A principios de octubre, los embalses de las cuencas internas están al 55% de su capacidad, notando las consecuencias de un verano caluroso, seco y con un aumento de todas las demandas típicas para la época. Aunque el nivel de las reservas está ligeramente por encima de los volúmenes registrados hace un año, actualmente estamos muy alejados de las medias registradas en los últimos 5 y 10 años.
Los embalses de las cuencas internas están ligeramente por encima respecto a las mismas fechas del año pasado pero por debajo de la media de los últimos 10 años
Aunque las demandas están garantizadas por lo que queda de año y principios del próximo, y que se espera incrementar las reservas de agua de los embalses a lo largo del otoño y la primavera, desde la Agencia Catalana del Agua se ha empezado a trabajar de manera preventiva para optimizar al máximo los recursos hídricos disponibles en nuestros ríos y acuíferos.
La desalinizadora del Llobregat, la más grande que hay activa en Cataluña y con capacidad para producir hasta 60 hm3/año, ha incrementado su producción en las últimas semanas, con el objetivo de aportar más agua y contribuir a ralentizar la reducción de reservas en los embalses. La planta del Llobregat, que habitualmente funciona al mínimo de su capacidad, está produciendo al 30% de su capacidad. En caso de prolongarse la falta de lluvias y de aportaciones a los embalses, la desalinizadora incrementaría más su producción.
En cuanto a la desalinizadora del Tordera, con capacidad para producir 20 hm3/año, esta está funcionando al 25%, con el objetivo de garantizar las demandas en el norte del Maresme y sur de la Selva, evitando el incremento de extracciones en una reserva estratégica como el acuífero del Tordera.
El ahorro y la gestión de los recursos
Además de recurrir a nuevas tecnologías como la desalinización, también se está trabajando en fomentar el ahorro de agua. Actualmente, aún se mantienen unos hábitos sostenibles en cuanto al consumo de agua, con ahorros globales en las cuencas internas que oscilan alrededor del 10%. Esta cifra, sin embargo, queda alejada del ahorro logrado durante los peores momentos de la sequía de 2007-2008, con reducciones del consumo cercanos al 21% respecto a la demanda de referencia.
También desde la Agencia Catalana del Agua se está haciendo una gestión flexible y sostenible de los recursos disponibles, equilibrando los volúmenes de agua entre sistemas, como es el caso del Ter y el Llobregat o la gestión combinada del agua superficial y subterránea, aplicando medidas de optimización de recurso.
El ahorro, la gestión eficiente de los recursos, la desalinización y el agua regenerada se erigen como las principales soluciones a la falta de lluvias
El agua nueva
También en este contexto se continúa trabajando en la aportación de nueva agua en el área metropolitana de Barcelona, empleando agua regenerada para el tramo final del Llobregat, un recurso que permitirá incrementar el caudal del río y disponer así de más agua para ser posteriormente potabilizada. Aunque esta medida se podría llevar a cabo cuando los embalses estén al 25% de su capacidad, se está trabajando para poder recurrir a esta solución en otros escenarios.
Un verano muy seco
Las causas de este descenso de reservas se deben a un verano muy seco, con una ausencia total de precipitaciones en las cabeceras de los ríos. Esto ha provocado, por ejemplo, que la cabecera del río Ter (a la altura de Ripoll), el río lleve el caudal de agua más bajo en los últimos 30 años. Esto se debe a la falta de lluvias y al incremento de necesidad de agua del bosque, ya que el río en este punto no está regulado ni dispone de tomas ni infraestructuras de regulación que puedan alterar su régimen normal.
También las cuencas de los ríos Siurana y Riudecanyes están en una situación delicada, con los embalses al 13 y el 23%, respectivamente, a raíz de un año hidrológico muy seco, sobre todo en esta parte del país, con lluvias que no han servido para recargar de manera significativa estos dos reservorios.
Los municipios que están conectados a grandes redes supramunicipales (ATLL, Consorcio de la Costa Brava, CAT) tienen garantizado el abastecimiento para un periodo medio. En cambio, localidades que dependen de captaciones singulares como pozos, pueden tener problemas de suministro en caso de agotarse sus reservas. La ACA, para resolver estos déficits, ha emprendido diversas líneas de ayudas entre 2016 y 2018 por valor de 35 millones de euros, con el objetivo de financiar actuaciones de los ayuntamientos para incrementar la disponibilidad de agua. Además, también hay ayudas para aquellos municipios que han tenido que recurrir al suministro de agua mediante camiones cisterna.