El próximo miércoles 25 de octubre, el Círculo de Bellas Artes acogerá la séptima edición del Foro de la Economía del Agua. En este caso, el evento estará centrado en la sequía que se extiende por España y sus consecuencias en un momento crítico en el que se está intentando abordar un Pacto Nacional del Agua.
En un segundo bloque, los expertos Joaquim Oliveira (OCDE), José Carrera (CAF) y Lucie Pia Pluschke (FAO) abordarán "La gestión del agua como elemento crucial en la adaptación al cambio climático de las ciudades".
En torno a 2050, se estima que el 70% de la población (86% para países de la OCDE) vivirá en áreas urbanas. Si bien cabe esperar que la demanda de agua en esas economías más avanzadas disminuya levemente en promedio, no es menos cierto que se prevé que, mundialmente, la demanda de agua para la generación eléctrica crezca un 140%, para la industria un 400% y para usos domésticos un 130%, fundamentalmente como resultado de las pautas de desarrollo de los BRICs y otras economías emergentes.
De la mano de un experto en desarrollo regional y urbano de la OCDE (Joaquim Oliveira), una experta internacional en el nexo agua-energía-seguridad alimentaria (Lucie Pia Pluschke, de FAO) y un máximo representante de un organismo multilateral que está jugando un papel destacado en la garantía de seguridad hídrica en América Latina (José Carrera, de CAF), exploraremos los desafíos que se plantean en las ciudades y la necesidad de coordinación de políticas sectoriales para escapar de una lógica restringida: aquella que nos lleva a pensar que los desafíos del ciclo urbano del agua se resuelven únicamente en las ciudades.
Oliveira, Pluschke y Carrera, desde puntos de partida muy diferentes pero convergentes, analizarán diferentes dimensiones de la adaptación al cambio climático en las ciudades desde la óptica de la gestión del agua. Además del cambio demográfico esperado para 2050, entonces un 40% de la población estará sometido a estrés hídrico: es decir, tendrá una dificultad patente para satisfacer sus necesidades de diferente tipo a partir de la disponibilidad a medio y largo plazo de recursos renovables de agua (el agua dulce es sólo el 2,5% del total del agua del planeta y buena parte de la misma está afectada por problemas de calidad). Hay de hecho proyecciones que sostiene que ese 40% podría alcanzarse ya en 2030.