Los pobres ya tienen un alto riesgo de sufrir perturbaciones relacionadas con el clima, como por ejemplo la pérdida de cosechas debido a menores precipitaciones, alzas en los precios de los alimentos después de fenómenos meteorológicos extremos y una mayor incidencia de enfermedades tras olas de calor e inundaciones.
Sin un desarrollo rápido, inclusivo e inteligente en relación con el clima y la aplicación de iniciativas para reducir las emisiones que protejan a los pobres, es posible que antes de 2030 haya otros 100 millones de personas en esa situación, en especial en África y Asia meridional.