Al menos siete personas han muerto y 3.000 se encuentran sin hogar por unas inundaciones que han arrasado la ciudad iraquí de Shirqat, en la provincia de Saladino, en el norte del país, de por sí asolada por una campaña militar contra las milicias de Estado Islámico.
Estas inundaciones se han caracterizado por su imprevisibilidad, fruto como son de las inesperadas lluvias torrenciales de los últimos días en el norte del país, una región marcada por los combates contra los yihadistas y el desafecto generalizado del Gobierno central de Bagdad.
Sin ir más lejos, esta misma semana un ataque de las fuerzas de seguridad iraquíes acabó con las vidas de diez milicianos de Estado Islámico, y destruyó dos escondites y tres túneles subterráneos de la organización terrorista cerca de la aldea de Kanous.
Las lluvias han incrementado, de hecho, la presión sobre el nuevo Gobierno de Irak, que se ha comprometido a realizar un esfuerzo económico para mejorar las infraestructuras de la provincia de Saladino.
A tal punto han crecido las aguas que la población ha tenido que escapar en pequeños botes improvisados de sus hogares inundados, según las imágenes captadas por Iraqi News. "Unas 3.000 personas están sin casa", ha ratificado el alcalde de Shirqat, Alí Dodá, que ha pedido a la capital de la provincia, Tikrit, el envío inmediato de helicópteros de rescate.