La confirmación de la presencia de mejillón cebra en el embalse de Alarcón es de una extrema gravedad, no solo por el impacto ambiental y socioeconómico que puede implicar esta especie sino también por las circunstancias en las que, según los informes técnicos disponibles, se ha dado lugar a esta situación.
La aparición en 2017 del mejillón cebra en el embalse de Alarcón ha sido coetánea con la detección por primera vez en este enclave de la presencia del siluro, un pez declarado especie exótica invasora en el catálogo nacional y que, por su gran tamaño, concita el interés de determinados pescadores.
Todo apunta a que el traslado de ejemplares de siluro y su pesca desde embarcaciones ha sido el vector de la introducción del mejillón cebra en el embalse conquense. Las larvas del mejillón pueden transportarse fácil e inadvertidamente en el agua de los tanques que portan los siluros o adheridas o en el agua de lastre de embarcaciones, así como en las artes de pesca empleadas para la captura de la especie.
La estrategia nacional para la erradicación del mejillón cebra editada por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) ya alertaba de esta forma de propagación asociada a las malas prácticas en la pesca deportiva del siluro y de otras especies de peces exóticos.
Todo apunta a que el traslado de ejemplares de siluro y su pesca desde embarcaciones ha sido el vector de la introducción del mejillón cebra en el embalse conquense
El impacto que provoca la presencia de estas dos especies es muy alto. A nivel ambiental alteran el ecosistema desplazando a las especies autóctonas, compitiendo por el alimento disponible en el medio acuático. En el caso del siluro, un depredador de gran tamaño, el daño es mayor ya que se alimenta vorazmente de todo tipo de animales acuáticos, peces e incluso de aves y mamíferos.
Todavía más grave es el impacto socioeconómico que generan ambas especies, especialmente el mejillón cebra. Esta especie de bivalvo prolifera masivamente generando colonias que se adhieren a todo tipo de sustratos duros, entre ellos conducciones, canales y compuertas, llegando a bloquear las mismas. Además, como las larvas son de minúsculo tamaño pueden llegar a muchos sitios, transportadas no solo a través del agua corriente sino en cualquier recipiente o calzado que vaya húmedo.
En el caso concreto de la aparición de mejillón cebra en el embalse de Alarcón se da la circunstancia de que esta infraestructura no solo retiene y da salida al agua del Júcar, sino que además es lugar de interconexión del trasvase Tajo-Segura, por lo que sus aguas llegan a la cuenca del Segura y a las del litoral este de Andalucía.
En resumen, el mejillón cebra amenaza ya y de forma grave las infraestructuras hidráulicas que dan de beber a buena parte de la población levantina y que sustentan el regadío desde Almería a Alicante.
Este caso pone de relieve la conexión existente entre la pesca de especies invasoras y los impactos ambientales y socioeconómicos que producen. Y lo hace precisamente ahora que se está discutiendo en el Congreso de los Diputados una reforma de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad que pretende levantar la prohibición vigente para pescar y cazar especies exóticas invasoras, foco precisamente de la problemática que generan muchas de estas especies.
Ante estas circunstancias, es obvio que las administraciones tienen que tomar medidas urgentes tanto para frenar el avance de estas especies exóticas invasoras como para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
Ecologistas en Acción reclama las siguientes acciones:
- Investigación a fondo para conocer las circunstancias en las que se han producido las introducciones de siluro y de mejillón cebra en el embalse de Alarcón y sancionar a los culpables. Según se ha sabido, se dispone de fotografías de pescadores posando en el embalse de Alarcón con siluros en sus manos.
- Intensificar con todos los medios disponibles el plan de choque para evitar la propagación del mejillón cebra en las cuencas del Júcar, Segura y litorales del este de Andalucía.
- Mantener una prohibición tajante y con la debida vigilancia sobre la suelta y la pesca de especies exóticas invasoras como el siluro, así como de las prácticas asociadas a la misma, como el cebado de las aguas para la pesca, el empleo de peces y cangrejos vivos o muertos como cebo y el empleo de embarcaciones de todo tipo.
- Confinar las embarcaciones presentes en Alarcón para evitar la propagación del mejillón.
A juicio de Ecologistas en Acción, aunque la introducción de estas especies es culpa de quien la realizado (con toda probabilidad de pescadores), tanto el MAPAMA como la Confederación Hidrográfica del Júcar y la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural son responsables de la situación dada al no actuar con los medios ni con la contundencia necesaria para evitarlo. También es responsabilidad de las administraciones citadas perseguir a los responsables y tomar medidas para que las plagas no se propaguen y se erradiquen.
Ante hechos como estos resulta evidente que hay que frenar la reforma de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad que pretende indultar las modalidades de pesca y de caza que da lugar a este tipo de situaciones, así como que la MAPAMA y la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha aprueben normativas, entre ellas la orden de pesca de Castilla-La Mancha actualmente en trámite, que prohíban actuaciones como el cebado o el uso de embarcaciones, que solo benefician a los pescadores irresponsables.