María Luisa Moreno es la Jefa del área de Hidrología y Cauces de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Hoy participa en nuestra sección 'Mujeres y Agua' compartiendo su punto de vista desde la administración pública, en la que trabaja desde hace más de 20 años.
Pregunta - En primer lugar, nos gustaría conocer en detalle su trayectoria profesional hasta el puesto que ocupa actualmente.
Respuesta - Estudié ingeniería de Caminos, Canales y Puertos en la Escuela Técnica Superior de ICCP de la Universidad Politécnica de Madrid, especialidad Hidráulica, donde la presencia de mujeres en las aulas rondaba por entonces el diez por ciento del alumnado. Tras realizar cortas colaboraciones en gabinetes técnicos de empresas constructoras, participé en un convenio de la fundación Agustín de Bethancourt para trabajar en el laboratorio de Hidráulica del Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX durante casi dos años. En esa etapa cursé las asignaturas del doctorado y oposité con éxito (me doy cuenta lo afortunada que fui) al Cuerpo de Ingenieros de Caminos del Estado. El curso Selectivo de formación de los entonces nuevos funcionarios (éramos 6 mujeres entre los 35 aprobados de 1996) duraba seis meses, tiempo suficiente para aprender, estudiar, hacer prácticas y, lo más importante, cimentar un grupo de buenos compañeros (unos más jóvenes que otros, por tanto algunos ya en fase de disfrute jubilar) que ha permanecido en contacto a lo largo de nuestra ya dilatada experiencia funcionarial.
Mi destino, en Zaragoza, fue la Confederación Hidrográfica del Ebro, Organismo de cuenca al que pertenezco desde hace veintiún años. Realicé el Master de Hidrología general y aplicada del CEDEX, estrechamente relacionado con las tareas profesionales del servicio de aforos y del área de Hidrología en las que he desempeñado mi trayectoria profesional dentro de la Comisaría de Aguas del Ebro todos estos años. Entre las tareas realizadas se incluyen desde la producción de la estadística de caudales o del recurso nival en la cuenca del Ebro, hasta el seguimiento de crecidas, la realización de estudios de inundabilidad y los deslindes del dominio público hidráulico. Los trabajos relacionados con la implantación en la cuenca del Ebro (en el estado español en general) de la Directiva Europea de Inundaciones han constituido un reto y ocupación adicional permanente desde 2007, integrada en el grupo nacional de inundaciones que coordinan la Dirección General del Agua y la Dirección General de Protección Civil; en esta materia, todavía queda mucho trabajo por delante para mejorar la gestión del riesgo de inundación.
La ausencia de mujeres en muchos foros o reuniones técnicas no la he vivido nunca como dificultad, sino como una responsabilidad adicional para ser buena interlocutora
Complementariamente, he disfrutado a lo largo de estos años tanto compartiendo conocimientos de hidrometría e hidrología en diversos cursos nacionales e internacionales presenciales (Iberoamérica con la fundación CEDDET, CEDEX y AECID) y online (con la universidad de Zaragoza para Hispanoamérica y España y CHE-Banco Mundial para Asia), como participando en foros técnicos en España, Francia (Societé Hidrotechnique de France) o en grupos de trabajo europeos relacionados con la hidrología superficial y las inundaciones (grupo europeo de intercambio en avenidas –EXCIFF-, Organización Meteorológica Mundial en la sección regional europea de Hidrología, Sistema Europeo de Alerta en Avenidas -EFAS-, proyecto europeo de construcción de capacidades sociales para las crecidas –CAPFLO-, etc.).
P. - En el sector del agua persiste una importante brecha de género. ¿A qué cree que se debe este problema?
R. - El acceso de las mujeres a carreras técnicas como la ingeniería de Caminos era escaso hace veinticinco años (estoy segura de que los porcentajes frente a los hombres van paulatinamente igualándose), tal vez por la educación social en preferencias según género que desde niños observábamos en los años setenta y ochenta del siglo XX. Era poco común la vocación hacia profesiones técnicas entre las estudiantes y aunque la nota de acceso a las ingenierías no constituía un factor limitante, las carreras más solicitadas por mis compañeras de colegio fueron las de humanidades y las científico-sanitarias. Este déficit numérico tan acusado hace unas décadas se arrastra todavía, evidentemente, en la presencia de la mujer en puestos técnicos en ingeniería del agua que requieran cierta experiencia laboral.
En la Administración, la tarea más difícil (para mujeres y hombres) es aprobar la fase de concurso/oposición, lo que dependerá de los conocimientos y habilidades de las personas candidatas, tras la superación de diversas pruebas evaluables que ofrecen igualdad de oportunidades. Una vez dentro de la Administración, la promoción sólo es posible en función de las plazas que se oferten y los méritos propios, la coyuntura espacio-tiempo es la que propicia las oportunidades. El número de candidatas a puestos administrativos ha sido tradicionalmente mucho mayor que el de mujeres aspirantes para cubrir los perfiles técnicos; esta es una realidad cambiante a medida que las compañeras con estudios científico-técnicos acceden en un número cada vez mayor al mercado laboral y en concreto a las administraciones (donde la capacidad de estudio para conseguir el éxito es como mínimo similar a la de los hombres). De hecho, las jefaturas de área de nuestra Comisaría de Aguas presentan actualmente paridad numérica en cuanto al género y tenemos experiencia de directoras generales del agua, secretarias de estado y ministras de medioambiente. La presencia de la mujer es habitual en cargos relevantes, ya no hablamos de casos aislados, en la Administración del agua; sin embargo, hay que seguir alimentando la base para que se produzca el acceso a todo tipo de puestos y especialmente a los más técnicos ya que en los administrativo/legales las mujeres son mayoría (en el ámbito de este Organismo de cuenca al menos).
En contrapartida, en las habituales relaciones de las Confederaciones Hidrográficas con las Comunidades de Usuarios (regantes en su mayor parte) sí que se pone de manifiesto todavía la menor presencia de mujeres en este ámbito del sector primario. Los relevos generacionales traerán cambios, es de esperar, por las profesionales que se están incorporando cada vez en mayor número a la agricultura.
Las jefaturas de área de nuestra Comisaría de Aguas presentan actualmente paridad numérica en cuanto al género
P. - ¿Cuenta su entidad con programas y/o herramientas que fomenten la igualdad y se encaminen a cerrar dicha brecha?
R. - La Administración Pública aplica con rigor las políticas de conciliación de la vida familiar y laboral que la legislación impone: la reducción o flexibilización de jornada laboral, permisos de maternidad/paternidad, asuntos propios o días sin sueldo, etc., suponen derechos adquiridos de los que hace uso todo el personal y no por ello queda “señalado” profesionalmente.
Las mejoras específicas que se podrían acometer para conseguir igual trato y oportunidades en el ámbito laboral según el objetivo establecido en la Ley de Igualdad, contemplarían el desarrollo de herramientas tales como, por ejemplo, la aplicación de un lenguaje inclusivo no sexista o como la elaboración de estudios de impacto de género asociados a cada proyecto. A medio plazo, sería deseable poder establecer alguna medida de este tipo dotando para ello de medios suficientes a los Servicios de Personal.
P. - ¿Qué otras medidas serían, en su opinión, efectivas para alcanzar la paridad en el sector del agua?
R. - Las medidas principales para conseguir la paridad en el mundo del agua deben establecerse en relación con la educación y divulgación de las materias técnicas de un modo atractivo para la sociedad (y los niños en particular). El mundo del agua es muy diverso y ofrece, por tanto, muchos campos de interés, comenzando con la geografía física y el ciclo natural del agua, pasando por su aprovechamiento, gestión, depuración o reutilización, completándose con los necesarios aspectos legales y de gobernanza. La aproximación a la resolución de problemas y conflictos comienza necesariamente por la fase previa de conocimiento del recurso hídrico (su calidad, cantidad, distribución, etc.), de su demanda y del medio en el que se desarrolla la actividad con sus condicionantes sociales, económicos y ambientales entre otros. Los avances tecnológicos sin duda colaboran en la consecución de objetivos, pero lo esencial es el establecimiento de metas priorizadas y la toma de decisiones en el marco del consenso y la colaboración coordinada.
Las profesiones vinculadas al mundo del agua abarcan una gran variedad de campos de formación: científico, técnico, económico, legal y divulgativo, desarrollados desde ámbitos profesionales tan diferentes como la docencia, la empresa privada, los organismos públicos o la política, con impacto en todos los sectores de la sociedad y de especial relevancia en el primario. En el acceso y consolidación de las mujeres en todos estos campos relacionados con el agua hay que trabajar desde la educación más básica, en la que se tiene que implantar la semilla del interés por el mundo del agua, bien esencial para nuestras vidas, dentro de un desarrollo sostenible. Para mí el agua es una vocación vital, en todas sus facetas, además de una especialidad que me permite desarrollar un servicio público.
La Administración Pública aplica con rigor las políticas de conciliación de la vida familiar y laboral que la legislación impone
P. - Hablando en primera persona, ¿qué dificultades ha enfrentado a lo largo de su carrera por el hecho de ser mujer?
R. - Respecto a mi experiencia en la Administración del Estado, no he observado ningún trato discriminatorio por motivo de género, tanto en las pruebas de acceso como en el desarrollo de la carrera profesional. En los períodos de baja maternal (hoy también paternal), debido a la escasez de personal e imposibilidad de sustitución, se suele producir el necesario reparto de tareas entre los compañeros y consiguiente sobrecarga de trabajo. Esto, en términos relativos, no supone mucho tiempo de la vida laboral de cada persona (no solemos ausentarnos por este motivo más de dos veces…) y acaba reforzando el funcionamiento en equipo y la necesaria capacidad de adaptación a la realidad laboral y social. Lo adecuado, sin embargo, debería ser poder contar con refuerzos de personal en situaciones de ausencia de trabajadoras que por su cualificación y experiencia no pueden ser eficazmente reemplazadas durante su baja maternal dada la rigidez de los actuales procedimientos de sustitución.
Aunque parte de la sociedad pueda mantener viejos prejuicios, la Administración es dinámica y su personal, en la gran mayoría de los casos, mantiene un alto grado de responsabilidad y compromiso. En este aspecto, por experiencia, las mujeres tendemos a sufrir de un modo más personal las consecuencias de momentos laborales de estrés (por ejemplo, presiones ante toma de decisiones o gestión del riesgo) llegando a somatizar estos procesos, lo que acaba influyendo en nuestra vida privada. Aunque esto quizá vaya más ligado a la personalidad de cada cual y al número o grado de experiencias laborales complicadas vividas; pocas cosas hay que el tiempo no cure (aunque sólo sea por olvido).
La ausencia de mujeres en muchos foros o reuniones técnicas en los que he participado, acostumbrada a nuestra presencia minoritaria desde la universidad, no la he vivido nunca como dificultad sino como una responsabilidad adicional para ser buena interlocutora y aprovechar el foco de atención (inevitable por el hecho de mujer, a diferencia de la mayoría de asistentes) para transmitir eficazmente mi mensaje. Por supuesto, esto es una “ventaja” muy relativa.
P. - ¿Qué otros desafíos cree que es prioritario abordar en el sector?
R. - Los desafíos comienzan por la educación y divulgación de la realidad del mundo del agua: su conocimiento, las necesidades socio-ambientales, las actuaciones técnico-legales hasta ahora puestas en marcha y los retos del futuro.
La formación es el valor que potencia tanto las vocaciones profesionales para desarrollar trabajos en el ámbito del agua como la comprensión social de las medidas que se adopten en su gestión.
En el campo de gestión en alta del agua, los Organismos de cuenca de cada río en España necesitan más recursos humanos y técnicos para controlar mediante redes de monitoreo la cantidad y calidad de las aguas superficiales y subterráneas, vigilar el cumplimiento de las condiciones concesionales, de vertido, de los usos del suelo en las zonas de policía inundables, realizar estudios y explotar y construir infraestructuras de regulación de las aguas. La presencia de la mujer en las tareas técnicas de campo todavía dista de ser igualitaria, ¿sería posible potenciar nuestra presencia aprovechando el necesario refuerzo de plantillas?; las oportunidades tendrán que ser aprovechadas por las aspirantes en igualdad de condiciones que sus compañeros, ojalá sean muchas las candidatas… y las plazas ofertadas.
Las mujeres tendemos a sufrir de un modo más personal las consecuencias de momentos laborales de estrés
En lo que respecta a la cultura del río como sistema (recurso) natural complejo y dinámico queda mucho por avanzar en la actual sociedad del utilitarismo y de la escasa aceptación del riesgo. Hay que cambiar la percepción de que existe la posibilidad de evitar fenómenos naturales como las inundaciones (son inevitables y recurrentes) por la estrategia de minorar los efectos negativos de las mismas, actuando tanto sobre su peligrosidad (magnitud) como, especialmente, sobre la exposición y vulnerabilidad de las personas y bienes potencialmente afectados. Numerosos documentos internacionales, incluida la directiva de inundaciones, nos conducen hacia la vía del conocimiento y la adaptación, en un escenario de cambio climático, para una mejor gestión del riesgo a través de un abanico de distintas medidas de prevención (limitación de usos vulnerables en las zonas inundables), protección, preparación (sistemas de alerta temprana) y recuperación. La toma de conciencia y la colaboración activa de la ciudadanía a través de la autoprotección así como la actuación coordinada de diferentes administraciones (local, autonómica y estatal) en materias de protección civil, ordenación del territorio, medioambiente, gestión del agua, etc., son los elementos clave del avance que todavía encalla en la obstinación de la no aceptación de la realidad y por tanto en asumir que es necesaria la adaptación a los fenómenos naturales para mejorar nuestra resiliencia. Divulgación y cooperación administrativa son las claves para transmitir y aplicar el conocimiento a una gestión más eficaz del riesgo.
Formamos parte de la naturaleza, intervenimos en el ciclo natural del agua y estamos obligados a proteger el recurso hídrico adaptándonos a sus variaciones y contaminando menos; se trata de revertir los desequilibrios creados con medidas sostenibles que disminuyan los posibles impactos negativos.
P. - En contraposición, ¿cuáles cree que son los mayores logros alcanzados en el sector?
R. - Afortunadamente, hoy existe mayor conciencia social sobre el agua. La mejora a su acceso, “la democratización del agua”, ha permitido liberar tiempo de las tareas domésticas que ocupaban a muchas mujeres en el pasado. El control de su calidad, tanto para abastecimiento como en la depuración tras su uso urbano o industrial, ha contribuido a disminuir la propagación de enfermedades y la salud en general. El conocimiento de lo limitado y vulnerable del recurso hídrico hace posible que se haya potenciado el ahorro, la depuración, la reutilización y, en definitiva, se hable hoy en día de la economía circular del agua o del ciclo integral del agua en relación con el uso que la sociedad hace de este bien y cómo lo reintegra a la cuenca hidrológica o al mar.
Las normas legales de rango superior entre las que se encuentran las más recientes Directivas Marco del Agua y la de Inundaciones establecen el seguimiento de indicadores para análisis del cumplimiento de objetivos y aseguran un avance, de manera coordinada, en la gestión del agua desde los organismos de cuenca, agencias ambientales y, en general, en todos los estados miembros de la unión europea.