Al menos diez personas han muerto en las últimas dos semanas a causa de un brote de diarrea aguda en la región etíope de Tigray (norte), una situación que las autoridades han achacado al consumo de agua bendita contaminada en algunos monasterios de la región.
Según las informaciones recogidas por la cadena de televisión británica BBC, más de 1.200 personas han contraído la enfermedad, muchos de los cuales están siendo atendidos en el hospital principal de la capital regional, Mejelle.
Las autoridades han apuntado como causas a la ingesta de agua no potable y la escasa cultura de la higiene, al tiempo que han concretado que la fuente del brote sería el agua bendita de varios monasterios, que habría sido obtenida de ríos de la zona.
Así, y a pesar de que las interferencias en los asuntos religiosos del país son un asunto delicado en el país africano, las autoridades están trabajando con líderes religiosos para que suspendan temporalmente el uso del agua sagrada.
Por último, han recalcado que la enfermedad está bajo control, si bien han reconocido que son necesarios más esfuerzos para contener su transmisión y lograr que no se registren nuevos casos.