La segunda entrevista en el ciclo 'Mujeres y Agua: Cerrando la brecha de género' corresponde a Arantxa Mencía Saeta, Directora de Desarrollo de Negocio de Almar Water Solutions. Arantxa participó en el XV Foro iAgua Magazine, además de haber estado presente en varios debates organizados por iAgua.
Pregunta - En primer lugar, nos gustaría conocer en detalle su trayectoria profesional hasta el puesto que ocupa actualmente.
Respuesta - Soy Ingeniera Química por la Universidad de Valladolid. Mi primer trabajo fueron unas prácticas en la depuradora de una cervecera en Madrid; de ahí pasé a Biwater UK como ingeniera de procesos, y fue Biwater quien me dio la posibilidad de saltar al mundo del desarrollo de negocio y las ofertas como responsable de éstas para Latinoamérica y Caribe. En 2005, Abengoa me contrató para llevar el Desarrollo de Negocio en México y Latam. Con mi vuelta a España en 2008 asumí el puesto de Directora Adjunta de DN y en 2010 me convertí en Directora de DN y VP de Abengoa Water. En el nuevo proyecto de Almar Water Solutions mi puesto es Directora de Desarrollo de Negocio de la compañía.
Sin duda la mayor dificultad ha sido el compaginar la maternidad (por duplicado) con mi carrera profesional
P. - En el sector del agua persiste una importante brecha de género. ¿A qué cree que se debe este problema?
R. - Principalmente a que el sector se ha nutrido durante muchos años del mundo de la construcción, un sector muy masculino ya desde la universidad, pues el número de mujeres en ingenierías como Caminos e Industriales ha sido siempre mucho menor que en otras especialidades. Creo que poco a poco la tendencia está cambiando y que las mujeres se están incorporando en mayor medida a éstas y otras ingenierías. Con este problema de base el sector está dominado totalmente por hombres, creando a veces una atmósfera complicada para que podamos hacernos un hueco, y donde aún se ve con bastante reticencia la participación de la mujer en ciertos foros.
P. - ¿Cuenta Almar con programas y/o herramientas que fomenten la igualdad y se encaminen a cerrar dicha brecha?
R. - Nuestra empresa aún es pequeña, pero creo que la base está en la selección de personal. Desde Almar Water Solutions se realiza la selección de los mejores para cada puesto disponible, independientemente del género. En estos momentos el 20 por ciento de la plantilla somos mujeres, un porcentaje que subirá cuando empecemos a crecer. Lo que sí que se promueven son políticas de conciliación, incluyendo un horario flexible para todos los empleados, lo que sin duda favorece que no haya discriminación entre hombres y mujeres.
P. - ¿Qué otras medidas serían, en su opinión, efectivas para alcanzar la paridad en el sector del agua?
R. - Además de revisar los criterios de selección, creo que favorecer la conciliación sería una medida muy positiva, tanto para hombres como para mujeres. En mi opinión ésta es ahora la asignatura pendiente del sector. Por alguna razón, específicamente en el sector del agua se han considerado las medidas de conciliación como un freno para el potencial crecimiento, cuando tendría el efecto contrario. Creo que cuanto mejor se pueda compatibilizar la vida personal con la profesional se consigue mayor rendimiento y aumenta el compromiso con la empresa.
P. - Hablando en primera persona, ¿qué dificultades ha enfrentado a lo largo de su carrera por el hecho de ser mujer?
El sector está dominado totalmente por hombres, creando a veces una atmósfera complicada para que podamos hacernos un hueco
R. - Hay diversas anécdotas relacionadas sobre todo con nuestra actividad en países donde la discriminación a la mujer es a día de hoy un problema latente. Recuerdo cuando en una de mis primeras presentaciones de defensa de oferta, el cliente pensó que yo era la secretaria y me pidió que me quedara fuera; la cara de pánico de mi compañero que creyó que tenía que hacer la defensa en mi nombre fue para no olvidar. Pero al margen de esto, sin duda la mayor dificultad ha sido el compaginar la maternidad (por duplicado) con mi carrera profesional. Afortunadamente en ambas ocasiones he contado con el apoyo incondicional de todo el equipo. Gracias a ellos, no diré que ha sido fácil, pero sí mucho más sencillo de lo que pensaba, y me ha permitido seguir haciendo un trabajo que me apasiona, sin renunciar a algo tan importante como la realización personal.
En general creo que he sido muy afortunada y me he sentido siempre tratada, tanto por los clientes como por los compañeros, de una manera justa, y se ha evaluado mi trabajo independientemente de mi género. Es cierto que a veces la primera impresión es de sorpresa cuando se encuentran a una mujer en un puesto como el mío, pero en la gran mayoría de los casos ésto se olvida rápidamente cuando se empieza a trabajar para ver simplemente a un profesional.
P. - ¿Qué otros desafíos cree que es prioritario abordar en el sector?
R. - Creo que es importante olvidarse de los tópicos y afrontar con normalidad la inclusión de la mujer en el sector del agua a todos los niveles. Tan importante es considerar que una mujer puede dirigir una gran empresa, como que puede estar a pie de obra u operando una planta. Las barreras son solo mentales y, como tal, debemos trabajar todos juntos para derribarlas, empezando por la universidad. Sin duda, como comentaba antes, medidas de conciliación y horarios flexibles para todos los empleados ayudarán enormemente a que no exista diferencia entre géneros para realizar un mismo trabajo.
P. - En contraposición, ¿cuáles cree que son los mayores logros alcanzados en el sector?
R. - Creo que se ha empezado a normalizar el papel de la mujer y que poco a poco nos vamos encontrando muchas más desempeñando todo tipo de funciones. Por supuesto, el hecho de que existan mujeres en puestos directivos envía un mensaje claro de “normalidad”, aunque me temo que aún los esfuerzos y sacrificios de muchas mujeres son mucho mayores que los de sus compañeros para conseguir objetivos similares. Sí hay que reconocer que la normalización de la baja de paternidad, los horarios flexibles y el trabajo en remoto van acortando poco a poco la brecha existente.