La creación de un mecanismo internacional de pérdidas y daños; la definición de una ruta clara para el cumplimiento de los compromisos de los países en materia de financiamiento climático; y un marco de negociación de un nuevo instrumento legalmente vinculante para todos los países que respete los principios de la Convención sobre Cambio Climático son los tres temas principales para El Salvador en la Cumbre Mundial de Cambio Climático (COP 19) en Varsovia, Polonia. Dicha Cumbre inició el pasado 11 de noviembre y finaliza el 22.
El devastador impacto del tifón Haiyan en Filipinas, confirmó la urgencia de establecer un mecanismo internacional.
El inicio de la Cumbre, estuvo marcado por el devastador impacto del tifón Haiyan en Filipinas, que confirmó la urgencia de establecer un mecanismo internacional que permita hacer frente a las pérdidas y daños por el cambio climático a países en desarrollo altamente vulnerables como Filipinas, El Salvador y otros países de Centroamérica, el Caribe, el Pacífico, Africa y Asia.
Para el Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales Herman Rosa Chávez, quien viaja este fin de semana para participar en el segmento de alto nivel, es imprescindible que se logre crear el mecanismo internacional de pérdidas y daños, en Varsovia dando cumplimiento a la decisión ya adoptada en la cumbre anterior en Doha, Catar en Diciembre 2012.
De acuerdo al Ministro, este mecanismo, por justicia elemental, debe ser respaldado técnica y financieramente por los países desarrollados y contar con:
- Un sistema de seguros por pérdidas y daños ocasionados por eventos extremos asociados al cambio climático;
- Un fondo de compensación para pérdidas irreversibles o irreparables, incluyendo las de carácter no económico;
- Un fondo de rápido desembolso para proteger activos ambientales, productivos y de infraestructura que se encuentren bajo riesgo inminente de pérdida irreversible; y
- Un fondo para rehabilitación de daños o pérdidas de los bienes antes mencionados, que puedan ser objeto de algún grado de reparación o restitución.
Por otra parte, es esencial que los países desarrollados asuman finalmente compromisos firmes y metas de financiamiento climático adecuadas para emprender de manera decidida las urgentes tareas de adaptación en países en desarrollo particularmente vulnerables al cambio climático y para que estos países también puedan aumentar su ambición en lo relativo a la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo así a la mitigación del cambio climático.
Adicionalmente, es necesario asegurar el respeto a los principios de la Convención sobre Cambio Climático particularmente los de equidad y de responsabilidades comunes pero diferenciadas, en la negociación del nuevo marco de compromisos legalmente vinculantes para todos los países de reducción de emisiones para mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados con relación a la época preindustrial. Bajo esos principios, la responsabilidad histórica por la acumulación de los gases actualmente presentes en la atmósfera causantes del calentamiento global observado y que seguirán incidiendo en las próximas décadas recae principalmente sobre los países desarrollados, quienes por lo tanto están obligados a liderar la reducción de emisiones y a proveer apoyo financiero y tecnológico a los países en desarrollo para que puedan transitar hacia economías bajas en emisiones de gases de efecto invernadero. De esta manera, será posible que todos los países en desarrollo, incluyendo El Salvador, podrán contribuir de manera decidida a mitigar el calentamiento global.
¿Por qué son importantes estos temas para el país?
En primer lugar por los impactos económicos y sociales que el país está ya sufriendo producto de los trastornos en el clima que ha provocado el calentamiento global.
En El Salvador cientos de miles de familias cultivando pequeñas parcelas agrícolas, en total dependencia de un régimen de lluvias cuya regularidad es cada vez más incierta ven amenazadas anualmente sus cosechas. Comunidades enteras quedan sepultadas por los aludes y deslizamientos de tierra provocados por las intensas lluvias, miles anualmente abandonan sus bienes y hogares buscando refugio de las inundaciones, cuantiosas inversiones en infraestructura vial y social, básicas para el desarrollo, se pierden por la violencia de las avenidas y ríos desbordados por tormentas y depresiones tropicales que han roto récords históricos, socavando los recursos públicos de lucha contra la pobreza.
Las pérdidas y daños por eventos climáticos extremos en los últimos años en El Salvador han sido tan severas que en el trienio 2009-2011 que en tan solo tres eventos fueron equivalentes al 6% del Producto Interno Bruto anual.
Las pérdidas y daños por eventos climáticos extremos en los últimos años en El Salvador fueron equivalentes al 6% del PIB anual
En segundo lugar, porque las tendencias globales de más largo plazo son alarmantes. Sin acciones decididas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero el aumento de la temperatura promedio de la tierra para finales de siglo podría superar los 4 grados centígrados por encima del promedio en la era preindustrial, lo que para El Salvador se traduciría en aumentos superiores a los 6 grados centígrados.
Este escenario reduciría la disponibilidad hídrica e inviabilizaría los cultivos que son base de la dieta alimentaria de la población del país como el maíz y el frijol y lo mismo se anticipa para otros de importancia económica como el café. Por otra parte, implicará con gran probabilidad, eventos climáticos extremos más severos, destructivos e impredecibles que los hasta hoy experimentados. Además el incremento del nivel del mar implicará pérdidas de territorio y de valiosos ecosistemas en la franja costera.
Aunque la historia de los compromisos asumidos en las cumbres de cambio climático ha estado marcada por incumplimientos de los países desarrollados, salvo algunas excepciones, en este cambio de época se impone la necesidad de acordar lo justo y cumplir lo acordado, recordando que cientos de millones de personas y naciones enteras, especialmente del mundo en desarrollo, están cada día más expuestas a la amenaza del cambio climático, sin haber tenido mayor participación en la generación de este fenómeno.