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El clima lluvioso de Groenlandia desata eventos de fusión en invierno

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 El clima lluvioso se está volviendo cada vez más común en partes de la capa de hielo de Groenlandia, lo que desencadena eventos de fusión repentinos que se producen ya incluso en invierno.

Este fenómeno se propagará a medida que el clima continúe calentándose, avisa un grupo de investigadores, cuyo trabajo se publica esta semana en la revista científica europea 'The Cryosphere'.

Groenlandia ha estado perdiendo hielo en las últimas décadas debido al calentamiento progresivo. Desde aproximadamente 1990, las temperaturas promedio sobre la capa de hielo han aumentado tanto como 1,8ºC en verano, y hasta 3ºC en invierno. Se cree que la plataforma de 1,7 millones de kilómetros cuadrados está perdiendo alrededor de 270.000 millones de toneladas de hielo cada año.

Durante gran parte de este tiempo, se pensaba que la mayor parte de esto provenía de los icebergs que se desprenden en el océano, pero recientemente ha llegado a predominar la escorrentía directa de agua de deshielo, que representa aproximadamente el 70% de la pérdida. El clima lluvioso, dicen los autores del estudio, se está convirtiendo cada vez más en el disparador de esa escorrentía.

Los científicos combinaron imágenes satelitales con observaciones meteorológicas sobre el terreno de 1979 a 2012 para identificar qué fue lo que provocó el derretimiento en lugares específicos. Los satélites se utilizan para cartografiar la fusión en tiempo real porque sus imágenes pueden distinguir la nieve del agua líquida.

Alrededor de 20 estaciones meteorológicas automáticas repartidas por el hielo ofrecen datos concurrentes sobre temperatura, viento y precipitación. Combinando los dos conjuntos de datos, los investigadores se concentraron en más de 300 eventos en los que encontraron que el desencadenante inicial para la fusión fue el clima que llevó la lluvia.

Un tercio de la escorrentía, iniciada por la lluvia    

"Eso fue una sorpresa", afirma la autora principal del estudio, Marilena Oltmanns, del Centro de Investigación Oceánica GEOMAR de Alemania. Ella dijo que, durante el periodo de estudio, la fusión asociada con la lluvia y sus efectos posteriores se duplicaron durante el verano y se triplicaron en el invierno. La precipitación total sobre la capa de hielo no cambió; lo que sí cambió fue la forma de precipitación. En total, los autores estiman que casi una tercera parte de la escorrentía total que observaron fue iniciada por la lluvia.    

Los satélites se utilizan para cartografiar la fusión en tiempo real porque sus imágenes pueden distinguir la nieve del agua líquida

La fusión puede ser impulsada por un complejo de factores, pero la introducción de agua líquida es una de las más poderosas, apunta el coautor Marco Tedesco, glaciólogo del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia. El aire caliente, por supuesto, puede derretir el hielo directamente, pero no es muy eficiente por sí solo, dice.

Sin embargo, las temperaturas más cálidas pueden producir efectos en cascada. Uno es que hacen más probable que las condiciones atmosféricas pasen el umbral donde las precipitaciones caen como lluvia, no como nieve. El agua líquida transporta una gran cantidad de calor, y cuando penetra en una superficie nevada, derrite la nieve a su alrededor, liberando más energía. Mientras tanto, el aire cálido que traía la lluvia a menudo forma nubes.

Esta combinación de factores produce un pulso de fusión que se alimenta de sí mismo y que dura más que la lluvia, a menudo varios días. Además, los científicos descubrieron que la duración de estos pulsos aumentó a lo largo de las décadas que analizaron, en clima frío de dos días a tres, y en el breve verano, de dos días a cinco.

Hay efectos a largo plazo, dicen los autores del estudio. Creen que parte del agua de deshielo se filtra, pero el resto se vuelve a congelar en su lugar, transformando la nieve normalmente esponjosa y reflectante en o cerca de la superficie en masas de hielo más oscuras y densas. Este hielo absorbe la radiación solar más fácilmente que la nieve, por lo que cuando sale el sol, se derrite más fácilmente, produciendo más agua líquida, que alimenta más fusión, en un círculo vicioso de retroalimentación.    

Esto, subraya Tedesco, ha llevado a más y más fusión temprana en el verano. Y debido a que la superficie se ha endurecido en hielo, gran parte de esa agua de deshielo puede fluir más fácilmente de la capa de hielo hacia el mar. "Si llueve en invierno, eso hace que el hielo sea más vulnerable en el verano --afirma Tedesco--. Estamos empezando a darnos cuenta, hay que mirar todas las estaciones".

Las precipitaciones invernales hasta ahora parecen estar limitadas a las elevaciones más bajas en el sur y suroeste de Groenlandia

Mientras que la lluvia golpea partes cada vez más extensas del hielo en verano, las precipitaciones invernales hasta ahora parecen estar limitadas a las elevaciones más bajas en el sur y suroeste de Groenlandia. Es traída por vientos oceánicos húmedos, relativamente cálidos desde el sur, que algunas comunidades en otras áreas llaman 'neqqajaaq'.

Estos vientos pueden ser cada vez más comunes debido a los cambios inducidos por el clima en la corriente en chorro. La elevación de la capa de hielo aumenta más hacia el interior y, por lo tanto, allí hace más frío y hay más nieve; pero si las temperaturas promedio continúan aumentando como se esperaba, la línea donde baja la humedad a medida que llueve en lugar de nevar se moverá rápidamente hacia adentro, hacia arriba y hacia el norte. "El hielo debería estar ganando masa en el invierno cuando nieva, pero una parte creciente de la obtención de masa de la precipitación se pierde por derretimiento", explica Oltmanns.    

Groenlandia no es el único lugar en el extremo norte afectado por el aumento de la lluvia. En los últimos años, las lluvias anómalas de invierno golpearon la tundra del norte de Canadá, luego se volvieron a congelar sobre la superficie, sellando las plantas de las que los caribúes y los bueyes almizcleros normalmente se alimentan a través de la nieve suelta; en algunos años, esto ha diezmado los rebaños. Y un estudio recién publicado en Fairbanks, Alaska, muestra que las crecientes lluvias de primavera se filtran a través del permafrost, lo descongelan y liberan grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero altamente eficiente.

Entre 1993 y 2014, el aumento global del nivel del mar se aceleró de aproximadamente 2,2 milímetros al año a 3,3 milímetros, y se cree que gran parte de esa aceleración se debe a la fusión en Groenlandia. Las proyecciones de subida del nivel del mar para finales de este siglo generalmente varían de dos a cuatro pies, pero la mayoría de las proyecciones aún no tienen en cuenta lo que puede pasar con el hielo en Groenlandia, ni con la masa mucho mayor en la Antártida, debido a que la comprensión de la física todavía no está lo suficientemente avanzada.

Redacción iAgua

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