La Xunta intenta vender como "un referente de restauración ambiental y un claro ejemplo de éxito" el lago artificial de la mina de Meirama utilizando de manera interesada el Día Internacional de la Diversidad Biológica (22 de mayo) para disfrazar la propuesta como ambientalmente sostenible cuando se trata de un proyecto que en el fondo no encierra razones de interés público, sino privadas, por el plan de trasvase de agua desde Meirama hasta Cecebre con una central hidroeléctrica de 500 kw de por medio, en una suerte de 'pelotazo hidráulico'.
Desde la Consellería de Medio Ambiente se habla de las "potencialidades" que ofrece este lago, como "la mejora de los servicios que se le prestan a los habitantes del área metropolitana de A Coruña, al blindarse el abastecimiento y el servicio a una de las mayores concentraciones urbanas de Galicia, ya que se duplica la capacidad del embalse de Cecebre", en referencia al área metropolitana de A Coruña.
No obstante, y tal como señaló la organización ecologista ADEGA en su momento "la verdadera razón de ser de este delirante proyecto es producir kilovatios camuflando el proyecto como una infraestructura de suministro", conectando la balsa minera de Meirama con el Lugar de Interés Comunitario (LIC) Río Barcés utilizándolo como "sumidero".
Al igual que ADEGA, Salvemos Cabana duda de la calidad de las aguas para suministro a la población por el tipo de sustrato rocoso donde está embalsada, con importante presencia de sulfuros metálicos, lo que posiblemente origine altos niveles de acidez y metales pesados además de una baja concentración de oxígeno, parte de las afectaciones que esto pueda suponer a la Red Natura 2000.
Tal y como se hizo en el lago minero de As Pontes, la Xunta apoya un proyecto en el que el mayor beneficio no va a la ciudadanía, que contribuirá a financiar las obras con dinero público, sino a las cuentas de resultados de eléctricas como Gas Natural Fenosa.
