Las ciudades de agua representan hoy un escenario privilegiado para la activación de importantes procesos de regeneración urbana. Estas dinámicas, a partir de las intervenciones sobre las riveras, las zonas portuarias en desuso o los muelles, tienen el objetivo, no sólo de revitalizar partes degradadas o abandonadas de la trama urbana, sino también de redimir ese vínculo ancestral y fundamental entre la ciudad y el agua.
El paisaje acuático ―siendo ríos, mares, lagos, lagunas o humedales― abraza el tejido urbano con la fragilidad de su equilibrio y, al mismo tiempo, lo califica y lo enriquece con un encanto único. Si a estas cuestiones generales añadimos los temas y características de una ciudad del África sub-sahariana, que nació como una colonia francesa y ahora está en busca de su lugar en el contexto internacional, el perfil de Saint-Louis du Sénégal salta a la vista, en palabras de Elena Dorato (Melgarejo et al., 2016). Rica en historia y cultura, surgida desde el delta del río Senegal, esta ciudad-archipiélago ha perdido su relación vital con el agua, defendiéndose de tal elemento y excluyéndolo de las actividades de la vida cotidiana. En la imagen de portada, se puede observar la isla colonial de Ndar y sus antiguos depósitos de agua.
La Región de Saint-Louis se encuentra al norte de la República de Senegal, con el río Senegal, ejerciendo de frontera natural con Mauritania y, parcialmente, con Mali.
La Región de Saint-Louis se identifica con su río, no sólo por ser una tierra marginal (históricamente), sino también por vivir al ritmo de su estacionalidad: disfrutando de la fertilidad de su suelo, así como padeciendo, sin embargo, sus calamidades. Por ello, Saint-Louis podría ser descrita como un "territorio anfibio": el escenario de una batalla sin fin entre el agua y la tierra seca, que presencia cíclicamente un elemento prevalecer sobre el otro.
El río Senegal es el principal de todo el país; se extiende a lo largo de 1.790 kilómetros y sus torrentes, paralelos al océano, forman en su parte terminal, el denominado Langue de Barbarie. Se trata de un estuario obstruido, constituyendo la característica más peculiar del río, creando una amplia cuenca, similar a una laguna, donde el agua salada del océano y el agua dulce se encuentran y entremezclan, resultando además una característica extraña que destaca en el paisaje cual oasis en el desierto. En la siguiente imagen se puede ver la ribera caótica de Langue de Barbarie durante el atardecer: las piraguas de los pescadores navegan con banderas extrajeras.
A pesar de las transformaciones de sus condiciones geopolíticas, esta ciudad de la UNESCO podría volver a desempeñar su función de capital regional capaz de soportar un proceso de desarrollo sostenible basado principalmente en:
- Potenciar las políticas ambientales capaces de preservar y valorar los extraordinarios paisajes locales.
- Subsidiar nuevas formas de turismo cultural y natural.
- Racionalizar el uso de los recursos del suelo (agricultura y producción de alimentos), así como las actividades pesqueras.
- Potenciar el papel de la ciudad como centro cultural, aprovechando la presencia de una importante institución universitaria.
El río como elemento natural en un entorno urbano ―tanto como recurso funcional y material, así como elemento estético e inmaterial― podría representar el factor clave en esas estrategias interconectadas, mientras el equilibrio entre ellas mismas constituye el principal desafío para un desarrollo urbano sostenible y dinámico.
El uso más inmediato que podría otorgarse al río es el acorde con un plan para el desarrollo de una red de transporte público urbano, puesto que representa una superficie ideal capaz de unir diferentes partes de la ciudad en lugar de segregarlas: se trata del proyecto denominado RésEAU, aprovechando el juego de palabras en francés, consistente en: una línea de evacuación de los residuos sólidos, una línea turística para la conexión de los principales lugares de interés de la zona y tres líneas para la circulación urbana normal. Las principales acciones clave que se pretende conseguir con este sistema gradualmente son:
- 1) Conectar los núcleos urbanos existentes.
- 2) Descongestionar el caótico tráfico de las carreteras.
- 3) Redescubrir la historia del río, su historia y su importancia.
Un esbozo de cómo quedaría este proyecto una vez implementado se aprecia en la siguiente imagen:
Artículo realizado por Patricia Fernández Aracil, Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos (Máster en Economía Aplicada), investigadora predoctoral del Instituto Universitario del Agua y de las Ciencias Ambientales (IUACA)
Referencias
- Melgarejo, J., Martí, P. y Molina, A. (2016): Agua, Arquitectura y Paisaje en Europa. Publicaciones de la Universidad de Alicante: San Vicente del Raspeig.