Vicente Andreu es el actual Presidente de la Agencia Nacional de Aguas de Brasil.
Con motivo de la celebración de los III Diálogos del Agua América Latina - España, en iAgua le hemos entrevistado.
Pregunta - ¿Cuáles identifica como los mayores retos hídricos a los que se enfrenta América Latina?
Respuesta - En general existen grandes desafíos para el suministro de agua a la población y para la producción económica en América Latina. A eso se suma la ausencia del saneamiento adecuado, generando grandes problemas de calidad de agua. El incremento del uso en el riego contribuye con la existencia de conflictos con el suministro urbano. Por último, solamente para destacar tres de los aspectos, el uso hidroeléctrico sigue teniendo preponderancia sobre otros usos, generando conflictos con el uso urbano y el riego.
P. - En su país, Brasil, existe un desequilibrio entre la cantidad de agua y la disponibilidad de la misma. ¿A qué se debe este problema y cuáles son sus posibles soluciones?
R. - Creo que se trata de la disponibilidad natural y la demanda local. Siendo así, la región Amazónica tiene cerca de 70% de la disponibilidad y ahí vive 7% de la población. Por otra parte, en la región noreste vive 25% de la población y la disponibilidad es de solamente 4%. Teniendo en cuenta esta heterogeneidad, es necesario considerar múltiples alternativas. En general, son combinaciones entre la reducción del consumo, aumento del tratamiento de vertimientos, nuevos criterios de operación de embalses hidroeléctricos y una mejor articulación para atender a las demanda ambientales. Todo esto frente al cambio climático que sigue produciendo eventos de gran impacto en Brasil.
P. - Siendo aún más concretos, ¿cuáles son los retos identificados para la implementación de políticas públicas en el sector agua en Brasil?
R. - Brasil hace una distinción entre agua y saneamiento. Para nosotros, agua es agua bruta. Dicho de esta manera, el principal problema de las políticas públicas es el necesario fortalecimiento de la agenda del agua ante los sectores usuarios. Como ejemplo, el sector de agricultura y riego tiene más poder político y económico que la gestión y la infraestrutura para garantizarlo adecuadamente. El sector hidroeléctrico casi siempre determina las condiciones de operación de la cuenca. Los intereses de los servicios de agua determinan la expansión del consumo y de las pérdidas de calidad, sin contrapartidas para el uso sostenible y el mejoramiento de la calidad del agua.
P. - ¿Por qué cree que es importante el debate sobre este tema?
R. - La garantía del crecimiento económico, del desarrollo social y de la sostenibilidad ambiental tienen el agua como elemento crítico.
P. - ¿Cuáles son los mayores logros alcanzados por Brasil en este sentido?
R. - La institucionalidad del sector de aguas avanzó con la elaboración de planes de cuencas hídricas nacionales y provinciales, con la ampliación de la participación social con el funcionamiento de más de 200 comités de cuencas y la creación de órganos reguladores en el nivel federal y provincial. Hay también avances en la calidad de los servicios de agua (mismo que el problema sea aún muy grave), las sequías están generando condiciones para el cambio en las prioridades de operación de los embalses hidroeléctricos, cambiando así la visión de seguridad hidroeléctrica para el de la seguridad hídrica. También la cuestión ambiental sigue fortaleciéndose en la opinión pública.
P. - Finalmente, ¿cuál será su papel en los Diálogos del Agua?
R. - Quiero apuntar hacia dos aspectos críticos dentro de este universo de situaciones: la transición de la operación de los embalses hacia el objetivo de seguridad hídrica y como tener respuestas para el complejo tema de la sostenibilidad ambiental frente a la necesidad de la seguridad hídrica, que muchas veces presentan contradicciones.