El parque fluvial Urumea Berri en Astigarraga recientemente acondicionado ha tenido ocasión de entrar en funcionamiento el 19 de mayo con todas las garantías para defender la trama urbana, recuperando el comportamiento natural del río. El parque de Urumea Berri ha sido acondicionado aguas abajo del puente de Ergobia y ha permitido la eliminación de especies invasoras, así como la revegetación del tramo con especies autóctonas.
Un parque fluvial no es otra cosa que una solución basada en la naturaleza, consistente básicamente en dotar de espacio al cauce para albergar los caudales de las crecidas. Cuando el río fluye con su caudal habitual, sus aguas transcurren por su cauce ordinario; sin embargo, ese cauce resulta insuficiente para contener los caudales más voluminosos de las crecidas y se expande hacia las llanuras de inundación de los ríos.
A pesar de esta constrastada realidad, hasta hace no tantos años, las personas y los usos del suelo seguían acercandose al río, seguían ocupando sus llanuras de inundación y en consecuencia, se requería defender las tramas urbanas con estruturas verticales de contención como canalizaciones, motas, coberturas…prácticamente sobre el cauce.
Desde la entrada en vigor de estrictas normativas más sensibles a la realidad ecosistémica fluvial y en lo sucesivo, la defensa ante las inundaciones pasa ante todo por dejar de ocupar los espacios afectados por las crecidas, en devolver espacio a los ríos allá donde sea posible para su expansión recurrente, y defender los usos consolidados expuestos, de la forma menos agresiva medioambiental y menos gravosa económicamente.
Un parque fluvial es una respuesta a la exposición humana a la recurrencia natural de la crecida basada en esa forma de gestionar la inundación, más atenta al buen estado ecologico del río; que busca acoger los generosos caudales de las crecidas de forma segura para las personas, generar espacios públicos de valor en la trama urbana, e integrar la realidad del río en la misma.
