización nace principalmente de una innegable realidad: un tercio del territorio de la Unión Europea sufre escasez de agua y todo apunta a que las crecientes necesidades de la población y el cambio climático harán que la disponibilidad de agua en cantidad y calidad suficientes se convierta en un futuro en Europa, como en el resto del mundo, en un desafío aún mayor. De hecho, todas las previsiones apuntan a que la escasez de agua se extienda a un territorio aún mayor de Europa, especialmente en épocas de sequías que serán cada vez serán más frecuentes, con las consecuencias medioambientales, sociales y económicas que ello traerá consigo.

Bajo esta premisa, mejorar la eficiencia de los recursos hídricos de Europa es una necesidad y por ello la reutilización de agua se presenta como una de las soluciones no convencionales que debe potenciarse.

Además, se espera que la armonización de la regulación sobre reutilización en toda la Unión Europea y el consecuente establecimiento de requisitos mínimos comunes que avalen la calidad de las aguas regeneradas y su control, garantizará unas condiciones equitativas a todos los países y aumentará la confianza en la práctica de la reutilización de agua, impulsando así su uso.

Mejorar la eficiencia de los recursos hídricos de Europa es una necesidad

En concreto las estimaciones oficiales son que esta propuesta podría incrementar el volumen de agua reutilizada hasta los 6.600 millones de m3 anuales en 2025, desde los 1.100 millones actuales. La comisión estima así mismo que si se reutilizase para riego agrícola más del 50% del volumen de agua total procedente de estaciones de tratamiento de aguas residuales (EDAR) en el territorio de la UE, supondría una reducción de más del 5% del estrés hídrico global, evitando la extracción directa de otras fuentes de agua y reservas subterráneas.

¿En qué consiste la propuesta europea de una regulación común a la reutilización de agua?

Desde 2014 la Comisión Europea está trabajando para crear un marco regulatorio comunitario para la reutilización de agua. La Comisión justifica la actuación de la Unión Europea en esta materia argumentando que la gestión del agua y la protección del medio ambiente son temas de su competencia, dado que el 60% de las cuencas hidrográficas de la UE son internacionales y están compartidas entre al menos dos países miembros e incluso de hasta diecinueve, como es el caso particular del Danubio, y que, por lo tanto, las medidas adoptadas individualmente por los Estados en este ámbito no son suficientes.

La Comisión entiende además que la actuación de manera aislada por parte de los países pueda suponer barreras técnicas a la reutilización de aguas y que los costes asociados a su implementación sean más elevados.

Por ello, y como viene siendo habitual en el procedimiento legistativo europeo, en una primera fase se elaboró la base científica para la presentación de una propuesta formal en la que se analizaron además del el marco regulador europeo, las legislaciones de los Estados sobre reutilización de agua junto con sus experiencias en el uso de este recurso hídrico, guías de referencia y reglamentos sobre reutilización de agua a nivel mundial, así como referencias científicas adicionales sobre el tema, y también se llevaron a cabo consultas tanto con los Estados miembros como con expertos, entidades y empresas.

La Comisión justifica la actuación de la Unión Europea en esta materia argumentando que la gestión del agua y la protección del medio ambiente son temas de su competencia

Conviene recordar que hasta ahora no existe a nivel europeo una regulación concreta sobre la reutilización de agua, pero sí se identifica la posibilidad de que se lleve a cabo en dos instrumentos jurídicos comunitarios. Concretamente en la Directiva Marco del Agua (2000/60/CE, DMA), en la que se hace referencia a la reutilización del agua en uno de sus anexos, y en la Directiva sobre el Tratamiento de las Aguas Residuales Urbanas (91/271/CEE) que en su artículo 12 contempla que se pueda llevar a cabo la reutilización de las aguas residuales tratadas.

El nuevo Reglamento se limita al uso agrícola del agua regenerada

Como había anunciado en 2015 la Comisión Europea en su Plan de Acción para la Economía Circular, el 28 de mayo de 2018 presentó una propuesta legislativa que establece los requisitos mínimos para la reutilización del agua para su uso en el riego agrario.

Si bien en un primer momento se barajó la posibilidad de que esta normativa europea sobre reutilización contemplase todos los usos de las aguas regeneradas (agrícola, urbano, medioambiental, recreativo e industrial) la oposición al respecto de algunos de los estados miembros ha llevado a que, de momento, la regulación se centre en el riego agrícola y no incluya otros usos de las aguas regeneradas. En este sentido, no se descarta que en el plazo de cinco años desde la entrada en vigor de la nueva regulación, se evalúe por parte de la Comisión Europea la aplicación de este reglamento a otro usos específicos. De esta forma, y mientras esto ocurra, todos los países podrán permitir el reúso del agua regenerada para otros fines, como los industriales, recreativos, urbanos o medioambientales, como vienen haciendo hasta ahora.

La Comisión argumenta la acotación de la nueva normativa al riego agrícola en que éste es uno de los usos más importantes a los que se destina la extracción de agua dulce en Europa y concretamente en los países del sur y del sudeste de Europa representa alrededor del 60% de las extracciones globales, alcanzando en algunas demarcaciones hidrográficas hasta el 80%. Adicionalmente, el riego agrícola es la mayor aplicación del agua reutilizada en el mundo y en Europa, por lo que la reutilización de agua en la agricultura tiene el mayor potencial de adopción.

Adicionalmente la propuesta justifica la intervención de la UE en la reutilización del agua para el riego agrícola como una manera de prevenir que los distintos requisitos en cada uno de los países afecten negativamente las condiciones de competencia equitativas y creen obstáculos al funcionamiento del mercado interior, especialmente en el caso de los productos agrícolas primarios. Además entiende que los requisitos divergentes entre países, pueden también utilizarse como argumento para restringir la importación de productos alimenticios de los Estados miembros que se sospeche que cuentan con requisitos más bajos.

El riego agrícola es la mayor aplicación del agua reutilizada en el mundo y en Europa

La nueva norma comunitaria define pues concretamente los requisitos mínimos de calidad para la reutilización de las aguas residuales tratadas para todo tipo de riego agrícola, tanto para cultivos alimentarios como no alimentarios; el control de la calidad del agua regenerada; establece las obligaciones para la producción, distribución y almacenamiento del agua regenerada e introduce medidas comunes para la gestión de riesgos.

La propuesta sigue el proceso legislativo ordinario

La propuesta de la Comisión fue aprobada por el Parlamento Europeo el pasado 12 de febrero, con 588 votos a favor, 23 en contra y 66 abstenciones. Y meses después, el 26 de junio, era el Consejo el que presentaba su posición sobre el reglamento. En concreto, los ministros competentes en la materia de todos los países e la Unión Europea alcanzaron en esa fecha el enfoque general que constituye el mandato del Consejo para las futuras negociaciones con el Parlamento Europeo y que darán forma a la regulación definitiva. Se espera que las negociaciones comiencen próximamente, ya que está previsto que lo hagan bajo la Presidencia finlandesa de la UE, que será de julio a diciembre de este año.

Un punto importante es que la nueva norma tiene forma jurídica de Reglamento y no de Directiva europea. La principal diferencia entre ambas normas jurídicas europeas es que, si bien ambas son de alcance general, el reglamento es directamente aplicable y obligatorio, mientras que la directiva dota a los estados miembros de mayor libertad para adaptarla a sus normativas estatales, fijando únicamente unos objetivos y plazos vinculantes.

Por lo tanto, a la espera de que el proceso legislativo avance en su curso ordinario, una vez sea aprobado el Reglamento, todos los estados miembros de la UE deberán adaptarse a la fecha de aplicación que éste marque, adaptando en los casos en los que sea necesario, el uso de la reutilización agrícola a dicho marco.

En el caso concreto de España, que desde 2007 cuenta con una regulación específica para la reutilización de agua a nivel estatal, deberá adaptarlo a los nuevos requisitos engrosados en la norma europea, en lo referente a su apartado de uso para riego agrario.

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