Esperanza Hernández, del Departamento Comercial y Marketing de AEMA, participa en la iniciativa 'Mujeres yAgua' y nos da su visión acerca de la conciliación familiar y el trabajo y el papel de la mujer en el sector del agua.
Pregunta: En primer lugar, nos gustaría conocer en detalle su trayectoria profesional hasta el puesto que ocupa actualmente.
Respuesta: Soy Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria profesional compatibilizándola con los estudios, como asesora contable y de inversiones personales y viví algún tiempo en Inglaterra para mejorar mi inglés.
En el mundo del agua llevo 14 años. Comencé con 23 como apoyo a Dirección General y al Departamento Comercial, pronto llegué a ser Responsable de marketing y coordinadora de ventas y actualmente soy Delegada de la zona sur de España.
Históricamente, se considera que las mujeres están naturalmente más capacitadas para la vida privada y el cuidado de la familia
P.- En el sector del agua persiste una importante brecha de género. ¿A qué cree que se debe este problema?
R.- El sector del agua está muy ligado a la ingeniería y construcción, sectores masculinos por excelencia. Sin embargo, considero que la brecha de género no es un problema exclusivo de este sector, es una extensión a la situación del mercado laboral en general, dado que las desigualdades, independientemente que estén potenciadas en algunos sectores, son sociales.
Es importante mirar atrás y ver el recorrido que nos ha llevado a la situación actual. Históricamente, se considera que las mujeres están naturalmente más capacitadas para la vida privada y el cuidado de la familia. Por ello se quedaban en casa atendiendo a la familia y realizando “sus labores” (trabajo no remunerado). Mientras tanto, los hombres estarían naturalmente más dotados para el mando, el gobierno y la ambición. Llevamos siglos siguiendo esta organización social, y es lógico, que ante la incorporación de la mujer en el mercado laboral nos preguntemos si el modo de vida que estamos llevando actualmente es adecuado.
P.- ¿Cuenta su entidad con programas y/o herramientas que fomenten la igualdad y se encaminen a cerrar dicha brecha?
R.- En AEMA se potencia mucho el trabajo de la mujer en puestos que históricamente han sido ocupados por hombres. Jefas de obra, puestos en el departamento de ingeniería, y la mayoría de puestos de responsabilidad están ocupados por mujeres. Se contrata a la persona según sus cualidades, experiencias y lo que pueda aportar, no en función de su género.
En determinados puestos fomentan la conciliación familiar a través del teletrabajo y la flexibilidad horaria. Estas medidas hacen que quienes puedan disfrutar de ellas se sientan mucho más motivados y por ende, sean más productivos.
Trabajar y tener familia no deberían ser objetivos incompatibles
P.- ¿Qué otras medidas (además de las contempladas por las empresas) serían, en su opinión, efectivas para alcanzar la paridad en el sector del agua?
R.- Educación desde el origen. No imponer roles ni estereotipos a los más pequeños y que puedan decidir con libertar sobre su futuro.
Trabajar y tener familia no deberían ser objetivos incompatibles.
P.- Hablando en primera persona, ¿qué dificultades ha enfrentado a lo largo de su carrera por el hecho de ser mujer?
R.- Nunca quise ver la brecha de género como una realidad. Me he sentido bien trabajando en un departamento en el que predominara el género masculino porque reforzaba mi idea de que esta desigualdad no existía. Sin embargo, el tiempo me ha hecho darme cuenta que las mujeres tienen que trabajar el doble para demostrar lo que a otros ya se da por hecho.
Ser madre ha sido un “encuentro duro con la realidad”. Este ha sido el reto más complicado al que me he enfrentado por el hecho de ser mujer, conciliar la vida laboral y familiar.
Las mujeres tienen una responsabilidad desproporcionada con respecto al trabajo no remunerado de cuidados que prestan a otras personas. Resulta complicado competir en igualdad de condiciones cuando en la mayor parte de las ocasiones somos las mujeres las que tenemos mucha responsabilidad en el hogar, especialmente cuando además de profesionales, somos madres. Según el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) los hombres con hijos con pareja que trabaja dedican 20,8 horas a la semana a realizar actividades de trabajo no remunerado, las mujeres con hijos con pareja que trabaja dedican 37,5 horas semanales a estas actividades. El doble. Los números hablan por sí solos. Cuando estos números sean similares, estaremos realmente cerrando la brecha de géneros.
Ser madre ha sido el reto más complicado al que me he enfrentado por el hecho de ser mujer, conciliar la vida laboral y familiar
P.- ¿Qué otros desafíos cree que es prioritario abordar en el sector?
R.- Este sector es reflejo de todos los demás. Para mí, de forma general, los desafíos más importantes en los que hay que trabajar son muchos… evitar el techo de cristal y la situaciones en las que hombres ganan más ocupando el mismo puesto que una mujer, el reparto del trabajo doméstico no remunerado, promover el espíritu empresarial de las mujeres, evaluar las diferencias existentes en los permisos por motivos familiares (permiso por el nacimiento de un hijo, permiso por cuidados), mejorar la calidad del trabajo a tiempo parcial y la retribución y categoría de los trabajos realizados principalmente por mujeres, así como reducir la infrarrepresentación de éstas en puestos de alto nivel y directivos.
Es cierto que las mujeres preferimos estar con nuestros hijos y por eso lo hacemos, pero en la mayoría de casos, los hombres ni se plantean la posibilidad de conciliar porque “está mal visto”. Hay mucho camino por recorrer. En el momento en el que se vea como una situación normal que el hombre tenga la opción de conciliar, será un paso muy importante y una disminución de la brecha de géneros.
P.- En contraposición, ¿cuáles cree que son los mayores logros alcanzados en el sector?
R.- Considerar el teletrabajo, está facilitando una mejor conciliación de la vida familiar y laboral, y esto debería ser considerado para ambos sexos.
Alcanzar la igualdad de género conduce a un mejor desempeño económico.