Los Diálogos del Agua, que se celebrarán en Madrid el próximo 23 de octubre, son espacios de discusión temática que se organizan anualmente con el objetivo de promover el intercambio de conocimiento y experiencias entre América Latina y España, en torno a asuntos de interés para el sector hídrico.
Con motivo de la celebración de esta cuarta edición del evento, hemos entrevistado a Patricia Mejías Moreno. Oficial de Recursos Hídricos de la División de Tierras y Aguas del Programa Estratégico para Reducir la Pobreza de la FAO.
Pregunta - ¿Cuáles son los desafíos hídricos más urgentes en América Latina?
Respuesta - El problema de la escasez de agua es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la población mundial. Se estima que unos dos mil millones de personas, casi un 30% de la población mundial, viven en países afectados por un alto estrés hídrico. Lamentablemente la situación va a agravarse en el futuro debido principalmente al aumento de la población, el desarrollo económico y el cambio climático.
América Latina, a pesar de ser la región con una de las mayores reservas de agua dulce (en torno al 31%), no está libre de este reto. Alrededor de las dos terceras partes de la superficie en América Latina corresponden a zonas áridas y semiáridas, en las que los recursos hídricos disponibles no son suficientes para atender las demandas. Además, las zonas con situaciones de escasez coinciden en muchos casos con las áreas más pobladas de la región y son muy vulnerables al cambio climático. Éste es el caso del Valle Central en Chile, la Región del Cuyo y el Sur en Argentina, la Costa peruana y sudecuatoriana, los valles del Cauca y Magdalena en Colombia, el altiplano boliviano, el Gran Chaco, compartido por Bolivia, Argentina y Paraguay, el Nordeste brasileño y la costa pacífica de Centroamérica.
Casi un 30% de la población mundial vive en países afectados por un alto estrés hídrico
La agricultura y la seguridad alimentaria de muchos países de la región son y serán los más afectados por la escasez de agua y los eventos climáticos extremos. Según las últimas estimaciones del Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de la FAO, la prevalencia de la subalimentación en América Latina y el Caribe aumentó al 6.6% en 2016, es decir 42,5 millones de personas no cuentan con los alimentos necesarios para cubrir sus requerimientos energéticos diarios. Entre los principales factores que han contribuido a este aumento de la inseguridad alimentaria están los relacionados con el clima, en particular las sequías. Por ejemplo, en 2015-2016, la sequía causada por El Niño resultó en pérdidas del 50 -90 % de las cosechas en el Corredor Seco de América central, en especial en El Salvador, Honduras y Guatemala.
P. - ¿Cuáles son los retos de la productividad del sector agrícola en la región?
R. - Según las proyecciones de la FAO, en el año 2050 la producción mundial de alimentos tendrá que aumentar un 50% para hacer frente a la demanda. América Latina es uno de los mayores productores de alimentos. Por otro lado, la agricultura familiar agrupa cerca del 81% de las explotaciones agrícolas en América Latina; provee, a nivel país, entre 27% y 67% del total de la producción alimentaria; ocupa entre el 12% y el 67% de la superficie agropecuaria, y genera entre el 57% y el 77% del empleo agrícola en la Región.
El desafío consiste en aumentar la producción agrícola de manera más sostenible y también de manera más resiliente a la variabilidad climática y los fenómenos meteorológicos extremos, especialmente en el caso de la agricultura familiar de la que depende en gran parte la seguridad alimentaria, la nutrición y la subsistencia de muchos pequeños agricultores y agricultoras.
La mejora y el desarrollo del riego es clave para aumentar y estabilizar la producción agrícola, creando además empleo y mejorando la renta de los agricultores. Según los datos de la FAO (AQUASTAT) la superficie potencial de riego en la región se estima en 86.4 millones de hectáreas de las cuales sólo 17.8 millones de ha están equipadas para riego, es decir una quinta parte del área potencial. Además, el riego se practica sólo en un 11 por ciento de la superficie cultivada en la región, lo que está por debajo del promedio mundial (21 por ciento). Debemos por tanto trabajar en la mejora y el desarrollo sostenible del riego, promoviendo una enfoque integrado que promueva sistemas alimentarios más sostenibles, inclusivos y resilientes que ayuden a erradicar el hambre, la pobreza y abordar los desafíos del cambio climático en la región.
P. - ¿Qué iniciativas tiene FAO en marcha para dar respuesta a estos desafíos y en qué países?
R. - La FAO está apoyando a muchos países de la región a través de diferentes proyectos orientados a apoyar la agricultura familiar y sistemas alimentarios inclusivos, el uso sostenible de los recursos naturales y adaptación al cambio climático. Por ejemplo, el proyecto de Agricultura Resiliente y Gestión Sostenible de los Recursos Naturales en República Dominicana preparado con el apoyo del programa cooperativo entre la FAO y el Banco Mundial, y con un presupuesto de 103 millones de dólares EEUU, tiene como objetivos promover la gestión sostenible de agro-sistemas productivos, mejorar la resiliencia de las infraestructuras de riego y aumentar la calidad y el acceso al suministro de agua potable. En Ecuador, el Proyecto de Modernización Sostenible de la Agricultura Familiar con un presupuesto de 128 millones de dólares EEUU, beneficia a 10,500 familias en 12,500 hectáreas con tecnología de riego incorporada. Además la FAO está apoyando la formulación e implementación de proyectos de inversión en Perú, Uruguay, Brasil, Argentina, Jamaica y Nicaragua, entre otros. Además de proyectos de inversión, la FAO desarrolla estudios estratégicos, enfoques y metodologías, y facilita el diálogo político para mejorar el acceso y la gestión del agua en la agricultura, promoviendo la cooperación y la participación de distintos actores y sectores económicos.
En el año 2050 la producción mundial de alimentos tendrá que aumentar un 50% para hacer frente a la demanda
P. - ¿Qué casos de éxito en este sentido destacaría?
R. - Por ejemplo, estamos muy satisfechos de que el Fondo Verde para el Clima acaba de aprobar el pasado 19 de octubre el proyecto RECLIMA en el Corredor Seco de El Salvador. El proyecto, diseñado conjuntamente por la FAO y el gobierno de El Salvador, cuenta con un presupuesto de 127,7 millones de dólares EEUU provenientes de contribuciones del Fondo Verde para el Clima, del Gobierno de El Salvador y del Fondo de la Iniciativa para las Américas (FIAES) . El proyecto beneficia a 225,000 personas, de las cuales 20,000 pertenecen a comunidades indígenas y en el que cerca del 38 por ciento de los hogares beneficiarios están encabezados por mujeres. Este proyecto es un buen ejemplo de proyecto integrado que busca transformar los sistemas alimentarios para que sean más sostenibles y resilientes al clima, trabajando directamente con los agricultores familiares para mejorar sus prácticas productivas, mejorando su infraestructura básica y sus conocimientos técnicos. Entre las prioridades del proyecto se encuentra la mejora del acceso al agua a través de la captura, almacenamiento y distribución de agua de lluvia.
Un ejemplo exitoso de trabajo normativo es el estudio sobre el potencial de ampliación riego en Argentina desarrollado por la FAO y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina. Este estudio ha servido como base para la preparación de proyectos de inversión para el desarrollo de nuevas áreas de riego bajo esquemas de Asociación Público Privada y propuestas de modernización de riego que posteriormente han sido financiados por distintas Entidades de Financiación como el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo.
P. - ¿Cuál será su papel en los Diálogos del Agua?
R. - Durante los Diálogos del Agua representaré a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en la mesa redonda sobre innovación y productividad del sector agrícola. Durante la mesa redonda tendré la oportunidad de presentar los estudios y experiencias de la FAO en el tema de la gestión del agua sostenible en agricultura en el mundo, y en particular sobre la importancia de promover la innovación en la agricultura familiar para lograr la seguridad alimentaria, una agricultura sostenible y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.